La Noyee

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Su primera reacción fue mirarlo con incredulidad antes de darle un fuerte golpe en la nariz.

¿Cómo demonios osaba aparecerse así? ¿Quién se creía que era para sonreírle después de todo lo que él había tenido que atravesar por su culpa?

- ¡UN EGOÍSTA! ¡ERES UN MALDITO EGOÍSTA, SHERLOCK!

- Yo también estoy feliz de verte, John

Le dirigió una mirada asesina. Él estaba vivo y eso lo llenaba de felicidad. Su único y gran amor, al cual consideraba perdido y enterrado en la frialdad de la tierra, estaba mirándolo con sus hermosos ojos zafiro llenos de lágrimas.

Sin embargo, se sentía completamente decepcionado.

Fueron dos años.

24 meses en los cuales lloró desconsoladamente noche tras noche.

104 semanas de angustia.

730 días de soledad.

17.520 horas de miseria.

1.051.200 minutos de sentirse completamente vacío.

63.072.000 segundos sin él. Sin aire en los pulmones. Sin ganas de levantarse de la cama. Sin ánimos para volver a intentarlo.

Y él ahora estaba simplemente sonriéndole. Creyendo que todo volvería a ser como antes de su partida.

En ese momento, John sabía que él amaba al Sherlock que estaba en esa tumba, bajo esa lápida de negro marfil que contenía también su vida y sus sentimientos.

El Sherlock que estaba frente a él no merecía su amor. Tenía la misma sonrisa e inteligencia que lo había enamorado, pero ya no era el mismo hombre. En su interior, todo había cambiado.

Al verse reflejado nuevamente en sus ojos, descubrió que ya no podría seguir amándolo.

Y Sherlock pudo sentirlo también.

- John, déjame explicarte

- Dos años, Sherlock - las lágrimas brotaron de sus ojos - Dos años horribles

- Fue para protegerte

- Nada es peor que el infierno que he vivido por culpa de tu egoísmo

- El motivo era más que razonable, si me permitieras decírtelo

- ¡Guárdate tus palabras, Sherlock! ¿Qué sentido tiene ahora, dime? He estado muerto sin ti, vacío, enterrado vivo en este maldito cementerio de caras y sonrisas

- John...

- Ojalá nunca hubieses entrado en mi vida, Sherlock Holmes

El detective vio como John Watson se esfumaba de su vida nuevamente. Y las palabras que preparó durante dos años quedaron simplemente ahogadas en su garganta.

All Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora