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Aún dolía, la noche oscura y su corazón desolado lo hizo despertar en el suelo con los ojos llenos de lágrimas

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Aún dolía, la noche oscura y su corazón desolado lo hizo despertar en el suelo con los ojos llenos de lágrimas. Aún estaba atónito, Casey realmente lo quería. 

— Fui un tonto... — Su hermano menor, que apenas había despertado lo miró, ¿qué había pasado? — Si no hubiera sido tan... ¡ush! ¡Donatello, eres un imbécil! — Se regañó a sí mismo. 

— No lo dudo, pero deberías dejar de creérlo, ¿Desde cuando éste increíble genio llora por algo que no sea el mismo? — sonrió amargamente, la voz ronca de su hermanito por apenas haber despertado era alentadora, pero tenía un punto. ¿Desde cuando lloraba así por algo que no fuera su creciente temor a la muerte, o la de un ser querido? No era una piedra sin sentimientos, ellos siempre habían estado ahí... Solo que salían a relucir en los momentos menos convenientes. 

— Desde que se enamoró... — Admitió riéndo con tristeza. Recordando los bellos momentos al lado de Casey, todos tan únicos y especiales cada uno. — desde la primera vez que cruzamos miradas, y todo desaparecio me sentí en las nubes, todo era tan mágico. — Los ojos de su hermano menor brillaban al escuchar sus palabras tan dulces. — No sabía que los genios podíamos sucumbir ante los encantos del amor, es tan extraño, pero tan maravilloso. 

— ¡Ay, eso es tan bonito! — Recibió un abrazo, de alguna forma lo necesitaba, nunca se quejaba de los abrazos de Mikey. — ¿Y qué piensas hacer ahora que Casey está molesto contigo? — Suspiró, no sabía si realmente seguía molesto con el, tal vez habló sin pensarlo anoche, pero no soportaba estar un segundo más lejos de el. 

— Hacer lo que debí hace mucho, decir la verdad. — Se levantó con firmesa, el aire de la ventana iba en su dirección, los pequeños trozos de tela restantes de su bandana no ondaban de forma épica como hacían las de Rafael  o Leonardo, pero la luz era suficiente para relucir su determinación. — Tengo que atenerme a las consecuencias de mis errores...

— ¿"Errores"?

— Mentirle a Casey por tantos meses es el error mas terrible que he cometido. — Suspiró pasando su mano por su hombro, sus palabras salían desde su corazón, siendo cubiertas por la culpa que lo perseguiría si no aclaraba las cosas con Casey, o al menos si intentaba disculparse, quería dejar ese peso de lado lo más pronto posible. 

 "¿Casey, sucede algo? ¡Tengo tres llamadas perdidas tuyas!" — Escuchó la voz de su amiga en el otro lado de la línea

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 "¿Casey, sucede algo? ¡Tengo tres llamadas perdidas tuyas!" — Escuchó la voz de su amiga en el otro lado de la línea. 

— Pues, si... anoche te llame y no respondiste por tu télefono, así que lo hice por el telefono de casa. ¿Sabes si puedo ir a tú casa? — Se sentía algo confundido, ¿Había dicho algo diferente a lo que recordaba?  

"Hey, yo no respondí el télefono anoche, acabo de despertarme. Donnie y Mikey desoertaron antes que yo, tal vez alguno de ellos lo hizo." Su rostro se coloreó, ¿Donnie lo había escuchado? entro un poco en razón, tal vez el que estuviera desvelado lo hacía más tonto de lo normal. "¿Estás seguro de querer venir?"

— Si, y ahora con mayor razón. — Colgó el télefono, aún dolía saber que se había enamorado de alguien que no existe, pero... Si existe, Donnie estaba ahí, más cerca de lo que se imaginaba, estaban tan cerca, en sus narices. — Llegó en un segundo, o lo que tarde en llegar... 

Por su parte, el morado estaba sentado al lado de su hermanito, sus ojos aún seguían llorosos con pequeños rastros de lágrimas que no le interesaba mucho ocultar, se sentía que se había humillado frente a todos, ¿para qué pretender que era fuerte? no lo era. 

— Hey, si te sirve de consuelo... puedo prestarte una peluca para que la cortes y cierres ciclos. — Una pequeña risita se le escapó, Mikey no dejaba de ser tan elocuente, aún con ese amargo sentimiento que compartían. — ¡Ya sé, necesitas ayuda del doctor toque delicado! — No hubo respuetsa. — ¿Quieres bailar el lago de los cisnes? — Silencio. — ¿Tusa? 

— Tal vez en otro momento. 

— ¡Ya no tiene escucha, hoy salió con su amiga disque pa' matar la TUSA, que porque un hom- — aprnas en ese momento cayó en cuenta de que la canción era demasiaod inoportuna. — Lo siento... umh, voy a hacer el desayuno. — La cocina se llenó rapidamente de un aroma agradable y los típicos ruidos de un sartén caliente. 

Unos toques en la puerta se hicieron presentes, Donnie abrió, arrepintiendose de estar en una bata de baño morada con ojeras gigantes y una taza de café en la mano, porque Casey estaba ahí, ambos estaban atónitos de verse el uno al otro. 

 

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Ilusión - Casey × DonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora