Capitulo 15

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Té.  Postres. Clima perfecto. Vista de primera.

Todo preparado para ambas princesas por parte de una incómoda Lili.

Desde aquel día de su encuentro, Athanasia parecía muy apegada a la castaña de adorable sonrisa. No era malo, claro que no, pero la forma en la cual la recién nombrada princesa parecía pegarse a su princesa  no era la indicada, tampoco lo era llamarla con demasiada confianza.

Había reglas en el palacio y ella no podía renegar ninguna por el bien de su princesa.

Incluso Félix no estaba del todo de acuerdo con la reciente amistad entre la rubia y la castaña.
Aunque últimamente, el pelirrojo no pasaba mucho tiempo con la princesa ni con ella por cierta amante del emperador. A pesar de eso, su opinión era tomada en cuenta.

— Entonces, princesa Jannette. ¿Qué le gusta del palacio?

Las mejillas de la castaña se colorearon de rojo ante la inesperada pregunta de la heredera.

— El jardín es hermoso. — respondió dudosa. No había tenido mucho tiempo de explorar pues, no se le permitía salir mucho. — Es lo único que pude presenciar de momento.

Aquel suave murmuro desagrado a la rubia. ¿Cómo era posible que no saliera a descubrir sus alrededores?

— Comprendo. — sonrió con suavidad para calmar los nervios de la contraria. — ¿Le gustaría acompañarme?

Casi mordió su lengua al pronunciar la pregunta. Se estaba arriesgando, solo por tenerle lastima a la protagonista.

La castaña sonrió a emocionada— ¡Sería un honor!

Sonrojada, cubrió su boca con vergüenza. Había prácticamente gritado a su hermanita, ¡A su hermana menor! Debería de ser ella la de mente madura y no al revés.

— D-digo— corrigió. — si me lo permite, con gusto la acompañaré.

"Es tan adorable"

Athanasia se levantó de su asiento e invito con un leve gesto a la joven dama para colocarse a su lado. Jannette casi saltando, se apresuro a estar junto a la rubia.

Ambas partieron sin rumbo alguno. Lili no las acompañaba por órdenes de Athanasia.

El ambiente se veía a simple vista muy amigable y fluido pero para Athanasia no era así, sentía que en cualquier momento se caería aquella fachada de niña encantadora. Los nervios las estaban comiendo viva, no ayudaba que Jannette agarrara su brazo para evitar caer por el camino pastoso.

Cualquier cosa, tan siquiera una ayuda para quitarse de encima a la castaña.

— ¡Princesa Athanasia!

¿Por qué ella? ¡Era una ayuda útil, no una densa

La hermosa rubia sonrió al abrazar por los hombros a la princesa. Había escapado de Claude de nueva cuenta para poder diseñar.

— Lady Laufel. — sonrió tensa. — Que...agradable verla, ¿Cómo se encuentra?

Athanasia observó la pluma fijada en su oreja y el cuadernillo en su mano izquierda. ¿Estaría dibujado? Seguramente esa era la respuesta.

— Excelente, cómo siempre. — sonrió al verla mirar su cuadernillo. — Estaba trabajando en mis diseños, últimamente los e discuidado un poco y debido a insistencia de mi tía Rita en no desperdiciar tiempo durmiendo, estoy aquí. — río suavemente, deteniendose poco a poco al sentir su garganta arder.

Tosió un poco pero no borro su sonrisa a la princesa. Athanasia sintió una punzada de culpa al ver las vendas poco visibles en su cuello. Bajo un poco la mirada, disimuladamente, y ahí estaban, vendas blancas sin cubrir.

La Diseñadora de Obelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora