LumineLa llama roja brillaba con intensidad en la profunda oscuridad del bosque. El fuego amenazaba con apagarse cada vez que las pocas ramas secas que logramos conseguir se consumían, y eso me hacía lamentar aún más no poder manejar el elemento Pyro. Oh, la cantidad de cosas que se me facilitarían con ese simple detalle.
Intenté utilizar electro para encender la fogata, pero al igual que el fuego común, necesita algo para quemar. Todo sería distinto si la llama eterna estuviera entre mis habilidades.Es la primera noche que compartimos con Tartaglia y supongo que él ya se lo esperaba, pero no bajaré la guardia. Ni hoy, ni mañana, ni en lo que nos queda de viaje. Lo miro fijamente y eso me sirve para analizar mejor la estructura de su rostro. Es apuesto, no lo voy a negar, pero si no trabajara con las personas equivocadas sería mucho más lindo. Sus ojos son un verdadero misterio, tan intensos como el océano, infinitamente aterradores. Aunque actúe de otra forma, su mirada sanguinaria siempre está presente y eso es algo con lo que debo de tener cuidado. Puede querer ocultar su cara enfermiza con chistes y coqueteos baratos pero esa parte de él siempre estará. Lo puedo asegurar porque es algo que nos pasa a todos. Quizás al principio era mucho más sencillo, pero estoy segura de que ya varios se han dado cuenta de lo irritante que es ayudar sin recibir nada a cambio, se nota en mi tono, en mis movimientos y mis expresiones. Algún detallista también habrá indagado en mis ojos como yo en los de Tartaglia y pudo ver con más claridad mi inconformidad con ser una heroína. Estoy ansiosa por saber qué me dará él a cambio.
—¿No puedes quitarme el ojo de encima porque soy increíblemente apuesto o porque soy tan fuerte que temes que te juegue alguna trampa mientras duermes? —alardeó. No puedo decir si lo que dijo fue una afirmación o una pregunta. Como sea, mi respuesta sería no a cualquiera de esas dos. Tartaglia mantiene su distancia, aislado del calor. Más que fuerte, es inteligente, porque sabe cuál es su lugar y lo mantiene.
—Todavía no me has dicho el porqué de tu viaje. -espeté. No soné amable, tampoco intenté hacerlo. Este viaje era un favor que le estaba haciendo, uno que me iba a deber después; no era cosa de amigos, sino de... intereses.
Resopló soltando una gran cantidad de aire haciendo un sonido exageradamente fuerte. Hizo un movimiento con la cabeza como intentando pensar una respuesta convincente, era obvio que no iba a decirme su verdadero motivo y yo iba a insistir hasta saberlo.
—¿Cómo debería llamarte? Ya que no puedo decirte amiga, colega o tu nombre. Si me veo en una situación donde necesite tu ayuda, ¿Cómo te lo haré saber?
—Creo que por tu orgullo no necesitarás nunca mi ayuda.
—Ahora la estoy necesitando.
Hm. Touché.
—No me llames y listo. —sentencié con la amabilidad de un erizo.
Un viento fresco y suave arropó lo que quedaba de la noche. Acarició mis hombros tan sutilmente que parecía un movimiento casi humano, como un mensaje. ¿Un mensaje de Venti, quizás? ¿de mi hermano, o de las estrellas? Este tipo de reacciones con los elementos suelen suceder en situaciones en las que verdaderamente me siento acorralada. Yo sé que Tartaglia no merece mi ayuda y mucho menos la vale, pero mi curiosidad y la intriga que él emana es una combinación peligrosa, y no me está gustando. Elevé mis rodillas y las junté a mi pecho, con mi mano libre apreté ligeramente el mango de mi espada para que sepa que esta situación no es un chiste y aunque tuviera respuestas claras y coherentes, nunca cedería.
—Rubia. —arrastró mientras me miraba. —Rubia es un buen apodo, ¿o no? —el movimiento de poner los ojos en blanco fue casi instantáneo, si pudiera le daría la espalda. Creo entonces que mi silencio fue respuesta suficiente. —Rubia será.

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Cristal || Chilumi
FanficChilumi en descomposición lenta. Escapando de un ejército Fatui y de la Arconte Cryo, Childe se escabulle intentando llegar a Snezhnaya lo antes posible y por caminos deshabitados. Convence a Lumine de acompañarla en su viaje y así, según él, hacerl...