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—Hola t/n! ¡Te necesitamos ahora!.
Simplemente genial pensaste mientras te levantabas de donde estabas sentada y te dirigías al frente cuando vislumbraste la fila y casi jadeaste ante uno de los clientes en la larga fila; alto, guapo y con unos lentes extraños (lo cual era un poco raro ya que donde vivías muchos no usaban unos lentes correctamente o no los usaban).
Saliste de tus pensamientos e inmediatamente corriste a la fila, acortando rápidamente la fila hasta que te encontraste con el último cliente: el atractivo.
—Hola señor. ¿Qué le apetece hoy?—Preguntaste con una sonrisa en tu rostro. Con suerte, no se dio cuenta de que lo mirabas fijamente cuando entraste. Al salir de tus pensamientos, escuchaste al hombre decir lo que quería, escribirlo rápidamente y sumar todos los precios.
—Son $15,42, señor—dices, dándole algo de tiempo para sacar su dinero y dárselo a usted. sin perder el tamaño de su billetera y el costoso material del que parece estar hecho. va a darle su cambio, rápidamente te dice.
—No, puedes quedarte con el cambio— mira hacia abajo a la etiqueta de tu nombre—t/n—la forma en que dice tu nombre rápidamente hace que mires hacia abajo un poco, ocultando instintivamente tu rostro y asintiendo, yendo a poner el cambio en el bote de propinas.
