XI Traición

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Los heridos se recuperaron, e Irvin se conmovió al ver que todos se encontraban en buen estado. Joe se encontraba pensativo después de lo ocurrido y Marie no paraba de sonreír.

   Más tarde, después de una larga plática de lo terrorífica que fue la cueva espejismos, decidieron avanzar. Abandonaron la cueva y caminaron por un largo camino. Más adelante se encontraba un recorrido de flores negras que rodeaban la cueva calavera.

   La misma se caracterizaba por ser una escultura muy detallada a una calavera, también era enorme, y se encontraba cubierta de hongos y musgos.

   —El viaje ha sido largo. Pero luego de cruzar esta cueva, el viaje habrá acabado —añadió Rabu.

   —¡Ha sido un viaje muy divertido! —exclamó Irvin emocionado.

   Marie estaba conmovida. Había pasado un buen tiempo que no conocía personas nuevas. De la emoción abrazó a Zarek, su mejor amigo. Luego, Zarek la apartó de los demás, la tomó de los hombros y le devolvió el abrazo. Marie respondió con una sonrisa levemente sonrojada, pues Zarek nunca demostraba su cariño.

   Luego Zarek se dirigió a su oreja y le susurró.

   —Escúchame niña, agradezco todo lo que has hecho por mí. Pero estoy cansado de esperar.

   Inmediatamente, Zarek estiró su brazo, y en él se creó un ala compuesta por plumas púrpuras. Con su mano, sacó una de ellas y la clavó en el corazón de la niña. Marie no podía moverse, se desangraba y vomitaba mucha sangre, perdió el color de sus labios y sus ojos estaban vacíos. Perdió sus fuerzas, y calló en brazos de Zarek.

   —Podrás salvarte, si aceptas ser uno de nosotros —comentó—. Vamos a olvidarnos de todo esto.

   —Zarek —respondió Marie tartamudeando— ¿qué estás diciendo?

   Cuando todos escucharon el impacto voltearon, lo primero que visualizaron eran las flores negras, que estaban cubiertas de sangre. Jennifer gritó enfurecida, y maldijo a Zarek con todas sus fuerzas. Sus emociones generaron un ataque de fuego tan intenso que Zarek no tuvo de otra que apartarse y dejar el cuerpo de Marie tirado a un costado.

   Zarek cubrió su rostro con una máscara de madera en forma de calavera. Luego sacó otra pluma que le lanzó a Jennifer, pero logró esquivarla. Joe intentó atacarlo de frente, así fue como Irvin tomó a Marie en sus brazos.

   —¡Es uno contra todos nosotros! —Gritó.

   Enseguida, Irvin colocó la palma de su mano en el suelo, y creó una vía de hielo que atraparía a Zarek. Pero ambos brazos se habían convertido en alas, y aunque no pudiese volar, planeaba a todas partes.

   —Sus pequeñas mentes no son capaces de procesar nuestros planes —respondió lanzando otra pluma hacia el hielo, que lo derritió instantáneamente. Y al tocar el suelo, el intenso color del césped se volvió gris.

    —¡Sus plumas pueden desintegrar lo que tocan! —informó Rabu.

   —Asesinos como tú deben arder en el infierno —rezongó Jennifer. Luego chocó sus dedos y no paraba de generar llamas, Zarek no podía acercarse porque no paraba de atacar.

    Sus ojos rojos en la oscuridad de la máscara, producían una espeluznante impresión, de sed de sangre. Irvin en un brazo tenía a Marie, y con su otra mano tomó a Jennifer de su capucha y la arrastró con él. Llamó a Joe y anunció la retirada.

    Zarek los persiguió, luego Trevor inconscientemente tocó el suelo, de ahí, se creó un enorme laberinto compuesto por tierra. Zarek no podía subir a tal altura, así que desintegraba los muros uno por uno, mientras que Trevor seguía generando otros.

Noventa noches bajo la luz de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora