Parte 11.Segunda Era.B

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Ave Azul entró al aposento de Tahirza, la niña dormía graciosamente en su cuna de pieles y plumas.

Ave Azul entró al aposento de Tahirza, la niña dormía graciosamente en su cuna de pieles y plumas

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 Su instinto se disparó llamando su atención, con ojos expertos vio toda la habitación y caminando muy lentamente sacó un puñal ceremonial pero efectivo que siempre llevaba oculto.

La habitación estaba vacía, pero algo más estaba se encontraba allí. Un algo transparente se movió en las pulidas paredes de piedra y dentro de su cerebro estallaron las palabras de un tono extremadamente bello.

--No temas... no temas—dijeron dentro de ella aquellas palabras, disipándose en la ventana aquella presencia.

Ave Azul por momentos quedo extática, maravillada viendo la transparencia salir. Con cuidado asomó su rostro en la inmensa ventana y vio a lo lejos en el samán del patio, posado el infaltable cachorro de Cóndor. El ave la vio amistosamente y partió rauda en un despreocupado vuelo al frio y azul cielo.


La princesa por instantes contempló el ave volar. 

 Entendió que el destino de la bebe que plácidamente dormía entre las pieles, era importante,

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 Entendió que el destino de la bebe que plácidamente dormía entre las pieles, era importante,

 Entendió que el destino de la bebe que plácidamente dormía entre las pieles, era importante,

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 quizás demasiado. Un aroma. Un exquisito aroma nunca antes sentido, casi sólido la embargaba. Dos inmensas lágrimas corrieron por su rostro. Tomó la criatura y con cuidado la cargó, apretándola con mucho cuidado contra su pecho.






Ita Za Berú recibió de su dueño y señor razones más completas que las escuchadas por Hijo del Cóndor. El general maldijo nuevamente a su hermano por haberlo enviado a otra sucia trampa. Tampoco le gustó mucho el recelo de Saba Tamac en sus gestos para con su persona. Ahora le tocaba presentar ante el Concejo de Tribus su balance de operaciones del mes de guerra. Las famosas veinticuatro horas eran una impresionante sarta de derrotas, que evidenciaba una salida política al caso. Ita Za Berú se había mantenido en lenguaje profesional de las operaciones y sus consecuencias, pero su discurso se convirtió en una alabanza al desempeño de los enemigos , con una exaltación a su coraje y valentía. Los Caribes eran pero demasiados peligrosos. Era factible pensar que la guerra se iría estancando y no habría ganadores ni vencidos.

--Esto es inaceptable—dijo el gran Saba Tamac—los generales que no muestren victorias deberán ofrendar su vida a los pueblos.

--Entonces toma la mía—dijo en una muestra de falsa valentía Ita Za Berú—yo soy el responsable de la conducción de la guerra al seguir tus precisas instrucciones. Pero en descargo, apenas unos días atrás cuando llegue hice mis observaciones. No podemos mantener una guerra de posiciones fijas, eso es extremadamente peligroso, ante un enemigo con una elasticidad extraordinaria. Necesitamos más batallones Incas.

---A ellos les ha ido pero peor que nosotros. No están acostumbrados al calor, ni a los insectos, ni al paludismo, que hace más estragos en ellos que la misma guerra.—remató un miembro del Consejo de Tribus, delatándose de tener informantes entre las tropas, al hacer esa confesión.





Bibut consideraba que le hacía la competencia a cualquier agente viajero; de seguir así le abriría un hueco al camino real entre tantas idas y venidas a los urgentes llamados de su señor y dueño. Era un viaje fastidioso, peligroso y largo, donde de paso tenía que averiguar durante el desarrollo del mismo, donde se encontraba su sagrado jefe, entre Cuzco ó Machú Pichu. Por lo menos en ésta oportunidad ya sabía que el gran Inca estaba en Machú Pichu, lo que indicaba que éste estaba en ánimos espirituales.

 Por lo menos en ésta oportunidad ya sabía que  el gran Inca estaba en Machú Pichu, lo que indicaba que éste estaba en ánimos espirituales

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---Ahora el imperio Chibcha está en guerra en todas su fronteras, menos en la parte nuestra. Los jíbaros y los Jiraharas están extremadamente belicosos en el sur; ya perdieron respeto de sus vecinos.

---Eso lo sé—dijo el sagrado hombre inescrutablemente—ya vino por ahí, el embajador chibcha, todo lloroso y arrastrado con mensajes del inepto de Saba Tamac pidiendo más ayuda militar.

Ya se sabe en todas las tribus que los Chibchas no podrán mantener por mucho más tiempo una guerra de desgaste.

Ni nosotros. Mis planes ya se les ven forma y tiempo real. Pronto sentaré a Altulay en el trono Chibcha.

---Las leyes Chibchas prohíben una mujer en el trono.—dijo con extremo cuidado el embajador.

---¿Dónde está esa ley?—dijo de repente el gran Inca con inaudita soberbia-- ¿Dónde está el que me va a decir que no? Las leyes están hechas para ser cambiadas. Nada me cuesta ocupar el territorio Chibcha y hacer lo que se me viene en gana. De repente hasta las tierras calientes de los Timotocuicas me resultan atractivas. La alianza no tiene cómo ganar la guerra, pero le van a fastidiar la vida a Saba Tamac y le van a hacer perder confianza en sí mismo, todo tiene como lógico final mi propio beneficio.

//Existe un grupo complotado internamente para hacerse con el poder. Ya varias veces han conversado conmigo.- explicó el embajador, comprendiendo perfectamente que ese mismo grupo hablaba con el gran Capac

---Sí. El único que no quiere darse cuenta que Ita Za Berú y Rut Za Berú están complotados es el propio gafo de Saba Tamac. Estoy más que cierto que si vas a cualquier esquina y le preguntas a algún vendedor de chicha este inmediatamente te dirá que ese par están conspirando.

---Ita está ahora mismo en el norte peleando contra la alianza.

----¡¡¡Ufff¡-- dijo el Inca levantando sus brazos al cielo—ese no les ganara ni una.

Continuara

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