✨CAPÍTULO 19✨

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Casa en el bosque

•Molly•

13 de marzo del 2021

En lo que el resto estaban ocupados acomodando en una habitación a mis amigas, me dio hambre y decidí cocinar algo rápido. Después de unos minutos los sándwiches estaban puestos encima de servilletas para no ensuciar los platos.

No me pueden juzgar.

—Él no besa mejor que yo.—Las risas de mis amigos suenan por toda la casa.

—Olivia lo dijo para herir tus sentimientos.—Jayson intenta consolarlo.—Cálmate, hombre.

—¿Ustedes ya se besaron?—Lo miró asombrada.

—Chss.—Chasquea la lengua.—Esto es una conversación de adultos.

—¡Jeremiah!.—Le aviento una servilleta.

—No, bueno, sí, pero eso pasó mucho antes de que regresaras.—Muerdo el interior de mi mejilla.—El primer año en la universidad.

Se lo tenían bien guardado.

—Eso no me lo esperaba.—Se burla Derek.—¡Mira eso!.—Señala el pan.—No se te quemó.

—¿Se te queman los sándwiches?.—Mason me mira sorprendido.

—Eso pasó una vez. No recordaba haber dejado la tostadora encendida.

Es cierto.

Además, nunca en mi vida la había usado, apenas había metido los panes y se habían quemado, eso pasó cuando tenía trece años.

—Fingiré que no me ofendió que te asombraras.—lo señala.

—Bueno, cambiando de tema...—Logan aplaude para llamar nuestra atención.—¿Está casa desde cuando la tienes y por qué nunca hemos estado aquí antes?

—Era un secreto y a ustedes les gusta el chisme.—Empiezo a reír cuando hacen pequeños sonidos de indignación.

—¿Por qué ella no parece sorprendida de este lugar?.—Erick me señala.

—Ya estuvo aquí.

—¡¿La trajiste a ella, antes que a nosotros?!.—Jayson lo empuja.

—Es lo que acabo de decir.—Me toma de la cintura totalmente relajado, sonrío por las miradas asesinas que tienen.

—A mí no me metan, tengo hambre.—Muerdo mi sandwich.

—¿Cuándo te hiciste esos tatuajes?.—Logan señala mi hombro y la muñeca.—¿Cómo es que apenas nos estamos dando cuenta de todo?

—Son muy lentos.—Limpió la comisura de mis labios.

—Eso no es una respuesta.

—Para mí sí.—Le guiñó un ojo.—Pero los tatuajes me los hice hace dos años.

—Quiero hacerme uno.—Sonríe animado.

—Puedo acompañarte, si quieres.—Cada uno se sirvió algo de tomar y fuimos a la sala para poner una película.

Queríamos estar pendientes de las chicas por si llegaban a necesitar algo o se sentían mal. Mientras que mis amigos estaban en el suelo con cojines y algunos ponchos, yo estaba acostada encima de Mason en el sillón. Por suerte solo vimos la mitad de la película. Todos teníamos sueño y las chicas no se habían quejado en ningún momento.

—Vamos a acostarnos.—Apago el televisor cuando veo que son las cinco y media.

—Me parece bien. Se me estaban durmiendo las nalgas.—Bromea Jayson.

Un corazón sin vida (Editando).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora