No es como si esperará qué fuera fácil solucionar este problema, pero con todo lo que pude imaginar no pensé que buscar a amity blight fuese el problema, ¿donde podría haberse metido? No es que fuera muy grande, ni tampoco habían empezado las clases ¿siquiera alguien debía estar despierto?
Baje las escaleras pero un molesto eco no dejaba el lugar, música. Eso era ¿cuantas eran las posibilidades de que la pequeña chica de mi hija estuviera ahí? En un lugar lleno de adolescentes sin causa podía ser cualquiera ¿no?
Abrí la puerta de la iglesia, cinco adolescentes, la peli rosa del auto, boscha. Sus dos amigas como quieran qué sean sus nombres, en una de las largas bancas acostadas unas sobre otras, di un paso para inspeccionar más y tropecé medianamente con una botella, era ¿ron?
El lugar olía a alcohólico, a borrachera pasada, y mi vista se dirigió al suelo, dos más, la niña mora, ¿briela? ¿Briana? No era importante ahora, era amity quien estaba a su lado, durmiendo abrazada a su amiga, con un color de pelo diferente y sobre ella una botella de vodka casi vacía
—mierda.—ahora nadie me salvaría de superiora metiendo sus narices en esto. Al menos tenía que hacer que valiera la pena.
Fui hasta la cocina, aún sin nadie quien trabajará ni alumnas qué comieran, tan solo silencio, ya no sería así en unos breves minutos, tome la olla más pesada qué encontré, mi bastón y yo hicimos un pequeño concierto en aquella iglesia dónde las chicas empezaron a retorcerse entre sus sueños
—¡arriba pequeñas bastardas! esto es lo que le pasa a las irresponsables—una por una despertaban con la misma sensación cubriendo sus oídos al ruido y rogando por calma
—¡deja de hacer eso! —grito la peli rosa
—¿que niña? ¿Esto? —golpee con más fuerza la olla, vi a blight y a su amiga levantarse del suelo, blight pareció solo poder reclamar a la de su lado el haber babeado su pelo — ustedes tres aquí sentadas, tu igual niña mora, ¡blight parate de ahí de una vez! —
Con fastidio arrastrando su paso cuatro de ellas se acercaban a mi, la quinta por el contrario la qué más me interesaba en este preciso momento tenía una sonrisa estúpida en el rostro, como si nada de lo que pudiera proseguir le importará o en su defecto afectará su propia visión, no. Blight estaba en su mundo
—¿Qué hora es? —preguntó la niña mora, me hizo sacar mi vista de blight y posarla en mi reloj
—cuatro y diez de la mañana—sus caras cansadas y de malcriadas me sacaban de casillas, era demasiado temprano para aguantarme a las niñas encaprichadas de papá —¿muy temprano princesas? ¿Pues adivinen qué? ¡Me importa un Carajo! —las cinco cubrieron sus orejas ante el grito, sonreí gracias a el efecto causado en ellas, ronde la iglesia era un asco.
Cada una parecía tener un trago predilecto, y aquellas bebidas solo podían sacarlas del pueblo 'oh dama búho te metiste en una grande con superiora' pensé, las pequeñas malcriadas me meterían en problemas, y esto se haría más grande si dejaba que pasará, el estéreo molestaba mis orejas y de un solo bastonazo dejo de sonar dando por fin paz a mi cabeza
—quiero que me digan de quien fue la idea, y les prometo por mi bien más que por el suyo que solo yo tomaré cartas en el asunto. —
.Mi cabeza retumbaba, el dolor era agudo, tan molestó como puede imaginarse, mi garganta estaba seca y aun sentía mis piernas débiles, la madre de luz, eda, frente a nosotras nos miraba con decepción frunciendo el entre cejo mientras parecía estimular su calma golpeando el suelo con su bastón
—¡ustedes cinco deberían estar avergonzadas, esto es un sacrilegio!—sabía que el hablar fuerte nos mataba, sabía que era el punto más agudo donde podía tocar
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En Casa Santa
FanfictionAmity es una chica no muy buena, desde los catorce es un dolor de culo para su madre, casualmente decide enviarla a un internado religioso. Lo que no sabía es que hasta en casa santa el diablo juega sucio, y qué hasta el más santo cae en pecado, cae...