27-Primera parte

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Noah Bowers.

6 años antes.

Camino por las calles nocturnas de la ciudad llamada Houston, un día como hoy.. 12 de febrero cumplo 16 años, y no sé como sentirme.

Ojalá la mujer que me dio a luz estuviera conmigo, pero no... Dos días de nacidos y me dejaron en un bote de basura, a manos de la penumbra. Daniel ha sido quien me crió desde que me vio en ese bote una noche sola y oscura, me llamo Rubio por mis rasgos, nunca me dio un nombre en sí. Y para mí está bien. Crecí entre las calles, entre los callejones, entre talleres abandonados. Fue a los 14 cuando decidí cambiar mi vida.

Y no para bien.

Entré a una pandilla, comenzé a robar para comer comida decente, me cansé de comer lo que haya en lo botes, en las aceras, me cansé de comer sobras y por eso decidí entrar hay. Ellos no tuvieron problema en aceptarme, me convertí en la mano derecha de Trevor, el jefe de la banda.

Pero me asusté cuando en una de esas noches en las que salíamos a robar, Trevor amenazo de muerte a una víctima. Lo peor de todo es que era una mujer, el se dio cuenta al llegar a nuestro refugio y me amenazó a mi también, estaba fuera de sus cabales. Daniel estaba decepcionado de mi, era un señor muy viejo pero muy buena persona. Y yo me di cuenta que había estado haciendo mal, probé las drogas unas cuantas veces, hay que admitir que es adictiva. Caí en el alcohol a mis 15 años, maldecía todo el tiempo por aquella mujer que me abondonó a los dos días de nacido.

¿Por qué lo hizo?

¿Quién es ella?

¿Quién es mi padre?

Decido salir del taller abandonado, aprovechando que Daniel por fin se ha dormido.

Siempre me he preguntado que nombre tenía mi madre para mi, me pregunto mil y un millón de veces si es una mujer de la vida alegre o si solo me botó porque fue algo inesperado tenerme entre sus brazos.

Me paro en frente de un restaurante, viendo a través de la gran vidriera las elegantes mesas en donde está gente sofisticada, veo meseros llevando grandiosos platos hacia ellos, volteo hacia la acera y veo un bote de basura, me acerco a pasos desordenados para ver qué hay dentro. En seguida percibo un hot dog por la mitad, pero que está lleno de moscas y mosquitos.

Odio mi vida.

Me ruge el estómago cuando me estremezco al agarrarlo, alterno mi vista entre el pan y el restaurante que tengo de frente, tiro la basura que tenía pensado comerme y empiezo a llorar desconsolado, pero no ee tristeza si no de rabia.

Rabia pura es lo que me condena.

Y derrepente una torrente de agua cae invadiendo mi cuerpo, la lluvia se hace más fuertes al escuchar estruendos en el cielo.

Empiezo a gritar, a gritar y a gritar, bataqueo todo lo que hay a mi paso.

—¡AHHHHH!—Se me quiebra la voz—¡ODIO MI VIDA!_Jalo mi cabello con fuerza—¡MALDICION!

—Hey!

Una chica, una rubia para ser exactos, se me acerca tocandome el hombro, ella está igual que yo. Tiene ropa desgastada, cabello desordenado y cara sucia.

—Yo también la odio... Pero si sigues así, no vas a ninguna parte—Sonríe.

—¿Cómo puedes estar sonriendo, sabiendo que te estás muriendo de hambre?—Le espeto sintiendo gotas frías en mi cuerpo—¡¿Como?! ¡No tengo nada que comer! ¡Ni de dónde dormir!—Sollozo fuerte.

—Ven, yo tengo comida.

Me ofrece su mano, pero no la acepto.

—Me llaman Dú, ¿Raro no?—Sonríe de nuevo—¿Y tú?

Amargos Delirios ✔️© [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora