Capitulo O5.

51 6 1
                                    


"¿Cómo terminaba el cuento de la Cenicienta según Disney?
Cuando cenicienta se puso el zapato y le encajo a la perfección...todos los presentes se quedaron de piedra. Inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos días se casó con el príncipe, por lo que fue una princesa y nunca más volvió con su madrastra, vivió feliz en palacio hasta el último de sus días.

Pero... ¿Cuál es la verdad sobre Cenicienta?

Según la versión alemana, cuando Cenicienta entra a la iglesia, la hermana mayor caminaba a su lado derecho, mientras que la menor en el izquierdo. Las palomas le sacaron un ojo a cada una de ellas. Más tarde, cuando la pareja salió de la iglesia, la mayor estaba al lado izquierdo, y la menor al derecho; entonces las palomas les picaron el otro ojo a cada una de ellas. Y así, por su maldad y falsía, las hermanastras fueron castigadas con la ceguera por el resto de sus vidas."




~






- Nunca mandar un mensaje Gerard - me dijo Bert, apenas llegue al instituto el lunes, colgándose de mi cuello con un brazo, dejándome un poco encorvado.

- Me surgió otro plan - le conteste, bostezando, sin dejar de caminar.

- Oh... estuviste con una chica Gee~... - me dijo mi amigo, moviéndome de un lado a otro.

- Algo así... - susurre, mirando para un costado "aunque no con una chica, sino con una anciana y un chico" pensé.

- ¿y qué tal estuvo? - me pregunto, por lo que cerré mis ojos, pensando la respuesta.

Ese sábado me quede a dormir en la casa de Frank, a pedido de su abuela, pero como no había otra cama, me acosté en la misma que el menor que era de dos plazas. (Aunque insistí en dormir en el sillón, Frank me dijo que no era necesario, que su cama era grande)

Era incomodo, aun tenia esas ganas de besarlo, mi estómago se removía, pero no iba a hacerlo. Por lo que cuando nos acostamos a dormir, yo me acosté lo más lejos posible de él.

Frank no dijo nada, y antes de caer dormido me dijo "buenas noches hermano de Mikey" a lo que no le respondí.

Daba vueltas en la cama, y una vez mis ojos se acostumbraron a la oscuridad de la habitación, me gire, mirando la espalda de Frank. Había pensado en levantarme e irme, pero no sabía dónde estaban las llaves de la casa. Pensé en escaparme por la ventana, pero amaba mucho mi cara como para tirarme y en un mal movimiento, rompérmela.

Así que después de, supongo yo, una hora de dar vueltas, me resigne y cuando menos me di cuenta me había quedado dormido.

Cuando me levante, tenía medio cuerpo de Frank encima mío y su rostro entre mi cuello y hombro, por lo que la respiración de él me hacía cosquillas en el primero. Mi corazón se aceleró y sentí como se revolvían mis entrañas.

Me levante, quitándolo de encima mío con cuidado de no levantarlo, salí de su cuarto y vi a la abuela de Frank, que estaba sentada en el living siguiendo aquella bufanda de la noche anterior. Cuando me vio me sonrió y me dio un cepillo de dientes que me conto había comprado en la despensa cuando se despertó, lo acepte solo porque de verdad lo necesitaba y luego me hizo esperar en el comedor, donde me llevo una taza de café y unas tostadas con mermelada.

Me pase el domingo con Frank y su abuela, hasta que a las siete de la tarde vinieron las amigas y vecinas de ella y se pusieron a jugar a las cartas.

En ese momento me fui a mi casa con Frank y él se fue con mi hermano a Dios sabrá donde.

- Estuvo bien... - conteste, sonriendo un poco.

Cuando llegue al aula, me senté en mi pupitre, tirando mi mochila en el suelo como de costumbre, no sin antes quitar mi carpeta y birome de adentro de la misma.

No te enamores - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora