××EPÍLOGO××

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Al día siguiente la familia Weaver y Adora se embarcaron en la aventura de conseguir todo lo necesario para convertir la habitación de visitas en la habitación de Adora.

Ya que la rubia no quería abusar de su generosidad, pero ante su insistencia, no pidió más que un sencillo escritorio. Fue así como la familia se encargó del resto bajo la dirección de Catra: Pintura del color favorito de Adora, un librero, cojines y una cajonera; fueron algunas de las cosas adquiridas para la remodelación.

El lugar quedo realmente acogedor y Adora con rapidez se sintió cómoda. Así también a nadie le costó adaptarse a la presencia de Adora en la casa Weaver. Siendo honestos todos amaban que la rubia estuviera ahí:

La señora Margot tenía una aprendiz en la cocina, que la ayudaba y estaba ansiosa por aprender.

El señor Apolo tenía una asistente que siempre estaba a su disposición para ayudarla con los arreglos en la casa.

Caleb tenía una nueva compañera de juegos.

Apolo tenía una nueva consejera y amiga.

Y Catra, bueno Catra tenía a la chica que le gustaba viviendo en su propia casa, no le podía pedir nada más a la vida.

No crean que los Weaver abusaban de la amabilidad de la pobre Adora. La rubia lo hacía con mucho gusto y cariño, como una manera de retribuirles todo lo que hacían por ella. Además, en ellos encontró una nueva familia que la aceptaba tal como era.

De hecho, era en gran parte por ello que se había quedado por tiempo indefinido con ellos. Pues unos cuantos meses, al encontrar un trabajo de medio tiempo y juntar el dinero suficiente Adora había decidido conseguir su pequeño propio lugar.

Una noche durante la cena Adora soltó la noticia, las reacciones que recibió sin duda la hicieron reconsiderar su decisión.

—Tu lugar está aquí con nosotros niña —le había dicho el señor Apolo con sumo cariño.

Caleb se levantó de su asiento para ir a abrazarse a Adora.

—No te soltaré hasta que prometas que no te iras —le dijo Caleb entre lágrimas.

El resto no dijo nada, no querían obligar a Adora a quedarse sino quería, pero sus rostros mostraban lo triste que estarían si ella se iba.

Y así fue como Adora se quedó con los Weaver mientras continuaba con sus estudios, en los cuales iba igual que bien que siempre. La beca total cubría sus colegiaturas y estaba aliviada por ello, no quería pedirle a Margot y a Apolo más que lo estrictamente necesario. Aunque de cualquier manera eso nunca detuvo a la pareja de darle a la rubia todo lo que su generoso corazón deseaba.

Por otra parte, estaba Catra, no podía negar que en algún momento se sintió culpable de lo que le había pasado a Adora.

"Si tan solo hubiera sido más cuidadosa".

"Si hubiera cerrado la maldita puerta".

Ese tipo de frases llenaban la mente de Catra, torturándola, hasta que incapaz de seguir callándolo se lo confesó a Adora mientras descansaban acostadas en la cama en silencio.

—Adora, perdóname, por lo que te pasó —dijo mientras las lágrimas empezaban a salir de sus ojos bicolores—. Por mi culpa tus padres de corrieron de tu casa y tu familia ya no te habla. Si tan solo hubiera cerrado la maldita puerta nada de esto habría pasado.

—Nada de esto es tu culpa —le dijo en tono firme y cariñoso mientras la apretaba en sus brazos—, tarde o temprano eso iba a pasar. Yo no podía dejar que Sharon me casara con un hombre, sobre todo si mi corazón te pertenece. Así que por favor no te culpes por ello.

De vacaciones con mi crush [Catradora AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora