Capítulo 13: Martirio.

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—Buenas tardes, ¿mesa para dos?—exclamó el mesero que acudió a la recepción para darnos una mesa, el cual era Kyle. Se veía agitado y apresurado, concluí que era debido a que el lugar estaba lleno de gente por lo que se podía apreciar desde aquí. Ni siquiera nos había mirado de lo distraído que estaba.

—Sí por favor—contestó Heidi al ver que yo no respondí por quedarme como idiota. Finalmente Kyle nos miró y quise que me tragara la tierra. Su reacción de shock me incómodo y provocó una interrogante en Heidi.

—Oye, creo que te conozco—exclamó Heidi mientras pensaba en que lugar lo había visto—¡cierto! Eres amigo de Eric, ¿verdad?

Kyle asintió tontamente.

—Si, así es, somos amigos.

—¿Y que no piensas presentármelo?—me reprochó Heidi al no obtener cooperación de los dos.

—Bueno, emm, él es Kyle Broflovski, mi...—ni siquiera sabía que era mío o que era prudente decir; amigos, hermanos, amigos de la infancia, ex prometido...

—Soy su amigo de la infancia, casi como su hermano—respondió Kyle sin dejarme terminar la oración con evidente decepción mal disimulada al pronunciar esas palabras. El peso de aquella oración me hizo sentir como si me cayera un peso encima. Tantas cosas que pasamos, que ni siquiera lo veía como un hermano en absoluto.


—Wow, ¿en serio? No me habías mencionado eso Eric—me miró culpable y frunciendo el ceño.

—No creí que fuera relevante—contesté secamente.

—Yo soy Heidi Turner, mucho gusto—le extendió su mano a Kyle, quien aceptó gustosamente.

—Mucho gusto.

Esto era realmente incómodo.

—Espero que algún día salgamos juntos para conocernos mejor—Heidi era muy amable y amigable con cualquier persona que se le cruzara y esto me agradaba de ella, pero ahora no era el momento de hacer amigos y mucho menos con Kyle.

—Sí, sería increíble conocer a su pareja—sentenció Kyle.

—¿QUÉ?—reaccioné al instante.

—Oh vaya, creo que es muy pronto para decir eso—sus pequeñas mejillas estaban sonrojadas y se tapó su cara con vergüenza.

—Bueno, ya no les quitaré más de su preciado tiempo, los llevaré a la mesa—sonó desanimado. Tomó dos cartas del mostrador y se adentró al restaurante haciéndonos un gesto para que lo siguiéramos.

En todo este tiempo he sabido que Kyle trabajaba en un restaurante, pero nunca le pregunté en cuál. Me contaba anécdotas de él pero nunca me imaginé o presté atención de que se trataba de uno mexicano. Esto era una muestra más de lo lejanos que éramos. A pesar de haber tenido mucho tiempo juntos yo nunca me preocupé por él. Nunca lo cuestioné de su trabajo, de sus estudios, de lo que le gustaba hacer o el porqué trabajaba tanto. Siempre fui egoísta.

Él verlo caminar dándonos la espalda entre las mesas me hizo ser consciente de su físico. Estaba más delgado que antes, se notaba por el uniforme que se le miraba ajustado. Su rebelde cabello estaba peinado bajo una capa de gel que hacía verlo formal. El uniforme resaltaba su piel, se miraba más lechosa de lo normal, como si hubiera perdido su brillo. Una melancolía recorrió mis huesos y causó un desánimo en mi.


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