sufrimiento, erotismo y papeleo

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Se me enseñó que el sufrimiento nos acerca más a Dios, porque es su camino para nosotros, porque entre más sufres más te tiene presente, porque si sufres te aferras a él, si me hace sufrir me ama, hoy no entiendo porque sufrí tanto por su amor, me volví egoísta, llena de irá, de gula, de soberbia, soy todo lo que detesta, lo que conviene menos al caso, no me disgusta para nada

Vivía con miedo de vivir porque el sufrir me aferra algo que pensaba tener, para mis suerte humana y mi desgracia espiritual cai en pecado, y no haré ni nunca hice nada para frenarlo, el goze después del sufrimiento es la perdición misma, por suerte o por desgracia Dios hizo el pecado de la forma más bella posible, en forma de mujer.

Por esa mujer soy hipócrita, besando una cruz por la que no siento nada, fingiendo que pienso en él cuando mi mente tan solo viaja a la maravilla que hicimos ayer,  lo que podemos hacer mañana, lo que haremos hoy, el día que muera no me arrepentire ante el juzgado, es más viviré gozando el recuerdo en el infierno Y cuando sufra mi castigo me aferrare a él para amortiguarlo, sin una pizca de arrepentimiento, tal vez besando a mi debilidad, a mi nueva adoración mi nuevo ídolo, sufriendo juntas nuestro gozó.

Pero aunque mi valentía justo ahora era protagonista, sabía que el miedo que infundia en mi podía ser más fuerte, muchas veces creo no  ser capaz de creer en un castigo eterno, pero cuando lo miro fijamente, siento en su presencia aquella omnipotencia de la que todos hablan, y mi valentía suele desaparecer por momentos.

—¡bu!—amity toco fuertemente mis hombros mientras estaba arrodillada, haciendome saltar del susto—¿Que haces? El no borrará lo que hiciste anoche ¿Sabes?—para mi suerte Amity se había levantado tan graciosa como siempre

Nótese el sarcasmo—me asustaste,y no solo sería raro que no lo hiciera¿No crees?—

Amity sonrío de oreja a oreja arrodillándose junto a mí—cierto, el decrépito fue muy feliz al ir a contarte que ya había arreglado este lugar, te convertiste en una mentirosa.—

—en parte es tu culpa.—

Amity asintió como si estuviera convencida de ello—¿Como te sientes?—pregunto, me quedé callada un segundo no porque dudará que me sientiera fantástica solo quería saber su opinión primero—pues yo me siento increíble, no te tenía fe y aún así solucionaste las cosas de una manera super sexy—

—¿no me tenías fé?—

Amity asintió como si fuera obvio—crei que no te gustaba de ese modo, me sentí un poco insegura por eso no te hablé mucho, no pensé que fueras a tomar la iniciativa.—sonrio como niña pequeña, envuelta en felicidad —pero, estás evadiendo mi pregunta ¿Como te sientes?—

—como si me hubiera tocado por primera vez—amity río, no estaba bromeando, era enserio nunca en mi vida lo había hecho

De pronto dejo de sonreír—¿Hablas enserio?—asenti—luz ¿Qué? ¿Tu nunca te habías...?—negue antes de que terminará la frase—wow, gracias por compartirlo conmigo—

Sonrei, a pesar de todo era dulce—cuando quieras—no sé de dónde venía la valentía solo mi boca soltaba cosas que mi cerebro no se paraba pensar

Amity se sonrojo no lo suficiente para decir que es tímida, bueno Amity y tímida no va en la misma frase a no ser que sea "Amity no es tímida" esa si es perfecta para ella.

—tengo unas ganas estúpidas de besarte ahora mismo.—susurro

—para nuestra desgracia tenemos las iglesias totalmente prohibidas ¿Recuerdas?—

—mas de lo que debería—

¿Un beso no mataría a nadie o sí? Sin que ella se lo esperará, tomé de rehén sus labios, y aunque le beso no tuvo mucha profundidad pude encargarme de aprisionar sus labios en mis dientes antes de separarme, y nos miramos a los ojos con esa intensidad que tanto me hacía débil, el deseo presente de todos lo días

En Casa SantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora