CAPITULO 4

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-¡Tony!- grite a todo pulmón mientras aún escuchaba autos pasar al lado nuestro -¡Tony!- intente salir del monoplaza, pero mi brazo roto no dejaba que me mueva mucho -¡Mierda!- grite frustrada aun intentando salir.

-Todo fue tu culpa- escuche repentinamente y cualquier otro ruido desapareció. Ya no estaba en el monoplaza, estaba en una sala blanca -Está muerto por tu culpa- volví a escuchar. Intente correr, pero solo sentía que no podía moverme. Esa voz repitió varias veces lo mismo atormentándome.

-No, no, no- repetí varias veces mientras me tapaba los oídos intentando alejar las voces y me sentaba de cuclillas en el piso -Yo no quise hacerlo-

De repente una mano se apoyó en mi hombro y las voces pararon. Mi respiración agitada era lo único que oía. Mis ojos lograron ver un par de zapatillas frente a mí y temerosa, poco a poco, fui levantando la mirada pasando por todo el cuerpo de la persona frente a mí.

-¿Pierre?- dije al reconocer esos ojos celestes

-Todo es tu culpa- repitió lo mismo que decía las voces anteriores, su mirada era fría y con 0 emociones en su rostro. Me incorporé rápidamente sin dejar de mirarlo, lágrimas caían por mis mejillas.

-Pierre, te juro que no, yo no quise hacerle nada. Perdí el control de la parte de atrás y no pude evitarlo- mi voz se cortó mientras trataba desesperada de explicarme.

-Mentirosa, le hiciste lo mismo a tu hermano, si dañaste a alguien de tu familia porque te importaría de hacer lo mismo a alguien que no tienes tanta relación. Asesina- intenté hablar, gritar, pero no podía, quise agarrar su mano para evitar que se fuera, pero no podía moverme. Solo me quedé ahí parada, llorando a más no poder. Las voces volvieron a aparecer, pero solo decías una palabra. Asesina.



De golpe me senté en mi cama, lo único que iluminaba la tétrica habitación era un poco de la luz de la luna y la ciudad por la ventana. Estaba toda sudada, lágrimas caían por mis mejillas y mi cuerpo no paraba de temblar. Había sido una pesadilla.Suspiré y restregué mi rostro con las palmas de mis manos. Me levanté para ir al baño, pero sin antes mirar la hora: 4 am. Limpie mi rostro con cuidado y mire mi reflejo en el espejo, volvía a ver a la Elena de hace 1 año: destruida, sin brillo en sus ojos, ojos rojos de tanto llorar y bastante más pálida.

Salí del baño enfurecida conmigo mismo. Había sucedido ayer una situación en la clasificación que me afecto más de lo normal, creo que el estrés de ciertas cosas como el trabajo me estaban afectando. No le dije nada a Carlos para preocuparle, pero seguramente fue la causa del casi ataque de pánico por esa pesadilla. Sin querer, ni poder, volver a la cama. Me puse una campera sobre mi pijama, unas zapatillas y un paquete de papas que Landó me había dado durante la tarde con una botella de agua. Necesitaba irme, la habitación empezaba a ser sofocante. Sabía que el hotel tenía una terraza con una zona de sillones bastante bonita, así que rápidamente tome el ascensor hacia ese lugar.

Al llegar me senté en unos de ellos, corría un poco de viento, pero nada que más. Puse un poco de música despacio en mi celular. Subí mis piernas al sillón, miré la ciudad y estrellas. Aún sentía la angustia, las ganas de llorar, mi respiración estaba agitada y mi cuerpo aún temblaba.Me puse la capucha de la campera, cerré los ojos concentrándome en mi respiración y la música, necesitaba calmarme y pensar en algo más.

-¿Ele?- de repente escucha cerca de mí, abrí de golpe los ojos. No quería girarme a ver a esa persona que perfectamente sabia quien era, su tono de voz era inconfundible, además su perfume poco a poco me estaba envolviendo. Sentí como el espacio del sillón junto a mí se hundía -¿Estás bien? ¿Paso algo?- suspire temblorosa y asentí sin mirarlo.

Healing [Pierre Gasly]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora