Lumine.Las montañas empezaron a esconderse entre las nubes y ese fue el detalle que me hizo saber que ya no nos encontrábamos en Mondstadt. A partir de ahora nos esperaba un camino rocoso y desigual, más árido y aislado.
El sol ardiente me causaba un terrible escozor en cualquier parte expuesta de mi piel. Me acaricie el hombro con la palma de la mano y suspiré por encontrar un lugar con sombra cerca.—¡Podríamos ir a Espinadragón! Estamos cerca y Paimon necesita refrescarse.
—¿Espinadragón? —se apresuró Tartaglia. —¡Está lleno de monstruos! —la velocidad con la expulsó esas palabras me hace dudar. Si no conociera su retorcida mente diría que está asustado, pero no lo está; oculta algo y no es temor. Paimon y yo intercambiamos miradas con las cejas en alto y él comprende nuestro lenguaje. —No quiero que retrasemos el viaje, conozco tiendas ambulantes de suministros cercanos. Podemos rodear la ciudad central y llegar a la costa para partir hacia Inazuma rápidamente, no es necesario tanto entretenimiento.
—El viaje lo lidero yo. —sentencié con palabras hoscas y terminantes. —Nosotras queremos pasear por la ciudad antes de continuar, no pienso dejarte solo así que tendrás que acompañarnos. —era una mentira. Me encantaría dejarlo solo, lejos, que se pierda con sus vendedores ambulantes y rutas ofuscantes. Pero necesito pellizcar ese secreto que tanto se esfuerza en ocultar. Había soportado tres semanas de incertidumbre, no puedo más. Si él quiere seguir conmigo debe confesar, sino terminamos esta payasada aquí y ahora.
Se retuerce en su lugar y ahora es mucho más evidente qué hay algo que no me está contando. Luego de lo que parece ser una discusión consigo mismo acepta el acuerdo al que debe haber llegado. Resopla como un niño antes de decir.
—No estoy en buenas condiciones con la Geormanda actualmente. —dice finalmente alargando las palabras con cuidado.
—¡Ja! ¿Y cuándo lo has estado? ¡No nos mientas Fatui! —señala Paimon, y tiene razón. ¿Cómo es que ahora estar en problemas es un problema para él?
—¡Sh... sh..! —se abalanza desesperado a ella y la asfixia en un abrazo para que se calle. Mi espada aparece ya como un reflejo y me preparo en posicion. Tartaglia suelta a Paimon después de que ella lo mordiera y eso me alivia un poco. —¡Ah! —gime y respira profundamente. —¡Basta, van a llamar la atención! Lumine, guarda tu espada... —susurra mientras mira a sus alrededores. Me sobresalto cuando toma mis muñecas y se acerca con una distancia peligrosa. —...están en todas partes...
—No hay nadie aquí... —susurro también y me retuerzo en su agarre, pero él ejerce más fuerza. Verlo tan intranquilo me confundía, y me enfadaba. No sé en qué mañas se habrá metido ahora pero yo no quiero ser partícipe de esto. —Me estás lastimando, me duele. —mientras más intentaba soltarme, más me agarraba, más me acercaba. Podía oler su perfume caro y la tela de su ropa hacía cosquillas en mi nariz. Harta de poner resistencia y de que no ceda, una bomba anemo explota en mis manos expulsándonos a los dos en el aire. No sé cuántas vueltas rodé en el suelo, pero mi cabeza se balanceaba como un océano agitado. Paimon vino rápidamente a socorrerme, elevé la mirada de la hierba seca, Tartaglia se encontraba medio inconsciente. Abrió los ojos con lentitud y cuando vio la furia en los míos respiró hondo nuevamente. La explosión en él fue más crítica, lo impulsó hacia una roca y se golpeó la espalda contra ella. No puedo ni quiero imaginar el dolor creciente que debe estar sintiendo; pero no me apena, se lo merece.
Descansa su cabeza en la roca y si no estuviera tan enojada diría que se ve lindo, atractivo. Bastante atractivo. Descarto esos pensamientos de mi mente con un movimiento rápido y me levanto con precisión. No sé porqué pero mis pies caminan solos hacia su dirección.
Abre los ojos cuando mi sombra le roba el calor del sol y los vuelve a cerrar.

ESTÁS LEYENDO
Cristal || Chilumi
FanfictionChilumi en descomposición lenta. Escapando de un ejército Fatui y de la Arconte Cryo, Childe se escabulle intentando llegar a Snezhnaya lo antes posible y por caminos deshabitados. Convence a Lumine de acompañarla en su viaje y así, según él, hacerl...