Almorzaron en un pequeño restó del cual John había hablado millones de veces. Idea de Sherlock, por supuesto. ¿Cómo lo recordaba absolutamente todo? El doctor había pensado que era una especie de máquina, una enorme computadora cargada de datos. Sonreía al acariciar su mano; las computadoras jamás podrían regalarle tanto calor y felicidad, las máquinas jamás podrían sentir. Y Sherlock le demostró que su corazón estaba repleto.
Eran, al parecer, una pareja completamente normal: tomados de la mano, confidentes y alegres. La gente alrededor no importaba, tampoco sus miradas de reproche. Por fin se permitían dejar de pretender que nada sucedía en su interior. Se amaban de mil maneras. ¿Cómo eso podría ser algo malo?
Sin embargo, Sherlock parecía confundido. John lo entendió de inmediato y acarició su pulgar para tranquilizarlo. Todo esto era algo nuevo, y necesitaba tiempo para comprenderlo. Él sonrió como recompensa. John, su John. Siempre lograba que se sintiera mejor. Respiró profundo varias veces. El corazón parecía a punto de explotar.
- ¿Sherlock? - susurró, preocupado - No tienes que hacer esto si no estás listo
- No puedo perder más tiempo
- No me iré a ningún lado
- Tú lo mereces, John - sonrió - Haría lo que fuera por ti
- Ya lo has hecho
Lanzaron una pequeña carcajada, liberadora. Habían hecho absolutamente todo el uno por el otro. Sherlock lo sabía muy bien: John había matado al taxista para salvarlo. John siempre debería enfrentar a la muerte. Y sin embargo, allí estaba; sentado frente al hombre más extraño del universo, amándolo incontrolablemente, conteniéndolo.
- Quisiera ser un poco más normal
- No serías tú, y no te amaría de la forma en que lo hago
- ¿Te quedarás para siempre?
- Hasta que me muera, Sherlock
- ¿Sabes que eso puede ocurrir en cualquier momento si te quedas conmigo?
- Es un riesgo que quiero correr
- John Hamish Watson, tengo la necesidad imperiosa de abrazarte y no dejarte ir
- Tienes mi permiso para hacerlo
- ¿Crees que la Sra. Hudson encontrará divertido el hecho de que estemos juntos?
- La Sra. Hudson nunca aceptó un no como respuesta
- Quizás debimos escucharla
- Estábamos demasiado ocupados jugando a convencernos de que no era real
Caminaron bajo una densa llovizna. Sherlock tomó la pequeña mano de John con ternura y la guardó en el bolsillo de su saco, acariciándola suavemente. El rubio disimuló sus lágrimas.
Londres fue testigo del momento en el cual la coraza de Sherlock Holmes se hizo pedazos y comenzó a sentir como cualquier persona "normal" lo haría. Con locura y devoción.
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All Of Me
FanfictionNo todo es misterio y crímenes difíciles de resolver en el 221B de la calle Baker Street. Algo más está naciendo dentro de esas paredes. Algo completamente incontenible. CONTIENE: Johnlock & Mystrade, para todas las fanáticas del slash. Foto de port...