Tiempo de las Lunas. 3.17

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Este capitulo esta dedicado a los amigos que nos están leyendo desde Mexico...


Tiempo de las Lunas. 3.17 


Bibut se preparaba para partir. Esta vez sería la escolta de Xixata, quien tenía que marchar obedeciendo contra su voluntad al llamado de su abuelo. En su última visita el Gran Inca había mostrado curiosidad por Hijo del Cóndor y le había expresado que ampliarían sus conversaciones con Ita y Rut Za Beru, quienes se movían constantemente entre el frente de batalla y la ciudad sagrada de los Incas en incognito.

 El Gran Inca días antes había mostrado sorpresa por la capacidad de combate de los chibchas y se enfureció cuando supo que los triunfos Incas eran compartidos. Otro nuevo viaje se imponía. Esta vez con mayor protocolo. Transportaría a la nieta del Gran Sol. Sí Xixata llegaba a Cuzco aunque fuese con una picada de zancudos ó quemada en un dedo por el sol, él rechoncho embajador  lo pagaría con una muerte horrorosa. Debía ser cuidadoso con el agua y sus alimentos. Hasta la frontera sería escoltado por la guardia real chibcha; después de la frontera el batallón ceremonial de los Incas lo esperaba con sus sagrados jaguares amaestrados

 Hasta la frontera sería escoltado por la guardia real chibcha; después de la frontera el batallón ceremonial de los Incas lo esperaba con sus sagrados jaguares amaestrados

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; desde ese momento la joven a diferencia de los pueblos chibchas, no podría ser vista por nadie más que los seres dispuestos por el gran Señor Inca. 

Triste vida en el inmenso y frio palacio ceremonial del Gran padre Cápac. La joven estaría sujeta a los caprichos del enloquecido Anciano y su vida pendería constantemente de un hilo, sino cumplía el extremo protocolo imperial. Definitivamente no la envidiaba. Eso era peor que la muerte en vida del templo de la luna. Bibut se dispuso a ir al templo de la luna para explicar a la joven el rígido ceremonial con el que tendría que presentarse, lo demás lo aprendería en la corte.




VIII


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