CAPITULO 9

2.3K 152 5
                                    

Era martes. Habían pasado más de una semana desde el último Gran Premio. Llegue a la casa de Mallorca y acomode mis cosas en la habitación que siempre fue mía cuando veníamos las familias. Al entrar sonreí al verla que seguía igual a como la había dejado.

Mire a la puerta de la habitación junto a la mía y con pasos cuidadosos me acerque agarrando el picaporte con mi mano. Dejé escapar un suspiro tembloroso y con cuidado abrí la puerta.

Sentí mis ojos llenarse de lágrimas. La habitación estaba totalmente distinta que hasta en cierto punto me molesto ¿Tan rápido la gente superaba la muerte de un ser querido? Sabía que no debía molestarme, ya que estaba en todo su derecho hacerlo, pero igual mi corazón se estrujó. Sin dar ni un paso hacia adentro, cerré la puerta de un portazo.

Baje las escaleras dirigiéndome al patio de atrás donde estaba la playa privada de la familia Sainz junto a un puerto donde descansaba su lancha y algunas motos de agua. Caminé hasta encontrarme casi cerca de la pequeña escalera para bajar a la playa y me senté en el césped. Sentía mis manos temblar y las lágrimas, que quise evitar que cayeran, bajando por mis mejillas.

Pense en todo lo que habia pasado en Argentina la última semana. No fui principalmente por trabajo, necesitaba volver con mi psicólogo y psiquiatra.

Ambos habían tenido dos opciones para darme sobre mi futuro tratamiento: volver al país para recuperarme de las cosas que habían pasado o aumentar un poco la medicación por las dudas, tener chequeos y terapia por lo menos una vez a la semana por videollamada así controlaran mi progreso, ya que en este tiempo no lo hice porque pensábamos que no era necesario.

Pensamos mal.

Decidí la primera. Me negaba a desaparecer de vuelta, a irme sin poder dar explicaciones. Para mí significaban dar varios pasos atrás a todo el esfuerzo y trabajo que había logrado avanzar.

 Mire al bello atardecer disfrutando el sonido del mar. Recordé cada momento con mi hermano. Santi fue una de las mejores personas que conocí, fue mi mejor amigo, mi confidente, mi consejero y apoyo condicional.

Todo eso se fue en un pestañeó.

-Te necesito tanto junto a mi Santi- murmuré mirando al cielo -Todo sería mucho más fácil si estuvieras aquí. Seguro estarías detrás de mi como una garrapata, habrías sido una gran ayuda en esta pelea que estoy luchando, capaz ni la hubiera estado viviendo. También me molestarías por mis sentimientos y me obligarías a declararme desde el día uno. Me ayudarías a entender muchas cosas como siempre lo hiciste- sonreí con lágrimas cayendo por mi rostro -Te extraño-

Mi celular sonó sacándome de mis pensamientos, era un mensaje. Al ver quien era una sonrisa pequeña apareció en mis labios, aunque aún las lágrimas bajaban por mis mejillas.

Hey tú, desde mañana no te libras de mí, aviso.

Miré una última vez hacia el horizonte y decidí hacer lo que él me diría que haga, dejar de lado todo lo que pasaba por mi mente, disfrutar los días y hacer lo que no pude hacer en años... vivir.




POV PIERRE

Habíamos llegado a Mallorca y aunque no quisiera aceptarlo, estaba emocionado por volver a ver a Elena. Estos días estuvimos en contacto por mensaje o videollamadas y en cada momento sentía mis manos picar por querer tocarla, acariciar su pelo o abrazarla.

Me había dado cuenta de que ambos usábamos mucho el contacto físico entre nosotros en el tiempo que pasamos juntos, hasta algunas veces se me escapaban apodos o palabras cariñosas, pero es que con ella sentía que podía ser yo, sentía que debía protegerla y estar con ella porque sabía que había varias cosas que no me contaba aún. Sus ojos demostraban eso. 

Desde el primer momento noté como estos no brillaban, estaban como vacíos. Demostraban nostalgia y dolor e iba a lograr que vuelvan a brillar.

-Llegamos- dijo Charles y bajamos del auto. Era la primera vez que estaba en Mallorca y el lugar ya me parecía precioso. Carlos abrió la puerta para todos, un rico olor a comida nos envolvió y todos compartimos miradas sonrientes.

Seguimos a Carlos a lo que creo era la cocina donde cada vez se escuchaba más fuerte la música. Cuando cruzamos por la puerta y la vi, bailando y cantando mientras cocinaba, mis manos hormiguearon queriendo correr a abrazarla, pero eso sería raro frente a los demás. 

-Dios que susto- dijo al darse vuelta y vernos a los 7 parados frente a ella, rápidamente una sonrisa enorme apareció, pero esos ojitos seguían apagados -Por fin llegaron- dejo las cosas que tenía en la mano y se acercó a todos para recibirnos con un abrazo.

Me puse al final del todo, escondido un poco en el pasillo, para ser el último. Quería disfrutar lo que pudiera. Cuando se paró frente a mí sentí un pequeño brillo en sus ojos por unos segundos, pero seguro era imaginación mía. Con una sonrisa se puso de puntitas de pie rodeando mi cuello con sus brazos y las mías abrazaron su cintura, me agaché un poco escondiendo mi rostro en su cuello y cerré los ojos disfrutando de su perfume.

-Te extrañe- murmure con mi voz gruesa-

-Yo también Pierre- escuchar mi nombre salir de sus labios provocaron un escalofrío por mi cuerpo y sentí sus dedos acariciar mi pelo. No sabía cuánto tiempo había pasado, ella se alejó de mí, pero no quite mis manos de su cintura -Hay que ir con los demás- asentí y nos separamos.

Salimos al patio de atrás donde en la galería logre ver una hermosa mesa decorada y con mucha comida que no lograba reconocer, los demás estaban igual de asombrados que yo.

-¿Qué es todo esto?- pregunto Landó.

-Estuve en Argentina y se me ocurrió que nuestro primera cena aquí sea todo comida típica de ahí, junto a cosas españolas-

-Esto es espectacular- Charlotte dijo para después abrazar a Ele -No era necesario-

-No se preocupen, quería que conociera más de mi país de cierta forma. Carlos e Isa conocen bastante estas comidas, Landó probo algunas cosas en su momento- sonreí al verla tan emocionada -Pero antes de comer acomoden sus cosas, yo terminare el postre.

-Tenemos bastantes habitaciones, hay dos aquí abajo y arriba otras 2 para que usen- hablo Carlos -Arriba en realidad hay 4, pero una es la de mis padres donde estaré con Isa y la otra es la de Ele. Sabrán cuáles son porque las puertas están abiertas- al terminar de hablar Ele se separó dirigiéndose a la cocina, la seguí con mis ojos. Al ser la casa estilo espacio abierto podría verla moverse habilidosamente mientras buscaba cosas por la cocina.

-Luisa y yo nos quedaremos en una de abajo- escuché de fondo a Landó sin darle mucha atención, mis ojos seguían en ella.

-¡Pierre!- grito alguien obligando a despegar mis ojos. Mire a Charles con Charlotte, sonriéndome pícaros -¿Qué tanto miras?- dijo juguetón mi amigo.

-Cállate- dije sonriente y ambos rieron.

-Iremos a elegir la habitación, ¿vendrás?- mire rápidamente hacia la cocina y negué.

-Elijan ustedes, a mí me da igual- Charles negó aun sonriendo.

-Lo que tú digas- y desapareció a buscar las maletas. Me quedé embobado viéndola, como se movía cómoda por el ambiente y sonreí pensando las cosas que habría hecho en esta casa que fue parte de toda su infancia.

-Cuídala- escuche repentinamente a mi lado, Charlotte estaba junto a mí -Harían una linda pareja juntos-

-Estás loca ¿Qué dices?- negué intentando convencerme más a mí de ella que eso no podría pasar.

-La quieres y ella también a ti- al decir eso la mire dudoso -Ya te darás cuenta, pero sea lo que sea su relación hazla feliz. Vivió y vive muchas cosas-

-¿A qué te refieres?- fruncí mi ceño confundido.

-No me corresponde contártelo, además no sé toda la historia porque Charles me la conto en un momento de nostalgia hace unos años. Tenle paciencia, ella te lo contará- asentí, ella palmeó mi hombro y se fue en busca de Charles.

Healing [Pierre Gasly]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora