Capitulo 2: Es cosa de Jersey.

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9 años

La maestra leía un aburrido poema. Puse cara de aburrimiento, pero en realidad estaba pensando en como convencer a mi mamá para que me dejara ir a la casa de Jimmy esta tarde con mi gata. Seguramente me diría "lleva a Kyle". Pero nosotros haremos cosas de chicos, no mariconadas nerds que estaba acostumbrado a hacer ese pendejo. Estoy seguro de que nunca en su vida se había divertido. Antes me molestaba que me obligara a ir a todos lados con mi primo el retrasado, pero misteriosamente se le metió en la cabeza que el maldito judío podía ser mi amigo. Error, él jamás lo sería. Siempre peleábamos cuando teníamos oportunidad, siempre estaba en desacuerdo en todo lo que hacía, siempre iba primero que yo en todo, jodido idiota lo odio, odiaba la sonrisa que me mostraba siempre que se salía con la suya y yo salía afectado.

No me gustaba la idea de que él fuera a la misma escuela que yo, por alguna razón que estaba fuera de mis conocimientos mi madre le pagaba la educación a Kyle y a Ike. Para Navidad les daba regalos, a pesar de que ellos no la celebraban, dejaba que hicieran sus aburridas tradiciones judías y los dejaban comer en la misma mesa que a nosotros, además de que eran libres de reglas y listas de alergias y cosas que se debían hacer. No era nada justo. Mamá se había vuelto muy amiga de la niñera, a tal punto que salían juntas al centro comercial. Por lo que era muy difícil mentirle para que la corrieran.

—Eric, podrías decirle a la clase de qué se trataba el poema —salté en mi asiento y me aparté un mechón de cabello castaño hacia atrás de mi oreja mientras miraba al señor Garrison con ojos tiernos. Cuarenta pares de ojos se giraron a mirarme, recordé que mi mamá siempre me decía que si no sabía algo sonriera y me echara el cabello hacia atrás con delicadeza.

Lo hice como me había enseñado, pero no pareció surgir efecto. Parece que ese maestro marica no caía ante mis encantos.

Escuché algunas risas, la más fuerte era la de Bebé, esa maldita puta, que estaba sentada junto a Kyle. Ella le susurró algo al oído y se rio más fuerte, pero a Kyle no pareció hacerle gracia.

—Te estamos esperando, Eric—me dijo el señor Garrison, caminando hasta mi puesto con la mirada que ponían las personas cuando hablaban con un enfermo mental. Eso me molestó.

Miré hacia el lado y Clyde se encogió de hombros, él tampoco había prestado atención. Jimmy y Timmy tampoco sabían, negaban con la cabeza para que no les preguntara nada.

Sentí ganas de golpearlo, ese idiota me estaba avergonzando.

—¡Gordo estúpido! —gritó Bebé desde el primer puesto. Toda la clase estalló en carcajadas, excepto Kyle que seguía tan serio como en un funeral. Estoy seguro que por dentro está disfrutando verme sufrir.

En una mirada fugaz que le lancé, maldiciéndolo mentalmente, vi como el gesticulaba algo con los labios mostrando una pesadez en su cara, como si no quisiera hacerlo. Me estaba mirando directamente y decía algo. Aproveché que todos reían y que la maestra trataba de hacerlos callar para entender el mensaje.
"Amor", eso le entendí.

—Amor —dije en voz alta en el preciso momento en que se hizo un silencio en la sala.

—¿Cómo dices, Eric? —me preguntó el profesor.

—Dije que el poema es de amor —le repetí apretando los dientes reprimiendo mi coraje.

Él se dio media vuelta a mirar al resto de la clase y caminó hasta el frente de la pizarra.

—Kyle, ¿por qué el poema es de amor? —le preguntó Garrison.

—Porque se compara a la amada con el verano, señalando que ella es mejor que eso —la clase seguía en silencio y vi como mis compañeros asentían. A Kyle siempre le daban la razón, podía tratarse de zombies el poema, pero si él decía que era de amor y unas cuantas cosas más, todos le creían.

Cásate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora