Lumine—¡Buenos días, Lumine! —aunque intenté fingir, desvelarme toda la noche me dejó secuelas difíciles de ocultar, que se notaban en mis ojos ardientes en rojo vivo, resaltando el dorado de mi iris; las grandes ojeras que comenzaban a revelarse bajo mi mirada y mi falta de atención a mi entorno. Siendo esto último mi mayor problema. Me rendí a las exigencias de mi cuerpo y le devolví una falsa sonrisa a Paimon, que probablemente ella entendió.
Tartaglia tampoco durmió en toda la noche. Por un momento lo escuché irse a entrenar y obviamente no lo seguí. Mi única prioridad es proteger a Paimon, no me importan las cosas que él tenga que hacer lejos de nosotras. Lejos, mejor incluso.
A diferencia de mí, él no tenía todas las cicatrices que exponían cómo se había desvelado. Parece que el Fatui tiene más experiencia en estas guardias o un buen truco para ocultar sus manchas. Pero tiene sentido, un Heraldo de la Zarina no puede parecer vulnerable y cansado; no me sorprendería que esté usando algún tipo de magia extraña para ocultar su verdadero rostro.Ahora mismo me encontraba recogiendo manzanas para el desayuno.
La cena de ayer había sido devorada completamente por Paimon, se encontraba tan hambrienta que incluso tuve que darle un poco de mi plato. Mi único plato. Sin embargo, Tartaglia me ofreció el suyo. No dijo nada, simplemente me miró y estiró su comida hacia mí. Yo lo observé detenidamente y me di la vuelta con un movimiento hosco. Paimon terminó comiéndoselo.Tartaglia había salido más temprano, no me preocupé en preguntarle a dónde iba porque honestamente no me interesaba. ¿Aether confiaría en él? Por supuesto que no, pero no lo trataría de esta forma. Como si se quisiera comunicar conmigo, un recuerdo con propósito invade mi memoria: Ya sé que no te agrada, a mi tampoco. Pero por el momento no ha hecho nada malo ¿Tenemos entonces realmente el derecho de ser malos con él?
No lo sé, Aether. Si estuvieras aquí y no en mi memoria liderarías la situación y yo simplemente me tendría que preocupar por guiar nuestro viaje. Un sentimiento ajeno a esa memoria invade mi pecho. El enojo. Siento como mi esternón arde y como mis mejillas cosquillean. Si estuvieras aquí repito, pero no lo estás. No lo estás desde hace tiempo. Fue decisión tuya desaparecer de mi vida, ¿Entonces porque no desapareces de mi mente también?—¡Rubia! —oigo a lo lejos. Quisiera no darme vuelta y seguir esta discusión con mi hermano pero parece que incluso mi cuerpo sabe cuando es necesario detenerse. Involuntariamente, mi cuerpo reacciona ante su llamado y lo miró con desaprobación. Está completamente ensangrentado, en una mano tiene su arco y en la otra el cuerpo de un jabalí sin cabeza. Mi rostro se perturba al imaginarme si él habrá disfrutado y sonreído mientras asesinaba a ese animal, la imagen desagradable se plasma en mi mente y es difícil de quitar. En vano intento volver a los recuerdos de los reproches de Aether. Vuelvo a mirar hacia los árboles para evitar el fuerte hedor que desprendía. —Traje algo para que podamos almorzar, pero voy a necesitar ayuda para despellejarlo.
—Por favor, deshazte de eso. —sentencié tapándome la nariz.
—¿Eh? —lo miro nuevamente y su cara de desconcierto me hace reír. Es una imagen tan bizarra y entretenida al mismo tiempo. —¿Qué es tan gracioso? ¡Ya está muerto! ¿Cómo voy a tirarlo? —parecía tan preocupado que incluso me enfadaba, ¿Desde cuándo le interesa el punto moral?
Volví a recoger manzanas pero esta vez arrancándolas con fuerza. Estoy completamente segura de que no tiene ni una pizca de culpabilidad en su cuerpo por haber asesinado a ese jabalí. Llora por animales muertos pero se retuerce de la risa por miles de personas inocentes. No sé a dónde quiere llegar con todo este falso teatro, pero al menos a Snezhnaya no lo hará. Lo mataría antes si pudiera.
Por tanta brusquedad el cuenco cayó al suelo y todas las manzanas salieron rodando. Me agaché rápidamente a recogerlas y él amagó con acercarse, bien hizo en no hacerlo.Se fue en silencio hacia el campamento, observé con recelo como se sentaba en un tronco y comenzaba a despellejarlo él mismo. Llevamos tan solo dos días juntos y ya me irritó más de lo que Paimon lo ha hecho en dos años. Ojalá las estrellas se apiaden de mí y me ayuden a llevar este viaje de forma más ligera, o mejor aún, a no tener que hacerlo.
Paimon lucía ajena a la situación. Hablaba sola sobre los monstruos a nuestro alrededor y se quejaba del mal olor que desprendía la carne, pero ni siquiera Tartaglia le contestó esta vez. Arrancaba la piel del jabalí con tanta fuerza que era hasta cierto punto aterrador. Lo observé detenidamente mientras hacía su trabajo, la furia que emanaba contra el animal era imponente. Algo turbio, algo triste tiembla en su rostro. No se molesta en levantar su máscara, parece que se ha caído a un lugar tan profundo que ni siquiera él puede alcanzarla. Siento que toqué algo con mi indiferencia, una herida a carne viva o una cicatriz sangrando.
Mentiría si dijera que me da pena o que me siento culpable por rechazarlo, pero una extraña sensación incómoda comienza a crecer en mi pecho lentamente.

ESTÁS LEYENDO
Cristal || Chilumi
FanfictionChilumi en descomposición lenta. Escapando de un ejército Fatui y de la Arconte Cryo, Childe se escabulle intentando llegar a Snezhnaya lo antes posible y por caminos deshabitados. Convence a Lumine de acompañarla en su viaje y así, según él, hacerl...