Capítulo 11: Sistema nervioso.

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Un poco corto, pero algo bien 🕴🏻, se aproxima drama, disfruten antes de esto. Puede parecer que me estoy contradiciendo con las palabras de Cartman, pero cabe resaltar que él ni siquiera sabe lo que quiere, está en descubrimiento y por eso pasarán cosas que interferirán en el futuro del compromiso. Espero se haya entendido mi punto, sino, pido perdón 🥹




—Me pregunto que haremos mañana—me dijo Kyle mientras me abrazaba y me hacia cosquillas en la espalda mientras yo estaba en su escritorio trabajando.

—¿Qué sucede mañana?—le pregunté. No era mi cumpleaños y mucho menos el de él, creo que no era el de alguien de la familia que yo recordara y tampoco teníamos que juntarnos con Al para organizar la boda hasta dentro de una semana, así que estaba completamente perdido.


—¿En serio Eric?—me encogí de hombros y me volteó para mirarlo con inocencia para que no se enojara por mi ignorancia.

—En serio, mañana no hay ninguna fecha especial que yo recuerde—le dije.


—Se cumple un mes desde que estamos comprometidos—me explicó con pesadez.

Por supuesto, mañana se cumplía exactamente un mes desde aquel fatídico día. Kyle sabía como me ponía con las parejas que cumplían meses o años de relación; las molestaba si las veía besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con Butters de los chicos, sus regalos estúpidos y de como terminaban al mes.


—Bueno, ¿y qué con eso idiota?—pregunté con obviedad mientras tecleaba. Kyle me soltó, se colocó a un lado de mi y me miró con seriedad, que percibí por el rabillo del ojo.

—Lo sabía, todo es una farsa, tú no me quieres y estás fingiendo que quieres hacerlo—dijo en un hilo de voz.

Puta madre, de nuevo pareciendo un niño pequeño con sus estúpidos berrinches. Ya conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me ponía cuando fallaba ante alguna demostración de cariño, ya que no quería perder mi premio que obtendría por el trato con mi madre, así que se aprovechaba de eso y me hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera. A pesar de que no sabía la razón exacta por la que yo actuaba de esa forma, quizá pensaba que finalmente había sentado cabeza. Antes le habría lanzado un libro con todas mis fuerzas para que me dejara en paz, pero además de las razones pasadas, ya estaba tan acostumbrado a verlo como mi futuro esposo que cuando me decía estas cosas, pasaban desapercibidas por la costumbre. Sabía que el las disfrutaba, era su hobby avergonzarme en cada instante que pudiera.


—Claro que lo estoy fingiendo... digo, lo siento judío... —expresé con toda la intención de hacerlo notar aunque me disculpé, pero él no cambió la expresión triste de su rostro.

Rodeé mi ojos al notar que lo que quería era que le rogara. Me levanté de mi asiento y rápidamente, presioné mis labios en su mejilla, ocultando mis náuseas de hacer algo tan cursi. Él después de realizar esta acción, me tomó por el mentón y plantó un beso en mis labios. Fue un simple roce que me dejó anonadado. Al separarnos vi un atisbo de sonrisa y me senté de nuevo en la silla para fingir mi vergüenza trabajando.


—Esta bien... ¿Qué quieres hacer mañana?—pregunté después de unos segundos sin interacción para bajarle su berrinche.

—Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela—asentí. Al menos era algo como comer y a mi eso me fascina.

—Quiero tenerte sólo para mí—me dijo con terquedad.


Era absurdo, pasábamos todos los días juntos en la casa, me iba a buscar después del trabajo, no me dejaba solo en ningún momento y dormíamos en la misma cama. ¿Acaso quería cagar también conmigo?

Cásate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora