¿Cuántas veces vemos las malas decisiones que toman otras personas y decimos que nosotros nunca haríamos lo mismo? Creces con ciertos valores, tienes límites y parámetros; dices que jamás caerás en lo que otras personas han caído, que tú verás las señales, que sabrás irte a tiempo.
Pero luego llega alguien que te demuestra que no eras tan fuerte.
Esa persona es capaz de tomar cada parte de ti, de hacer que te cuestiones la realidad, que dudes de ti misma y de las personas a tu alrededor. No viste las señales a tiempo, o no quisiste verlas, y cuando lo aceptas, ya es demasiado tarde.
Y es que a veces quieres tanto a alguien que no puedes culparte, ni nadie más debería.
Tú ya conoces mejor que nadie tus errores, sabes en qué te equivocaste y por qué lo hiciste mal. Las heridas que no sanas, te matan. Y si tienes la suerte de rodearte de personas que no te juzguen, sanarás mejor. Y cuando sanes, podrás mirar atrás y entender que todo pasa por una razón, que creciste, que aprendiste a amarte, y que lo más importante no es encontrar a alguien, sino a ti misma.
Esta es una de esas historias, como muchas otras, donde el final feliz viene cuando tú ya eres feliz.
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𝐆𝐚𝐛𝐫𝐢𝐞𝐥 #2
RomanceÉl vivía atormentado. Ella deseaba rescatarlo. ************************ Toda la vida de Anne Weathon se resume a ayudar a los más necesitados. En los orfanatos y albergues, se siente en casa. Pero un día se encuentra un niño en el metro que pertenec...