Parte 12.Segunda Era.C

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Parte 12. Segunda Era. C

Hijo del Cóndor miraba consternado a sus legiones. Parecían un barco abollado por una tormenta. Prácticamente no había nadie ileso y literalmente se estaban cayendo de sueño. Los ataques de la alianza eran más contundentes y seguidos. Solamente hoy ya llevaban más de diez y seis defensas. Ahora no había tiempo para comer, para cubrir las necesidades, dormir era un lujo. La vida era un guerrear continuo con descansos de cinco minutos y la inútil orden de Saba Tamac de mantenerse inmóviles a costa de lo que fuera, impedían patrullas, exploraciones y contraataques. Hijo del Cóndor estaba ya en sus límites de paciencia, mientras comía unas guanábanas, soltando violentamente la fruta al oír el griterío característico que antecedía el combate. El cacique tomo una larga lanza Caribe y dijo.

---Esto se acaba de una vez. Cuando se retiren inmediatamente no les pegamos atrás. Van a vivir lo mismo que ellos nos dan. Me importan las gestas diplomáticas un bledo.—dijo mientras al frente de sus hombres esperaba la horda que venía encima de ellos--- Triple Feo, no mantengamos la posición, abres y los dejas entrar, después cerramos la brecha, se encargan del grupo que ingresa y yo persigo los que queden afuera.

--¡Por fin¡--exclamo el otro complacido, quien mostraba un inmenso chichón en la frente,.

Así lo hicieron, abriendo la línea y permitiendo el ingreso de una masa de Caribes, cerrando la línea y dejando a ese grupo dentro del bolsón. La retaguardia de los atacantes estaba compuesta por Timotocuicas quienes se vieron a campo libre frente a la línea Chibcha, ahora compuesta de soldados más veteranos y sin ningunas ganas de compasión.


 Hijo del Cóndor y su gente chocaron violentamente con estos y los Caribes dentro del bolsón no pudieron hacer contacto con nadie, recibiendo un baño de flechas aparentemente interminable, que fue diezmándolos sin darle oportunidad de combatir. Bien pronto los Timotocuicas emprendieron la retirada, con los Chibchas pegados como garrapatas a sus talones, en cada combate estos con furia diezmaban a los Timotocuicas, quienes optaron por incrementar su huida a la frontera; pero esta vez los Chibchas no se detuvieron. Por primera vez los Caribes conocieron la derrota después de cuarenta días de guerra.

---Quiero prisioneros—dijo Hijo del Cóndor, feliz por su segunda victoria y la primera de gran importancia en la guerra—ahora Saba Tamac tendrá que escuchar y entender.



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Sin saber lo que ocurría en sus fronteras sur. Los caciques de la alianza celebraban su reunión en medio de un gran entusiasmo.

 Los caciques de la alianza celebraban su reunión en medio de un gran entusiasmo

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 Los resultados de la guerra eran más que satisfactorios. Los Chibchas se acostumbraban a morder el polvo de la derrota seguido y no tenían espíritu para continuar. El cacique Rafahtrak era un entusiasta contumaz de las buenas nuevas que se perfilaban en el horizonte.

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