✨CAPÍTULO 07✨

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Duelo

15 de diciembre de 2020

Es de madrugada y no he podido dormir, esta fecha para mí no es fácil, Erick lo sabe, quiso quedarse conmigo para hacerme compañía, pero la verdad es que más tarde será un día largo, con mamá tenemos que buscar los vestidos y los trajes de los chicos, para estar listos un día antes del cumpleaños de papá.

Me remuevo en mi cama buscando una posición cómoda para poder dormir, pero me rindo, salgo de mi cama.

En otras circunstancias disfrutaría de la lluvia, pero aunque su sonido es relajante, no me ayuda.

Bajo las gradas y me dirijo a la cocina, mientras inicio una videollamada con mi tío. Al tercer tono contesta.

—Hola.

—Hola, pensé que estabas durmiendo.

—Estaba esperando tu llamada.

—Qué sabio.—Sonríe negando con la cabeza.

—Te conozco lo suficiente, y bruto no soy para saber en la fecha que estamos... en todo caso la bruta de esta relación, eres tú hija.—Sí, mi tío me insultaba, era amor apache.

—¿En serio? Yo pensé que a tu edad ya se olvidaban las cosas.—Me burló.

—Yo creía que a tu edad se quitaba lo idiota, pero mi sobrina me demuestra que no es así.—Me pongo la mano en el pecho y abro la boca fingiendo ofenderme. Él se ríe.

—Lamento defraudarte, pero en mi caso uno nace, no se hace.—Nos reímos, mientras me caliento unos fideos.—Tengo hambre.

—¿Quieres que te haga compañía?.—Le doy una sonrisa débil que él entiende y se queda en la llamada, termino de calentar los fideos, me sirvo limonada y me le quedo mirando a la comida durante un rato.

—Comételo Elizabeth.—Bufo, pero no le hago caso, ya no tengo apetito.—Cómetelo o te lo meto por el fondillo.—Enarca una ceja y me rio. Escucho pasos entrando a la cocina, ni siquiera me percato quién entro.

Tomo el plato y me levanto del desayunador dispuesta a ir al refrigerador a guardarlo, pero choco con algo o más bien alguien, pero como estaba en oscuras no vi. Estaba a punto de caer de culo, pero quien sea que fue logro atraparme.

—Lo siento.

—No te preocupes.—Esa maldita voz.—Venía por comida.

—¿Quieres mis fideos?, no los he tocado y están calientes.

—Pero es tu comida.

—¿Lo quieres o no?.—Después de unos segundos pensándolo, Acepta, saco un traste hondo de la platera, me sirvo hielos con limón y pepita.

Me despido de mi tío porque no quiero que se desvele, enciendo la luz y Me vuelvo a sentar en el desayunador con Mason enfrente, mira mi plato como si fuera lo más estúpido.

—¿No tenías hambre, Molly?.—Lo ignoro mientras sigo comiendo mis hielos.—Molly...

—No.

Un corazón sin vida (Editando).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora