Capitulo 14

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Rita sentía una tremendas ganas de vomitar en este instante.

- C-claude...

- ¿Cómo puedes ser tan encantadora, mi hermosa Roxana?

- Y-yo

Si, era simplemente empalagoso y cursi.

Sobretodo, si los veía juntos, muy juntos, sentados a la par mientras que el insufrible rubio trataba de verle la cara a su sonrojada protegida.

" ¿No pueden ser más discretos? "

Suspirando. Dejo sus bocadillos a medio comer y se retiró para espiar a Félix.

Pensó encontrarlo fuera de la habitación pero no había nadie, eso la hizo sospechar bastante. Tal vez el emperador realmente quería tener intimidad con... No, eso no lo permitiría, jamás. Jamás.

Aún así, decidió dejar solo al par de enamorados para explorar el palacio y de paso verificar que tan majestuoso era.

Paso por corredores, habitaciones, habitaciones y más habitaciones. Tantas que empezaba a aburrirse de solo ver las puertas. ¿Ese rubia no podía invertir en otro caso? En un manantial o tal vez poner un cuarto lleno de diamantes.

- ¡!

Detuvo abruptamente su paso al toparse con alguien. Ladeó la cabeza fastidiada y entonces logro identificar a la desconocida.

Cabello rubio, ojos azules y piel de porcelana. Descripciones de la única princesa. Bueno, la única amada por el rubio.

- ¿Señora...? Amm - contemplo a la mujer por un momento pero está no parecía querer dar su nombre. - Lo siento mucho, estaba distraída -

- ¿Te pregunté? - miro con severidad a la rubia, Athanasia temblo ante la fría mirada de la mujer anciana.

- Lo lamento, señora...- trato de hacer memoria, aquella mujer que siempre acompañaba a Roxana y de la que siempre parecía idolatrar. - Señora ¿Rashta?

- Rita, recuérdalo mocosa, Rita. - hizo una mueca de asco al verla a los ojos. - Y deja esa fachada de niña buena, no te queda, para nada.

Lilian que estaba a unos pasos tras de su princesa no pudo evitar molestarse por las palabras de la anciana, ¿Que de creía aquella mujer al hablarle así?

Era un ofensa imperdonable. Quería intervenir pero la suave voz de su princesa la interrumpió.

- Lo siento...- al ver que su princesa solo le sonreía con disculpa, la joven nana calló con prudencia. - N-no quería -

- Oh pero lo hizo, princesa Athanasia. - sentenció con furia, ya no había asco, solo un terrible resentimiento hacia ella. - Tal vez mi protegida la perdono, pero yo no soy tan amable.

Paso de largo, sin importarle la mirada tan depresiva de la niña. Nunca la perdonaría por lastimar a su alumna, ni mucho menos por hacerla dudar de ella misma.

Aquella princesa podría intentar pasar desapercibida, tratar de ser invisible pero ella lo sabía más que nadie. Solo era una amenaza.

- Y una cosa más. - a tan solo unos metros se detuvo sin mirar atrás. - No se atreva a lastimar a Roxana o de lo contrario su posición como princesa no la salvará de mi.

La rubia asíntio comprensiva.- Entiendo.

La anciana se marchó sin más. Athanasia se quedó sola en aquel pasillo.

- ¿Princesa?

- Vamos, Lili.

Avanzo sin mucho ánimo, sintiendo sus pies pesados. Su estado no mejoraba del todo, por qué a fin de cuentas, Lucas no había vuelto a palacio.

¿Será por qué su padre no parecía levantar el castigo?

No lo sabía, pero quería tenerlo con ella. Para hacerla reír otra vez, incluso, aunque le doliera, extrañaba sus molestos comentarios y su presencia tan pesimista.

Con solo recordar cómo la llamaba, sus ojos se humedecian.

Tenía razón, tenía tanta razón y ella como una niñita infantil no le creyó.

Ahora no siquiera podía tener una conversación normal con su padre o Roxana por qué se sentía fuera de lugar.

- Princesa, ¿Quiere visitar a su padre?

La rubia lo pensó por un momento pero después negó. Seguramente su padre estaría con Lady Laufel.

- No, vamos al jardín.

Lili asíntio y la siguió de cerca. Athanasia sonrió un poco, su nana siempre la acompañaba, de cierta forma, si presencia era relajante para ella.

- Traeré té y algunos pasteles. - reverencio y salió apresurada hacia las cocinas.

Athanasia la vio irse con una expresión nostálgica. Suspiró.

"Espero que ya nada puede ser peor"

- Glo-gloria y bendiciones al próximo sol de Obelia.

Athanasia dió un respingon al notar aquella cabellera castaña.

Su boca se abrió un poco. ¡Se había olvidado de Jannette!

- O-oh. - tosió un poco para quitar su incomodidad - Princesa Jannette, ¿Cómo se encuentra?

El sonrojo cubrió las mejillas de la jovencita, feliz por hablar con su hermanita. - B-bien, ahora que puedo hablar con la princesa, me siento excelente.

Athanasia apretó sus labios pero sonrió. - ¿Es así? También me alegro de conversar con usted, princesa.

¿Por qué su padre aún la tenía en el palacio?

- Que amable es...- Murmuró avergonzada. - Espere mucho tiempo para conocerla princesa, solo tuve la oportunidad de hablar con su majestad pero... últimamente, no me ha llamado.

- Ya veo, esta ocupado con...con una invitada. - sonrió, disimulando su malestar. - Creo que ya es hora de irme, solo vine para pasear un poco pero ya me detuve lo suficiente.

Jannette asíntio abatida. Había visto a la princesa tan solo unos minutos y ya se iba. No pudo evitar sentirse sola en aquel palacio donde todos la ignoraban y le hacían mala cara.

Bajo su rostro y asíntio.

Aquella acción hizo detener a la rubia.

La mirada tan triste, desolada, la hizo recapacitar en su salida.

Suspirando, sonrió levemente con sinceridad. - Recordé que hay un delicioso tè traído del norte... ¿Desea acompañarme a probarlo, princesa?

- ¿Y-yo? - pregunto anonadada pero después sonrió brillantemente. - ¡Claro! S-seria un honor.

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Roxana se tumbó en la cama. Estaba agotada con las constantes visitas de su hermanito menor.

Es decir, no le mostraban pero eran algo...extrañas por así decirlo, su comportamiento cambio bastante a lo que ella recordaba y eso la tenía confundida.

" ¿Por qué me trata así? "

Presionó su cabeza en la almohada, agobiada por sus pensamientos.

" Será que... ¿Quiere que yo sea su modista privada?

Frunció el ceño. No, eso no podía ser por qué su trabajo era para todos.

Pero era ala única respuesta que encontraba a su comportamiento tan adulador y amoroso.

"Cuando una persona se pone tan cariñosa contigo, es por qué quiere algo Roxana, no lo olvides"

La voz de su mentora resono en su mente.

Definitivamente no dejaría que Claude abarca su trabajo y su persona para el solo.

La Diseñadora de Obelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora