Lumine—¡Oooooh! ¡Al fin llegamos a Mondstadt! —chilló Paimon con alegría mientras revoloteaba sobre mi cabeza.— ¡Vayamos a El Buen Cazador para comer algo! Paimon se muere de hambre... —con dos manos sobre su barriga, Paimon se dejó caer encima mío fingiendo un desmayo. La sostuve en mis brazos y negué con una sonrisa.
—Primero debemos llevarle la carta a Amber. Luego podemos ir a comer algo.
Alarmada, ella volvió a tomar vuelo escapando de mi extraño abrazo. Comenzó a dar vueltas por todos lados frenéticamente. Se sostenía la corona que nunca se caería, y sus ojos buscaban desesperadamente a alguien.
Yo solo me limité a reír.—¡Es verdad! ¡Hay que encontrar a Amber lo antes posible! —giró para mirarme con furia y salió disparada directo a la entrada de la ciudad.—¡Vamos Lumine, Collei confía en nosotras!
Descansé mis manos sobre mi cintura, tomé aire y caminé detrás de ella.
A diferencia de Paimon, no tenía una razón exacta para estar apurada. Saludé a varias personas en mi camino a la Sede de los Caballeros de Favonius y me permití disfrutar del ambiente. Cálido y acogedor, como un hogar, supongo. Una angustia inevitable me invade al recordar que mi hogar ya no es cálido y acogedor desde hace mucho tiempo.
Es mi cuarto viaje importante en Teyvat y cada vez tengo menos esperanzas de dar con mi hermano. Es como si Aether se escapara de mi; me habla del final del viaje pero, ¿Es realmente importante si él no está?
No me interesa la verdad de este mundo si me impide encontrar a mi mundo.—¡Lumine! ¿Qué sucede? ¿Por qué te detienes? —Paimon frenó su apresurado vuelo volviendo hacia mí. —¡Vamos, no te detengas! Luego tendremos tiempo para descansar, ahora hay que entregar esta carta. —agitó sus manos frente a mi rostro para llamar mi atención. Hice movimientos con la cabeza aturdida para que me dejara en paz, dándole a entender que se apresurara. Después de que rezongara, retoma su camino. Mascullando cosas para sí misma.
Es tan extraño oír mi nombre en la boca de tantas personas, pero no en la de él. Lo que antes me parecía un gesto cotidiano, ahora es una súplica diaria. Le suplico a las estrellas que en la próxima nación esté mi hermano esperándome con una sonrisa. Diciéndome que al igual que yo está cansado de jugar al gato y el ratón. Que está listo para irse. Para irse conmigo.
Yo lo abrazaría y probablemente lloraría. Lloraría tanto que podría llenar ríos y mares con mis lágrimas. Me aferraría a su cuerpo para que no pueda irse otra vez, o al menos no pueda hacerlo sin mí.Mis sentidos se alertan y mi nostalgia vuelve a su lugar, en lo profundo de mi corazón, en un rincón alejado de todas las ideas estúpidas que podría provocar si entrara en contacto con mi mente.
Siento la inquietante sensación de que alguien me está observando. Restablezco mis pasos pero esta vez observando de reojo a mis alrededores. Por más que busque y no encuentre nada, la sensación no se va. Persiste. La piel se me eriza, pero sigo caminando.
Me doy la vuelta, con mis puños cerrados listos para actuar pero mi fuerza se debilita un poco al ver a la desagradable persona que tengo en frente.—Luces ridícula intentando caminar tranquila cuando se nota a kilómetros lo tensa que estás. —con una sonrisa, Tartaglia frena delante mío. —¡Qué tal compañera, tanto tiempo sin vernos! ¿Cómo has estado?
—Hasta hace un momento, estaba bien.
Relajo mis manos y le doy la espalda para caminar en el sentido contrario. Él comenzó a seguirme inmediatamente, me hubiese sorprendido que no lo hubiera hecho.
—¡Eh, eh! ¿Así es como recibes a un viejo amigo?
—No somos amigos, Tartaglia.
Era tonto pensar que con eso se rendiría y me dejaría en paz. Siguió insistiendo con tantas fantasías que en algún momento dejé de escuchar. Apresuré mis pasos e intenté perderme entre la gente, pero por supuesto que fue en vano. Me escabullí entre las multitudes empujando a todas las personas que me cruzaba, pero lamentablemente hoy las calles no estaban tan habitadas.
Cuando mi paciencia llegó a un límite, me detuve y lo enfrenté.

ESTÁS LEYENDO
Cristal || Chilumi
FanfictionChilumi en descomposición lenta. Escapando de un ejército Fatui y de la Arconte Cryo, Childe se escabulle intentando llegar a Snezhnaya lo antes posible y por caminos deshabitados. Convence a Lumine de acompañarla en su viaje y así, según él, hacerl...