Ilusión - Casey × Donnie

013

Abrió sus ojos con pesadez, parecía que había estado haciendo ejercicio por toda la noche, no estaba totalmente conciente del bulto a su lado, y cuando quiso levantarse un escalofrío recorro su columna. Rapidamente llevó su mano a la parte donde sentía incomodidad, ¿qué había pasado? poco a poco los recuerdos volvieron a su cabeza, un sonrojo inundó su rostro. 

Descubrió su cuerpo, aún seguía en su forma humana, solo que no tenía ni la menor idea de donde estaba su ropa, menos de que tantas marcas habría por todo su cuerpo y como las escondería de sus hermanos, o más importante, del mismo Casey. Apretó sus puños y tomó fuerzas para levantarse tratando de ignorar a toda costa lo sucio que se sentía...

"He llegado demasiado lejos con esto..." pensó quitandose la gargantilla y cerrando la puerta con seguro, Jones seguía durmiendo y no tenía intenciones de despertarlo, se miró al espejo maldiciendo que usar ropa no fuera parte de su día a día, tenía mordidas en lugares bastante sugestivos, su favorita y una de las menos inocentes, era la que se encontraba en uno de sus muslos internos, mas cercano a la parte de su entrepierna, no iba a preguntar... 

¿Cómo se sentiría Casey al ver su verdadera forma? recordaba la forma de hablar de su padre sobre Gran mama y eso solo hacía que su pecho se oprimiera, sería repudiado por su ahora novio por años, años, y más años.  

Encendió la regadera, trató de limpiarse lo mejor posible, si era honesto era la primera vez que estaba con alguien y no negaba que había disfrutado estar con el, aún con el amargo sabor que corría por su garganta cuando recordaba su propio engaño, posó su propia mano sobre su pecho, su corazón acelerado de enojo y tristeza consigo mismo, no quería culparse pero sus errores solo causaban estragos en si mismo y al final terminaban afectando a su novio. 

"¿Novio?" pensó. Casey no era su novio, era el novio de Daniel, no de Donnie, ellos no eran nada más que simples conocidos, él solo era el hijo de su maestro o algo así, jamas lo vería de otra forma si no estaba bajo su disfraz. Las lagrimas corrieron por sus mejillas, siendo camufladas por el agua que caía de la regadera, los segundos se convirtieron en largos minutos y unos toques en la puerta lo sorprendieron en medio de su lamento. 

— ¿Casey? — Cerró la regadera y se envolvió en una de las suaves batas de baño que había colgadas, se colocó su gargantilla para abrir la puerta y ver los hermosos ojos de su novio, recibió un dulce abrazó que lo hizo temblar, estaba tan cómodo en sus brazos que todos sus problemas desaparecían cuando estaban así. 

— Yo... no sabía que te estabas bañando, ¿por qué no me despertaste?, pudimos hacerlo juntos. — Se sonrojó hasta las orejas, recibiendo un suave beso en su mejilla como su fuera inocente del crimen de haberse enamorado. — Bueno, voy a... ya sabes, tambien quiero bañarme. — Observó la espalda del pelinegro, a comparación de el se veía bastante decente, exceptuando algunos rasguños no muy notorios que el mismo seguro le provocó. 

Ya había comenzado a vestirse, no le importaba que Casey lo viera sin ropa ¿para que avergonzarse ahora? estaba terminando de ponerse su camisa cuando los brazos ahenos lo envolvieron. 

— ¿Podemos quedarnos así solo un momento... por favor? — Asintió, recibiendo en el proceso un suave beso en el cuello, la sensación aterciopelada que sentía solo cuando estaba así con el, era el único del que se permitía recibir esas caricias melosas que nadie creería que fueron para el, ni siquiera el mismo que las iniciaba. — Tienes unos ojos hermosos... —Un beso suave volvió a formarse, solo buscaban el calor del otro sin la misma necesidad de anoche, parecían estar mas unidos que de costumbre y eso le dolía en lo mas profundo de su corazón. 

— ¿Quieres que te acompañe a tú casa? — El rostro del pelinegro se ocultó en su cuello, suspiró ante ello, dejandole caricias en su cabeza, para el eso era un firme "sí". — ¿Quieres descansar otro rato? — No entendía porque era tan atento, tal vez por la sombra que atormentaba sus pensamientos y lo empujaban a préstarle toda su atención a su novio... No es como si no quisiera hacerlo, moriría por el, pero esa sensación de hacerlo como una especie de disculpa en su interior hacía que el dulzor se convirtiera en un platillo algo salado. 

— Me parece bien, de paso tal vez pueda invitarte a comer algo. 

— No entiendo como tengo hambre si anoche comí bastante bien... — Hubo unos segundos de silencio, seguidos de unas carcajadas fuertes, Casey adoraba la forma tan elocuente de Daniel, nada de lo que hacía se sentía como un compromido, pero su mirada que aveces se apagaba le hacía preguntarse si todo estaba bien con su novio, o incluso con el mismo, pero al parecer todo iba bien, o al menos eso pensaba. Aún así su relación cada día se hacía mas sincera, ninguno ocultaba nada despues de todo, sus corazones estaban al desnudo cuando estaban juntos. 

¿Verdad?