—Buen día Nathaniel, es un gusto conocerte al fin —habló el mayor con una sonrisa después de haber recibido la custodia.Era todo abrumador para el más chico, quien después de pasar toda su vida en aquel orfanato, convencido de que nadie lo sacaría de ahí, ahora estaba siendo recibido en los brazos de un extraño quien lo había elegido a él sobre todos sus fabulosos compañeros de orfanato, más geniales y jóvenes que él, no sentía merecerlo.
—Nathaniel, se educado y saluda. —habló la mujer que se había hecho cargo de él por tanto tiempo, estaba feliz cuando le dijeron que podría visitarla.
—Buen día señor Dante, es... un gusto conocerlo también.
Estaba nervioso, se notaba en sus titubeos al hablar, en sus manos que no se quedaban quietas, y en sus mejillas completamente rojas.
—¿Ya está todo listo para irnos? —el mayor preguntó y recibió un asentimiento por parte del chico. —Usa tus palabras, por favor, para eso tienes una linda boquita ¿No es así?
—Sí señor, está todo listo... —dijo sintiendo mariposas en el estómago por la voz del contrario.
Se despidió y aquel hombre le ayudó a llevar sus pertenencias al carro, las cuales no eran muchas.
—Estoy muy feliz de poder cuidarte, Nathaniel, se que es difícil para ti, pero te acostumbrarás. A partir de ahora estoy aquí para ti, puedes confiar en mi y pedirme toda la ayuda que necesites, estoy para cuidarte y educarte ¿De acuerdo? Espero no tener que regañarte muy seguido y que sea fácil la convivencia.
El camino no fue muy ruidoso, todo lo contrario, el que más hablaba era Dante, Nathaniel supuso que estaba intentando darle su apoyo y confianza para que las cosas no se hicieran incómodas.
Al llegar le mostró la casa y su habitación, era espaciosa y se veía cómoda, le había gustado demasiado, aunque no opinó lo mismo acerca de lo que llegó después del almuerzo, pensaba que se había librado de las reglas cuando lo sacaron del orfanato.
—Bien Nathaniel ¿Hay algunas reglas que quieras plantear?
—No realmente, señor.
—De acuerdo, si llegas a pensar en alguna, coméntamela por favor, con gusto veremos de qué se trata y la incluiremos. Me gustaría también decir lo mismo, pero lastimosamente hay unas reglas que si tienes que seguir.
—Entiendo, señor.
—Nada de groserías en mi casa, ni conmigo, tampoco ser odioso o malcriado. Debes ser respetuoso, pedir permiso siempre y decir por favor y gracias. No me gusta el desorden, así que sé ordenado. Nada de acostarse tarde. Siempre coméntame sobre tu salud, es muy importante, no quiero que la descuides, y por favor, cuéntame lo que te suceda, si pasa algo dime, necesito que haya comunicación entre nosotros —hizo una leve pausa— Eso sería todo ¿Crees que puedas memorizarlo? Puedo escribirtelo en un papel y puedes repasarlo de vez en cuando.
—Entiendo, aunque la cantidad de reglas es algo larga ¿No? Incluso si las escribo en un papel ¿Podré cumplirlas todas? No creo que sea posible sinceramente...
—No te preocupes Nathaniel, es difícil al principio. Si no sabes seguir reglas, aprenderás, me parecen una miseria si las comparamos con las del orfanato, no trates de jugar conmigo ¿Sí? Yo se que puedes.
—Aún así... No creo que pueda seguirlas. —simplemente, no quería reglas.
—Oh, por supuesto que sí, no te preocupes, si no las recuerdas a menudo, empezarás a memorizarlas perfectamente con unos buenos castigos —le guiñó el ojo y se levantó para recoger la mesa y desaparecer por el pasillo que llevaba a la cocina, dejando a un Nathaniel intrigado y algo asustado.
¿Castigos?
Sinceramente el menor pensó que era una pequeña broma para asustarlo y hacerlo obedecer, y ojalá así hubiera sido....
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̨𔓕 Be a good boy ̨𔓕
RandomDante, un joven graduado de las mejores universidades de medicina con el mejor promedio, siendo el estudiante más joven de su graduación, se hará cargo de un chico, Nathaniel, un estudiante de último año que quedará bajo su custodia, haciendo una di...