𔘓 08 𔘓

6K 190 18
                                    


Nathaniel le había rogado con todo su corazón para que lo dejara ir a aquella fiesta y el mayor aceptó. Había sido increíble, una piscinada, música ¡Incluso logró hacer amigos!

Solo había un pequeño detalle... La mañana siguiente se levantó sintiendo su cuerpo adolorido y pesado, su nariz llena de mocos, ojos húmedos y un malestar horrible.

Recordó todas las advertencias y consejos que le había dado el mayor antes de ir.

"Nathaniel, se juicioso, nada de bebidas para mayores... ¿De acuerdo?"

"Si empieza a llover o hay brisa fría, salte de la piscina"

"Apenas salgas de la piscina sécate bien y ponte donde no te pegue brisa, no quiero a mi niño enfermito"

"Cuidado con lo que comes, Nath, no descuides tu comida, ni bebidas, no sabes quien pueda andar con mal rollo"

"No comas y enseguida te metas a la piscina, debes hacer digestión"

"Se educado, pórtate bien y di siempre por favor y gracias, saluda amablemente a todos ¿Sí?"

De todas esas solo había cumplido una... la última.

Se sentía horrible, ni siquiera podía dormir por el malestar.

—Buenos días Nath ¿Cómo amaneciste, coraz-...? ¿Nath, pasó algo? Estas pálido.

—Estoy bien... —contestó con fastidio, luego se le pasaría, no quería que el mayor se enterara.

Nathaniel odiaba con toda su vida las clínicas, medicinas, doctores, le daban terror, solo había una excepción, Dante, pero si empezaba a sacar sus cosas de doctorcito, dejaría de serlo.

—Nath, no luces bien corazón... —se acercó con la intención de poner la mano en su frente para ver la temperatura, pero el menor apartó su mano bruscamente.

—Fui a una fiesta ayer y estuvimos hasta tarde festejando ¡Obviamente no luzco bien!

A Dante no le gustaba mucho esa actitud, y ya estaba comenzando a preocuparse, estaba seguro de que algo estaba mal con el más pequeño.

—Nath, corazón, no creo que estés bien, ven, voy a buscar unas cositas para asegurarnos de que esté todo en orden.

— ¡Ay, Dios mio! Ya te dije que estoy bien. —contestó de mala gana.

—Entonces, no te molestará que te revise, porque supuestamente estás bien —dijo acercando su mano nuevamente pero fue apartada, otra vez. — Nath, corazón, déjame revisarte.

— Yaa, déjame tranquilo.

El mayor se levantó y bajó a la cocina con preocupación, se veía como si tuviera un resfriado, fiebre, o quizás las dos.

Veía casos así todos los días, de hecho, veía cosas muchísimo peores todos los días, pero al tratarse de Nathaniel, no pudo evitar preocuparse aún más, sentía su corazón latir rápido y se encontró perdido por unos segundos.

—Respira, Dante, mantén la calma, tú eres el doctor...

Tomó su maletín con las cosas necesarias y subió nuevamente, tomando una gran bocanada de aire antes de antrar la habitación.

̨𔓕 Be a good boy ̨𔓕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora