⌗𝐈𝐝𝐨𝐥𝐬 ; 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤𝐩𝐢𝐧𝐤 𝐱 𝐓𝐰𝐢𝐜𝐞

➪𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚘𝚌𝚑𝚘

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Jihyo's POV

—Somi, Somi espera—la detuve alejándola un momento de mis labios, sonreí viéndola frustrarse por alejarla—. Tenemos que seguir, ya falta poco para llegar.

—Ok, Jihyo unnie—se acomodó en el asiento, abrochó su cinturón y espero a que yo encendiera el auto.

—Llegaremos pronto y podremos besarnos todo lo que quieras, ¿ok?—su sonrisa regresó a su rostro cuando me escuchó.

—Esta bien—sonreí encendiendo en auto de nuevo para seguir con el camino. Hace unos minutos ella me había pedido que me estacionara para poder seguir con los besos que habíamos comenzado, no podía creer aún que por fin había probado sus labios, eran suaves como muchas veces me lo había imaginado, no sabía de donde tenía práctica pero era una excelente besadora, la manera en que sus labios acariciaban los míos me hacía suspirar—. ¿Y a dónde vamos?—preguntó sacándome de mis pensamientos sobre sus labios.

—Te tengo una sorpresa—ella alzó una ceja al escucharme—. Llegaremos a tiempo para ver la noticia de tu debut.

—¿En verdad me veo bien?—preguntó mirando su atuendo, me detuve en un semáforo rojo y giré a verla, sonreí ante su inseguridad.

—Luces hermosa, pareces mayor a mí—se rió dándome un pequeño golpe en forma de burla.

—Bueno, estoy en la subsidiaria de YG, mi estilo debería de cambiar—asentí avanzando cuando el semáforo cambio.

—¡Alabado sea The Black Label!—grite levantando las manos al cielo.

—Cállate—le guiñe haciéndola sonrojar, mi mano derecha se dirigió a la suya para entrelazar nuestros dedos—. Te ves sexy manejando con una sola mano—negué sintiendo mis mejillas calientes ante el sonrojo, Somi nunca dejaría de provocar eso en mí.

—¿Irás a la boda de Jennie?—pregunté dándole una rápida mirada.

—Sí, hace poco me llegó la invitación—asentí porque también a mi me había llegado, bueno, a todo mi grupo—. Yo aun no puede creer que Jennie unnie se casara.

—Nadie lo cree, cariño—me puse seria al recordar porque Jennie estaba haciendo esto—. Solo espero que no sea infeliz.

—¿Por qué dices eso?—preguntó mirándome con el ceño fruncido.

—Por muchas cosas—terminé de decir para después ya no hablar sobre el tema.