Capítulo 12: Mesa para dos.

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No podía dejar de mirar a la chica detrás del mostrador. Desde que llegamos a la tienda departamental no ha dejado de darme miradas profundas y de coqueteo. Era realmente guapa, de una estatura media, de cabello castaño y con una hermosa sonrisa. Trataba de ponerle atención a lo que me decía Butters acerca de la camisa que había encontrado, pero no podía apartar mi mirada de ella. Tenía una gran curiosidad sobre el porqué me estaba mirando y quería asegurarme de que no fuera una alucinación.

—Creo que la compraré... es la que mejor se me mira de todas—le entendí a Butters. Miré al suelo cuando crucé la mirada con la chica, sentí que me sonrojaba de a poco. Butters vió que no le estaba prestando atención, notó ese detalle y buscó con la vista el punto que había estado mirando, cuando encontró a la chica hizo una mueca y me golpeó en la cabeza con su mano.


—No puedes, Eric. Estás comprometido ahora, ¿qué pensaría Kyle si te viera en estos momentos?


Sí... ¿qué pensaría él? ¿me dejaría libre?


—No lo sé... tampoco es para tanto, sólo la estaba mirando pendejo. Estoy comprometido, no ciego—le respondí.


Butters negó con la cabeza y siguió sacando ropa de los colgadores de la tienda.
Levanté la vista una milésima de segundo y sentí la mirada de la chica. No podía hacer nada, ella me llamaba la atención ya que era bonita y nunca alguna chica había sentido interés alguno por mi y mucho menos ahora gracias a la intensidad de Kyle.

No, no era justo para Khal, así que me reprimí e hice como que ella no estaba en el mismo establecimiento que yo.
Sin embargo, no funcionó. Butters me regañaba cada cinco minutos por mirar "descaradamente" a una mujer que no fuera mi futuro esposo, pero al parecer él no comprendía que yo aún tenía 17 años, que nunca había salido con alguna chica, menos con una tan hermosa como ella y que yo era un chico como cualquiera.

—Eric, ya basta. Llamaré a Kyle—me dijo enojado mientras sacaba el celular del bolsillo de su pantalón.

—Tú no harás nada. No he hecho nada malo, no lo he engañado—protesté mientras bajaba su mano con su celular. Y era verdad, admitía que la chica me atraía y que no dejaba de lanzarle miradas, pero no había hablado con ella. Seguía siendo una desconocida.

—Pero la estás mirando idiota, yo odiaría que me hicieran eso—replicó molesto.

—Carajo Butters, deja de joderme.

Nos alejamos del lugar gracias a que Butters quería seguir observando ropa llamativa. Me tomó del brazo y me forzó jalando de el.

—¿Qué no vas a comprar nada?—preguntó.


—Nada llamó mi atención—contesté, cuando en verdad ni siquiera había observado la ropa del lugar. Él negó con la cabeza y siguió buscando.

Pero como siempre, las cosas iban en mi contra. Cuando Butters fue a pagar la ropa que había elegido, nos atendió nada más y nada menos que la chica.

—Hola chicos, ¿en qué puedo ayudarlos?—nos dijo con una agradable sonrisa. Butters bufó y me fulminó con la mirada con la clara advertencia de "no hagas nada o le diré todo a Kyle".

—Oh, en realidad en nada, mi amigo solo quiere pagar sus prendas—exclamé antes de que Butters dijera palabra alguna, tomé sus prendas y se las extendí a la chica.

—Sí, quiero pagar esto—le dijo Butters con una voz pesada, sin dejar de amenazarme.

La chica sin dejar de sonreír, escaneó las etiquetas y sacó una enorme bolsa para guardar la ropa.

Cásate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora