Through chaos as it swirls, It's us against the world

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Por supuesto, Sherlock tenía razón. Crimen pasional, sin lugar a dudas. A Lestrade le tomó exactamente quince minutos encontrar al culpable, cuyas características habían sido exitosamente deducidas por el detective de los ojos zafiro. Sherlock se mostraba enfadado con él y su equipo de Scotland Yard; sentía que le hacían perder el tiempo en casos que podrían resolver sin necesidad de molestarlo.

Bufó. John lo observaba sin parpadear. John y sus ojos de cachorro lo observaban. Si tan sólo él mereciera algo de toda aquella atención. Le dedicó una pequeña sonrisa. El doctor se la devolvió con creces.

- Bien John, creo que nuestro trabajo aquí ha terminado - supiró - ¿Compras?

- Compras - respondió, sonriendo aún más

Caminaron en silencio. Sherlock tenía ambas manos metidas en los bolsillos del abrigo, aunque hubiese preferido tomar la derecha de John con su izquierda y entrelazar sus dedos con los suyos. Sonrió al pensar en ello. John, querido John. Nunca podría tener la dicha de besar sus labios. Era una quimera, lo más bello y doloroso que había sentido en su vida. Lamentaba el momento en el que había cedido ante la insistente voz en su cabeza. Una cálida melodía se había despertado en su mente al instante en el cual John se presentó frente a sus ojos. Algo que nunca se había permitido experimentar. Sherlock Holmes, a quien todo el mundo había catalogado de raro, antisocial, inhumano: él había sido víctima del amor a primera vista. Él, un hombre completamente racional, que siempre había refutado toda frase relativa a las emociones y sentimientos. Él había caído rendido a los pies de John Hamish Watson.

- ¿Te encuentras bien, Sherlock?

La voz de su acompañante lo sacó de sus pensamientos. Giró su cabeza para observarlo. Sus labios rosados lo incitaban.

- No he podido evitar percatarme de tu aroma, John

- ¿Qué? ¿Mi... aroma?

- Hueles muy bien - dijo, frenando su marcha - ¿Crees que yo...?

- ¿Tú qué, Sherlock? - preguntó, deteniéndose

El detective acercó su nariz al cuello del doctor e inspiró detenidamente. Los diferentes componentes químicos del delicioso perfume de John se filtraron por sus receptores olfativos haciendo estallar sus bulbos olfatorios, conectados con los centros más primitivos del cerebro, donde se estimulan las emociones. "Bendito sistema límbico", pensó.

John se quedó completamente paralizado. La cercanía de Sherlock lo perturbaba, despertaba en él una sensación tan íntima que producía dolor. Sus ondulados cabellos le hacían cosquillas bajo el mentón.

- ¿Sh... Sherlock? - susurró

- ¿Tienes una cita?

- N... no

- Acabas de conseguirla - sonrió, divertido - Creo que iremos a almorzar

Se alejó de él con paso veloz. John parpadeó varias veces, intentando recuperar el aire. ¿Cita? ¿Realmente estaba sucediendo?

All Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora