𔘓 04 𔘓

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Aquella semana había sido un completo desastre, en todos los sentidos.

La llamada de su madre había llevado el mundo de Dante para abajo, reviviendo recuerdos y experiencias que creía haber enterrado.

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-¡Que precioso mi bebé! ¡Felicidades por tu ocho! -besó el rostro de su hermano. - ¿Viste, Dante? Tu hermano mayor será un verdadero éxito, no como tú, un niño mentiroso y copión.

-M-ma... en serio gané ese diez -dijo con sus ojos humedecidos viendo como ni siquiera siendo un chico de diez, podría darle orgullo a su familia. -También gané hoy el premio al mejor estudiante... no fuiste a verme.

-Dios mío, Dante, cállate la boca. -dijo la señora harta, mientras abrazaba al hijo mayor. -Sube a tu habitación, hoy no vas a cenar.

-Pero tampoco me dejaste almorzar...

-Y si sigues siendo tan insoportable, tampoco comerás mañana. Ahora sube, llamaré en la noche al doctor para que te castigue.

-Por favor noo, no de nuevo, seré un buen chico -dijo sollozando, ganándose una cachetada que lo paralizó.

-Cállate Dante, sube y piensa en cómo ser un hijo como tú hermano, quizás así te entretengas.

El pequeño subió rápido las escaleras, se encerró y lloró lo que quedaba del día, hasta que dio la noche y sabía que lo peor se acercaba.

Su madre siempre llamaba a un doctor cuando se portaba mal, era aterrador y usaba una máscara, iba a la casa a humillarlo, lastimarlo con jeringas y a darle pastillas que solo le hacían sentir débil y con dolor.

Esa noche, Dante sufrió demasiado, ni siquiera logró dormir, fue entonces cuando por primera vez pasó la noche sin pensar en cómo ser como su hermano, esa noche, supo que quería ser un doctor, uno bueno, que cuidara y le diera amor a sus pacientes, que los hiciera sentir mejor y los sanara realmente.

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-Nathaniel, por favor, ven a comer.

Nathaniel estaba harto, desde esa noche que durmieron en su cuarto, después de que el chico recibiera una llamada, todo había cambiado, ni siquiera había vuelto a mirarlo desde ese día.

Toda esa ilusión y cariño que le dio aquella noche despareció por completo, y quedó como un cuento fantasioso que nunca había sucedido, eso a Nathaniel le rompía el corazón.

Le había dado en un día toda la atención y cariño que nunca había recibido en 17 años, un sueño precioso del cual Nathaniel nunca hubiera querido despertar.

Quería a Dante de vuelta, al Dante del primer día. No entendía qué estaba pasando.

Se portó bien, no funcionó.

Se portó mal, no funcionó.

De hecho, solo se había ganado una ida al rincón por cinco minutos, y no dijo nada cuando salió de su castigo antes de que él se lo dijera.

¿Qué sucedía con el? ¿Acaso ya no lo quería? ¿Lo había ilusionado para luego regresarlo al orfanato? ¿Había sido tan fastidioso para que quisiera deshacerse de él? Quizás solo lo quería cuando podía castigarlo ¿Era eso?

No sabía que más hacer para llamar su atención, pero haría lo que fuera para tener aquel afecto de vuelta.

-Dante ¿Podemos comprar sopita instantánea hoy? -preguntó a pesar de saber la respuesta.

̨𔓕 Be a good boy ̨𔓕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora