24. Una noche contigo.

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Muevo la taza de un lado a otro suavemente, voy hechando poco a poco la crema en el café creando un corazón, dejo la taza en la bandeja para que Hunter se encargue de llevarlo, Ferguson sale del pasillo restringido con su portafolio en mano, maldice por lo bajo abriendo la puerta del local para irse. Poco después sale Oliver.

—Invertimos mucho en el concurso—Señala a su padre—Creo que por eso está así.

—Dos malteadas, un capuchinno y tres Macchiato.

—En seguida.

Eso aún me tiene anonadada. Han invadido el blog de El concurso con malos comentarios, la noticia aún sigue en sitios Webs. Mi madre no logro creerlo por un buen momento. Yo me limité a seguir trabajando, y a no opinar nada aunque me siento triste por no poder concursar.

Pero muy bien aseguraron de que el año próximo será renaudado.

En fin, una semana con toda la noticia, Ferguson no ha dejado su mal humor con respecto a eso, Oliver trata de calmarlo como el buen hijo que es pero nada.

Si preguntan por ya saben quién, déjenme decirles que la última vez solo lo lleve a su casa dejándolo en la puerta de entrada, no me atreví a pasar aunque el insistía. No ha venido a trabajar, y no lo he visto en la facultad. Pregunté por el partido y resulta que hemos perdido, que si no fuera por la herida de Noah hubiésemos ganado. Hemos hablado por mensajes y llamadas, no todo el tiempo pero siempre me está sacando una sonrisa mientras me escribe, ha insistido en que debo ir a visitarlo, no lo he considerado aún. Pero creo que debería de hacerlo.

A ver si lo ayudas a quitarle la camisa, como la otra vez.

Dice que tiene puesto una faja en su estómago, que a veces le he es difícil ingeniárselas el solo, pero que todo está bien. Sin embargo, el golpe que recibió fue con fuerza. Mucha diría yo, le Causó una hinchazón en la parte herida según el.

La verdad es que no he dejado de pensar en aquel día, en como su pecho irradiaba calor igual que el mío. En como sus ojos brillaban de deseo, como sus labios saborearon los míos Estábamos tan desesperados.

Ah, es que me pongo nerviosa de solo pensarlo.

Noah ha estado toda esta semana haciendome sonreír, me llama a veces, me escribe todo el tiempo.

Sonrío como una Idiota ante un recuerdo de sus palabras.

—¿Vendrás a verme?—Se escucha al otro lado de la línea.

—La verdad es que me la paso ocupada—Doy una vuelta en la silla con rueditas mirando el techo—No puedo ir.

—Podríamos ver una película, comer gomitas, o... Podrías ser mi enfermera por un día.

Ridículo.

Ridículamente atractivo.

Me decidí a no ir a la galería en donde me invitó Iván, lo llame pero no responde... Mensajes y mensajes le he enviado, más el solo me ignora. Hasta he creído que me ha bloqueado del WhatsApp, no ha vuelto a visitarme como es de esperarse. Así que no he insistido más con el.

Ya se le pasará.

Terminando el turno de mi día mientras hago malteadas y bebidas, Hunter le toca de mesero hoy mientras que Gisel se encarga del pago y todo eso. Jessica está al par conmigo hablando sobre la ciudad, viene de Minnesota, vive del otro lado de la ciudad.

—¿Como es la gente de por allá?—Inquiero esperando que se termine de evaporar el café.

—Am... un poco egocéntrica, Odiosa, pero hay personas que son de lo más de humildes. Como la señora Carol, mi vecina. Cuando llegamos de mudarnos, nos dio una gran tarta de manzana—Sonríe.

Amargos Delirios ✔️© [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora