Parte 7

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Tanda rio a carcajadas, cuando esa mañana vio a su hermana salir sola por primera vez del palacio y alejarse entre las gentes, camino al templo de la luna, guiada por una niña de servicio.

! Por fin ese estorbo salía de su vida!— pensó la princesa viendo alejarse a la otra. Todo estaba hecho. Hijo del Cóndor era de ella y punto...








Litu Ratú venía con su escolta; un grupo simbólico, apenas diez guerreros Timotocuicas y diez guerreros Caribes, fieles hasta más allá de la muerte a su reina.

--Dicen que la ciudad sagrada de los chibchas es muy bella—comentó la esposa de Litu Ratú.

--Deja que veas Cuzco—le dijo el hombre—creerás que estas en el cielo, pero no mientas, lo que quieres ver rápidamente es a tu hermana Ave Azul.

--Mi corazón late con fuerza al saber que estoy cada paso más cerca de verla.

--También de conocer a la que será mi segunda esposa.

---Dicen que es muy bella—le dijo la mujer, aceptando la curiosidad.

--No más que tú—le contestó Litu Ratú—y te tengo una sorpresa, si he aceptado venir contigo aquí, es que quiero decirle a Saba Tamac que su oferta es muy generosa y me halaga, pero no puedo aceptarla.

--Ofenderías a la princesa. Ella está preparada para esto.

---Es una niña; mejores oportunidades encontrará. Los matrimonios de estado no es una costumbre entre nosotros los Timotocuicas. El entenderá mis razones. Nosotros los Timotocuicas nos casamos por amor. Quiero influir en el reino de los Chibchas casando a mis caciques, cosa que lograre fácilmente con el peso de mi presencia. —Dijo con convicción el hombre.--- Para Saba Tamac sería fácil negociar conmigo teniéndome desposado con su hija. Pero yo aumentaría mi poder al manejar el cacique que escoja para desposar con la princesa. Simple política.

--Me haces muy feliz mi dueño y señor; aceptaba pero no compartía la idea de una esposa adicional...



XVI

¿Listos?—preguntó Ita Za Berú a los hombres vestidos de Incas.

Todos asintieron.

---Iremos al trote militar rápido durante toda la noche, nuestro trabajo debemos hacerlo al amanecer. Mis espías me dicen que el objetivo está al alcance de la mano y que lo superamos doce a uno. Pero durante nuestro viaje está prohibido hablar, beber agua, detenernos a una necesidad fisiológica. Si alguien se acalambra durante el trote no lo cuenta. ¿Entendido?

Todos asintieron nuevamente.

Ita Za Berú entonces inspiró fuertemente, cerrando sus ojos, aislándose al mundo exterior, dándole la espalda a sus guerreros, se concentró en su ombligo, visualizando una llama amarilla, de una manera tal que le hizo doler éste, tal como si una aguja le estuviese penetrando, tal era la energía que le alimentaba. Después expiró fuertemente y en el más absoluto silencio comenzó el trote, que se fue intensificando a medida que se alejaban de la ciudad, seguido por el tropel de guerreros

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Litu Ratú dormía plácidamente, abrazado a su esposa, arropado por una gruesa manta, a orillas del camino real, dentro de una práctica tienda desarmable.

XIXATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora