Capitulo O3.

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"La historia de Blancanieves, en sí, es horrorosa.

Como todos saben, el cuento comienza con: "En un país muy lejano vivía una bella princesita llamada Blancanieves, que tenía una madrastra, la reina, muy vanidosa..." Así lo escribieron los Hermanos Grimm... o eso creíamos.

Sin embargo, la verdadera villana en la primera versión de Blancanieves era su madre biológica y no su madrastra. En la primera edición del cuento, titulado "La pequeña Blancanieves", y publicado en 1812, la madre de la heroína desea tener una niña "blanca como la nieve", su deseo se vuelve realidad, pero cuando su hijita se convierte en rival de su belleza y el espejo mágico declara que Blancanieves es mil veces más hermosa que la reina, los celos la consumen y ordena una espantosa muerte para su propia hija."












La campana toco, salvándome de pasar adelante en la clase de psicología.

Apoye mi frente contra la mesa y tire todo el aire que tenía en mis pulmones. Sentí una mano en mi espalda por lo que gire mi rostro, aun con mi frente apoyada contra la mesa, hasta que quedo mi mejilla sobre la misma.


- Vamos a comer – dijo Ray a un lado mío, con su mano aun apoyada sobre mi espalda.

- No, gracias – conteste, volviendo a apoyar mi frente contra la mesa.

Gruñí un poco molesto y me levante de mi asiento, estirando mis brazos y mi espalda hasta sentir como mis huesos crujían. Agarre mi mochila, guarde la carpeta con mi única birome y me fui caminando a paso lento del aula.

Nunca fui muy amante de ir al comedor de la escuela. Siempre estaba lleno de idiotas, las mejores mesas siempre estaban ocupadas por los idiotas de futbol y las huecas de las porristas. Así que siempre a esa hora salía afuera, hasta la parte más alejada del patio, para fumar un cigarrillo.

Cuando llegue al patio trasero, donde estaba aquel enorme árbol, vi unas piernas flexionadas, jeans rotos y no tarde en reconocer a aquella persona.

Era aquel chico, Frank, el amigo de mi hermano.

Desde la fiesta de Bert, hace dos semanas atrás, que no lo había vuelto a ver.

Decidí acercarme a él, para devolverle la plata por haberme pagado las toallitas para Lindsey, pero cuando estaba a unos metros de distancia vi a Jasper, el líder del equipo de futbol acercarse a Frank a paso apresurado.

Me quede viendo, a lo lejos, como él le hablaba, pero Frank parecía no haber notado su presencia hasta que el rubio pateo su pie, provocando que Frank bostezara y se sentara en el pasto, con las piernas cruzadas, mientras con una mano se quitaba los auriculares negros y enormes que siempre, supongo yo, usaba.

Jasper se veía molesto, recriminándole algo, pero Frank solo le sonrió con tranquilidad, sin malicia, mientras levantaba sus hombros, provocando que Jasper apretara los puños.


- TE VOY A ENSEÑAR – grito furioso el rubio, agarrando a Frank del cuello de su campera y levantándolo del suelo.

- Metiéndote con los menores – dije en voz alta, acercándome a ambos con las manos en los bolsillos de mi jean y Jasper soltó a Frank, tirándolo al suelo y se giró, mirándome con furia.

- No te metas Way – me dijo, apretando los dientes y apuntándome con su dedo índice – o también te voy a romper la cara a vos – me dijo, acercándose a mí.

- Veni – le conteste con una sonrisa de lado, arremangándome la campera y cuando Jasper tiro la primer piña, la esquive, moviendo mi cabeza hacia el lado contrario y con mi mano derecha lo golpee en la mandíbula, desestabilizándolo.

Él retrocedió unos pasos y me devolvió el golpe, pegándome en mi mejilla derecha, logrando marearme por unos segundos.


- Ey... Tranquilos... - escuche la voz de Frank, pero no lo escuche y me tire encima de aquel idiota, agarrando su muñeca con fuerza y acercándolo más a mí, apoyando mi otra mano sobre su hombro y golpeándolo con mi rodilla en la boca del estómago – Ya... - escuche detrás mío y sentí como algo me agarraba de los hombros y me tiraba hacia atrás – tranquilo tigre... - me susurro Frank cerca del oído y solo lo mire de reojo, para luego mirar al idiota de Jasper que estaba con una rodilla en el suelo y sus manos alrededor de su abdomen.


Inhale con fuerza la máxima cantidad de aire que pude y luego la exhale lentamente.

Me gire, agarrando mi mochila, que ni recordaba haber tirado al suelo y la colgué en mi hombro, luego agarre a Frank de la muñeca y lo lleve al otro lado del patio.

Cuando ya no pude ver la estúpida figura de Jasper, solté con brusquedad la muñeca de Frank y me le quede mirando con frialdad, él solo me sonrió como siempre, tan tranquilo que ahora me daban ganas de golpearlo a él.


- Sos idiota – le dije furioso y él solo inclino su cabeza hacia un costado, confundido – ¿te iba a pegar y no te pensabas defender? – le pregunte, casi gritando, de lo enojado que estaba.

- Ah... - dijo el muy idiota, abriendo su boca sorprendido, para luego reírse suavemente – es que no estoy a favor de usar la violencia sin razón – me dijo, levantando sus hombros, restándole importancia al tema y haciendo que me enojara aún más.

- ¿Qué te estuviera por desfigurar la cara no es una maldita razón? ¿Y si yo no hubiera llegado? – le pregunte, apretando los puños – te hubiera partido la cara si yo no hubiera llegado – no le dije, le afirme y él muy idiota solo sonrió y se comenzó a reír - ¿Qué te parece tan gracioso idiota? – le pregunte, agarrándolo del cuello de su campera y acercándolo más a mí.

- Pero llegaste – me dijo, mostrándome sus dientes al sonreír y haciendo que levantara una ceja.

- ¿y si yo no hubiera llegado? – le pregunte, ahora más confundido que enojado, dejando de hacer presión con mis puños sobre su campera.

- Nunca lo sabremos – me contesto, mirándome con tanta tranquilidad que todo el enojo que tenía en esos momentos se fueron al suspirar.

- Estúpido... - dije cansado, soltando su campera y retrocediendo unos pasos, con los ojos cerrados.

- Gracias hermano de Mikey – me dijo Frank y cuando abrí mis ojos, su rostro estaba a solo centímetros del mío, y para cuando me di cuenta, Frank había besado mi mejilla, muy cerca de la comisura de mis labios, mientras una de sus manos estaba apoyada en la mejilla que hace unos instantes Jasper había golpeado.

No alcance a descifrar lo que esa acción había provocado en mi cuerpo, que Frank se separó de mí y me giño un ojo, para luego darse la vuelta he irse caminando.

Cuando le iba a gritar, aunque no sabía que, ni porque lo iba a hacer, la campana sonó, dando por finalizado la hora del receso.


- Diablos... - dije furioso, al darme cuenta que no había podido fumar mi cigarrillo y que ahora iba a tener que esperar una hora para poder fumar.








*








Entre al aula y pude ver como los idiotas futbolistas, amigos de Jasper, me quedaban mirando con frialdad.

Los ignore y fui hasta mi banco, me senté y tire mi mochila a un costado de mi asiento.


- Gerard... - escuche la voz de Bert detrás mío y fruncí el ceño.

- No estamos en esta clase juntos, que yo recuerde... - dije sin mirarlo y pude escuchar como mi amigo se reía.

- Oh... es verdad, pero es que tuve que venir a preguntar – dijo Bert, parándose enfrente de mi banco, con ambas manos apoyadas en el mismo, mirándome fijamente, por lo que levante una ceja para que prosiguiera - ¿es verdad que golpeaste a Jasper? – y ni siquiera sé porque lo deje preguntar, era obvio que me iba a preguntar sobre eso.

- Si... - le conteste y vi como mi amigo se comenzó a reír con fuerza, golpeando mi banco con su palma abierta.

Me felicito por hacerlo y cuando me pregunto porque lo hice, solo levante mis hombros, sin responderle.

Ni siquiera yo sabía el porqué.

No te enamores - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora