Capítulo 5: Rebecca la retrasada.

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15 años

Kyle estaba sentado en el sofá con un cuaderno y dos libros a su lado. En el otro sillón se encontraba Stan, recitando los deberes que tenían para esa tarde. La mesa de centro estaba cubierta de comida chatarra de todo tipo que a mi no me dejaban comer ya que hace unos meses a mamá se le pegó la idea de que debía llevar una vida saludable y adelgazar o sino me llevaría a un campamento para bajar de peso.

"Amorcito, creo que ya es tiempo de que empieces a bajar de peso, no vas a conseguir novia si sigues de ese modo"

"Pero maaaa, yo no quiero tener novia"

Aún así no le importo y me puso a dieta.

Kyle sonreía  y hablaba de temas al azar con Stan. De acuerdo, lo estaba espiando. Pero no era mi culpa que después de besarnos hace más de un año él no haya hablado del tema. Y debido a esto, estaba en las escaleras en un ángulo donde no me pudiera visualizar para escuchar sus conversaciones. Volvimos a la relación de antes, esa de los buenos días, la eterna indiferencia y el "aquí no ha sucedido nada". Ya ni siquiera sabía si tenía celos de mi, había fingido tener citas con algunas chicas pero Kyle me ignoraba y seguía con su vida.

Pero la gota que derramó el vaso fue cuando hace una semana llegó y dijo que tenía una novia, se llamaba Rebecca, asistía en la misma escuela de pobres que él y Stan.

Me costó mucho admitirlo, pero al final tuve que hacerlo. La verdad estaba frente a mis ojos y yo me vendaba para quedar ciego, me gustaba ese jodido pelirrojo y no podía evitarlo.

Era tan difícil el hecho de escuchar cada cosa que hacía con ella, si iban al cine, si salían al parque, aún más difícil si hacían la tarea juntos. Mi corazón se apretaba cada vez que venía a la casa y veía como le sonreía y esa sonrisa no era para mi. No sabía que era lo que le veía a esa retrasada estúpida, que ni siquiera abría la boca, solo veía como Kyle le explicaba y hablaba todo el tiempo, sin obtener reacción alguna de ella. Pero no me servía de nada insultarla ya que eso no haría que terminara con ella.

Aún lo odiaba, a final de cuentas era un intruso en mi casa aunque lo conozca de niño, pero por otro lado era inevitable no sentir ese hormigueo en la piel cada vez que él sonreía o cuando su mirada se iluminaba y demostraba lo feliz que era.

No era bueno para mi salud mental, me desvelaba pensando en por qué me ya no me hablaba. Tampoco lo era para mi sistema nervioso y respiratorio, mi corazón se aceleraba de una manera increíble cuando estaba cerca de él y me faltaba el aire cuando él me decía todas las mañanas "Buenos días".
Algo andaba mal conmigo.
Estúpido amor de mierda que controlaba a las personas, ¿Hacer que me enamorara de Kyle? ¿Qué clase de karma estaba pagando?
Estúpido, estúpido, estúpido.

Y Kyle volvió a sonreír y dejé de pensar por unos cuantos minutos.

—¿Qué haces Eric?—salté del susto al oír la voz de Butters en mi oído.

—CARAJO BUTTERS, ¿Qué mierda crees que haces?—le dije y lo empujé contra un mueble, lo que ocasionó que se cayera y rompiera un jarrón que tenía en él.

—¿Qué fue eso? —escuché que preguntó Kyle.

—Nada importante judío—grité desde mi lugar denotando que no tenía importancia.

Pero el jarrón se había roto provocando que pedazos de vidrio se insertaran en la mano de Butters.

—Mierda, mis padres van a regañarme.

—No te regañarán idiota, ven, vamos a curarte—maldición, justo lo que faltaba, que este idiota se accidentara.

Bajamos las escaleras sintiendo las miradas de Kyle y Stan sobre nosotros.

Cásate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora