la soberbia de icaro

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Disfruten pecadores....

Encantando de mi imaginación mientras me consumo en miseria, ese sería mi único estado  de cuenta emocional, y a pesar de gozar eternamente de mi pecadora cabeza el estrés de responsabilidad mataba cualquier fantasía, se colaba en mis pensamientos inundando cada placentero momento con amargura

—debes tenerlo en una semana , y no avanzas luz ¿que planeas hacer? —siempre mi martirio perpetuo, la maldita sacerdotes

—por Dios, madre te dije que lo tendría listo, confía en eso—resone mis voz con amargura mientras hacía una mueca

—llevas dos páginas, luz, por favor —

—¿¡y que quieres que haga!? Tengo mis responsabilidades, y no puedo hacer nada si estas aquí molestando—me tense en mi silla esperando su respuesta desesperada, al contrario recibí una demasiado calmada

—tal vez esto es demasiado para ti—

No lo decía de puritana, era lo mismo que hacía siempre tiraba despreció y odio disfrazado de desilusión

—al contrario, es muy poco. —

—¿disculpa? —preguntó

—es muy poco, ¿cuando viviré? Siempre estoy encerrada nunca puedo hacer nada, hago todo lo que me dices, nunca recibo nada a cambio—

—así es la fé, tienes lo suficiente, un techo, comida y sobre todo lo demás a Dios —

— quiero más. —respondí

Se acercó y tomó la camandula que colgaba de mí cuello, poniéndola frente a mí —ya lo tienes todo—lo soltó al finalizar—más te vale encontrarte de nuevo—mientras se alajaba azotó la puerta sin cuidado, desate la camandula de mi cuello dejándola reposar en mi mano

¿Qué podía hacer? Tal vez lo tenía todo y no lo había notado, pero mi deseo de tener más que un título se hacía enorme, una vida normal o si eso no era posible entonces tener el privilegio de pasar mi tiempo con amity blight. Estaba consumida y estancada, y ella me hacía arriesgarme, no hay nada mejor que arriesgarse cuando se está estancado, y sí quería más iría por más

Solté la camandula en la mesa, y salí de la iglesia, busque con la mirada hasta que la encontré, si a ella no le gustaba haría que lo hiciera, si no le gustaba a las demás no me importaba,  si no podía tener más que fe toda mi vida entonces, no la tendría

Entre a su salón sin ninguna excusa, la tomé del brazo sin decir una palabra, y la saqué de ahí —luz ¿que pasa? —

—voy a tenerte de una manera u otra— y sin dejarla respirar ni un poco, la besaba con tantas ganas que mi piel hervía de solo imaginar cuantas cosas podían ocurrir

La guiaba casi a ciegas hasta la iglesia,  la tome sin permiso ni cuidado de las piernas alzandola a mí, su lengua jugó con mi boca, sin permiso alguno lamia mis labios, jugaba con mi boca como se le antojaba, y soltaba suspiros pesados, amargamente debí separarme de sus embriagantes labios para abrir la puerta pesada de aquella iglesia, aún así la señorita blight no desperdiciaba el tiempo, bajo a mi cuello dejando que sus labios besaran cada parte de mi, su lengua lo recorrió y antes de que mi tortura por la puerta se acabará mordió el lóbulo de mi oreja

Y cuando escuché el portazo no dude en besar sus labios de nuevo, tan fríos y cálidos que me enloquecian, la senté en mi mesa, y por un momento donde el deseó no me inundó aunque corto tuve el deja vu de la primera vez que la besé, bendito  sea ese día, bendita sea la apuesta

Sin separarnos de nuestro beso amity jugaba con el dobles de mi camisa, mientras yo apreciaba con mi tacto la desnudez de sus piernas, desabotono mi camisa con habilidad y    acaricio suavemente mi abdomen, paso sus manos en cada uno de mis abdominales, y me tomo desprevenida al acariciar con firmeza mis pechos, metió su mano bajo mi crop top los masajeo y jugó con mis peones, pellizco y acarició con suavidad y cada vez sentí más mis piernas flaquear, y la erecion que crecía entre mis piernas se estaba volviendo más qué evidente

En Casa SantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora