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- ¿Se puede saber a dónde vamos? - Las pisadas humedad por el suelo de una lluviosa Nueva York eran opacados por el movimiento del lugar

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- ¿Se puede saber a dónde vamos? - Las pisadas humedad por el suelo de una lluviosa Nueva York eran opacados por el movimiento del lugar.

- Tu solo espera y verás. - Habló el de bandana naranja, ahora con una sudadera del mismo color, una puerta enorme de posó frente a el, sonrió cómplice junto a su hermano de ojeras rojas. - Bienvenido, a la mejor tienda de ropa de toda la ciudad. - Ambos abrieron las puertas, encontrando en el centro a tres personas, todas bien vestidas atendiendo el lugar. - ¡Vamos!

- Hey, hey, ¿este lugar es seguro? - Preguntó ahora el más alto de todos, al parecer tampoco sabía de esa tienda.

- Claro que lo es, rey. - Habló una de las empleadas, vestida de traje, pero sin dejar de lado un estilo juvenil. - Aquí nadie es humano. - sonrió y señaló el área donde había un montón de ropa. - Tenemos de todo, no se preocupen por pagar, la casa invita. - Okay, si era demasiado extraño esto.

- Verán, aquí es donde consigo algunas de mis cosas, ayudo cuidando a las mascotas de los dueños, y ellos no me cobran cuando vengo. - Junto sus dedos tímidamente, Mikey aveces salía para distraerse, y ese era un buen lugar, Leo venía con el de vez en cuando también.

- Si, bueno. ¿Qué esperamos? debemos dejar a Casey guapísimo para su cita. - Los minutos de fueron rápido, minutos en los cuales Casey se fue soltando poco a poco. primero se sentía avergonzado por estarse probando ropa, pero después comenzó a soltarse y entro en confianza, ahora modelaba los atuendos con estilo.

- ¡Este me gusta! - exclamó Rafa, el chico llevaba unos pantalones de mezclilla, una camisa negra con une estampado en algún idioma desconocido, y por último, una sudadera color verde con un estampado.

- No se vaya a activar la alarma para incendios, que estás que ardes. - Halago Leo, después de escuchar eso Mikey pasó por detrás sobre un carrito haciendo el sonido de un camión de bomberos, siendo empujado por uno de los empleados. - bien, son las siete, ¿a qué hora es tu cita?

-... A las siete. - Todos se miraron preocupados, no sabían cómo mandarían a Casey al lugar de la dirección de su teléfono tan rápido. Pero era mejor pensarlo afuera, salieron corriendo con apuro, a excepción el menor de todos que se despidió amablemente de los empleados y después comenzó s correr a la misma velocidad.

- Bien, ¿dónde es? - Casey mostró la dirección. - Ah, está a una cuadra, vamos.

Jones estaba impresionado por lo grande que era ese lugar, un letrero enorme indicaba que vendían pizza, y que también tocaban música, paso algo nervioso y vio en una de las mesas más apartadas a su cita

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Jones estaba impresionado por lo grande que era ese lugar, un letrero enorme indicaba que vendían pizza, y que también tocaban música, paso algo nervioso y vio en una de las mesas más apartadas a su cita.

Se veía precioso, llevaba una chaqueta tornasol con unos pantalones azul claro, nunca se lo habia imaginado así, además, traía puestos unos lentes redondos que hacían juego con sus tenis con plataformas. Se sonrojó enormemente, nunca se imagino que ese chico podía ser más lindo.

- Hola. - Saludó con un ligero tartamudeo, el chico levanto su mano con un "Hey" y lo invito a sentarse.

- ¿Caballeros, les ofrezco algo para comenzar? - Un escalofrío recorrió a ambos, ¿que hacía Mikey ahí, vestido de mesero con un bigote falso? - Un poco de jugo de uva no le hará mal nadie, ¿verdad? - Casey quería que el suelo se abriera y lo escupiera en cualquier otro lugar.

- De echo prefiero el agua simple. - Hablo sin más, Casey miró a su cita algo sonrojado. - ¿Tu quieres algo de beber?

- Jugo de uva, por favor. - El mesero totalmente desconocido se fue guiñando un ojo. ¿Cómo iba a decirle a Casey ahora que era él? Si sus hermanos se enteraban se burlarían eternamente y moriría de vergüenza. Los nervios comenzaron a apoderarse de el, pero sabía cómo ocultarlo. - Hey, ¿y cuál es tu nombre?

- D-Doni... el, uh... Do- - pero esos hermosos ojos oscuros que lo miraban con ternura le prohibían romper la ilusión. - Daniel. - Casey abrió los ojos enormemente, ¡al fin conocía su nombre! - ¿Tu... eres Casey, no? Dios, ¿cómo no nos habíamos dicho nuestros nombres? - ¿Cómo podía seguir con esa mentira.

- Siempre me pierdo en esos ojitos tuyos y olvidó por completo esos detalles, solo se que te quiero. - Suspiró Casey, para después sonrojarse con notoriedad y voltear a otro lado. - Eh, m-mesero, creo que de esta tardando mucho, voy a r- - Justo cuando iba a levantarse llegó alguien más.

- Oh, compadre, aún no se vaya. ¿O acaso se va a perder de la serenata? - ¿¡Leo? y vestido de mariachi! era el colmo, entendía que Casey no los haya traído a propósito, ¿que más daba? igual se iban a burlar de el.

- Casey, tengo qu- - abrió los ojos en grande, ahora estaba escuchando una canción romántica, cantada por nada más y nada menos que Splinter... ¡Splinter! su padre estaba ahí, quería morir de vergüenza, y el chico parecía igual.

- Hey, mira. - Señaló el humano, Donatello ladeó una ceja. - ¡Mi dedo, vámonos! - ambos salieron corriendo, no tenía idea de dónde esconderse de los intentos de mejorar su cita, pero Jones solo quería estar más cerca del chico.

- Lo siento, no quería que todo se pusiera así, no pensé que ese lugar fuera tan raro, y-yo- - Tomó la mano del contrario, el solo le sonrió, apenas noto que hasta se había esmerado en verse más arreglado de lo normal, y eso lo sonrojó. Bajo la mirada con vergüenza.

- ¿por qué te disculpas? Fue mi culpa. Yo no- ah, olvídalo. - Ambos se sentaron en una banca apartada, si menos ahí no serían encontrados, Casey se sentía algo tenso, no se habían separado sus manos, estaban entrelazadas, y encajaban perfectamente. - Hey, ¿que era eso tan importante que querías decirme?

- Yo, ah... ya sabes, nos llevamos conociendo un rato, y es un tiempo relativamente corto. - Realmente llevaban unos meses cruzando palabras en la escuela, pero en ese sentido tan cercano que ambos tenían, apenas habían iniciado, al menos eso según Jones. - Y yo, bueno, te he ocultado muchas cosas... te conozco más de lo que tú me conoces, y es raro que solo conozcas está faceta de mi, dios, ni siquiera se cómo decirlo, me pones tan nervioso, me gustas demasiado... - ¿Qué estaba diciendo?, ese no era el plan, tenía que decirle lo que era, quién era, y que era, porque estaba ahí, pero una mirada que para el era indescifrable lo hizo callar. - Casey, yo-

Los labios del contrario no lo dejaron terminar de hablar cuando ya estaban sobre los suyos.

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Ilusión - Casey × DonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora