CAPÍTULO 35

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Paola.
*
Después de pasar un rato con David, le insistí mucho para que me dejara sola, y al final el lo hizo.
Quería hablar con Azul, era la única que me hacía entrar en razón.
- Creí que no se iría jamás. - dijo Azul que de pronto estaba sentada al lado de mi en la cama de la habitación de invitados.
- Azul. - dije y la abrace.
Ella me devolvió el abrazo.
- Tranquila, todo va a estar bien.
Tenía muchas ganas de llorar, pero no lo hice. Debía ser fuerte.
- Dime. - dijo separándose de mi.- como es que llegaste hasta esto.
- No lo sé.
- Oh, claro que lo sabes, sólo piensa bien. - Dijo con su voz tan dulce como siempre.
- Bien, - respire hondo. - Todo empezó cuando llegamos a Sevilla y conocí a David sin decir nada. Tal vez sí le hubiera hablado a Michelle Diego no me habría dado él papel y nada de esto hubiera pasado.
- Pero, el hubiera no existe. - Dijo Azul.
- Si, no existe. - dije recordando aquella vez que David me dijo: "Michelle no existe, aquí no", en la playa, fue cuando nos perdimos juntos. - pero- aparte ese recuerdo de mi mente, no era momento de pensar en eso. - después quedamos con David para vernos y allí fue la primera vez que nos besamos, allí fue cuando supe que el sentía lo mismo que yo. Y no se lo pude decir a Michelle, no pude decirle nada y lo mantuve en secreto. ¿Que clase de amigas soy?.
- Una que no piensa las cosas sólo para no herir a su amiga.
- Y después, le pedí a David que fuera novio de Michelle- dije como si Azul no hubiera hablado- y allí comenzó el engaño, cuando yo...
- Todo eso ya lo sé. - me interrumpió- yo pregunte como llegaste hasta esto, no que hiciste para llegar hasta aquí.
No entendía lo que Azul me decia, y ella se dio cuenta por la expresión en mi rostro.
- Muy bien, te lo pondré de otra forma. - me dijo y yo la miré. - ¿Que es lo que hiciste mal?
- Pensar en la felicidad de Michelle y...
- No.
- ¿No?
- No. - repito ella. - lo que hiciste mal es pensar en la felicidad de Michelle como tú creías, no como en realidad era.
- ¿Pero que...?- Dije y en ese momento una voz sono en mi cabeza.
«¿En verdad crees que soy tan egoísta como para sentir celos de tu felicidad?»
Era la voz de Michelle, lo que me había dicho cuando se enteró del engaño.
- Entonces. - dije comprendiendolo al fin. - Mi felicidad, ¿Hace feliz a Michelle?
- Si, así como la de ella te hace feliz a ti.
- Entonces debo ir a hablar con Michelle.- me levanté de la cama.
Azul se quedó sentada mientras yo salia de la habitación. Pero regrese.
- Gracias Azul. - le dije desde la puerta.
Ella asintió y yo salí corriendo a ver a Michelle, aunque no sabía en donde estaba.

David.
*
Después de dejar a Paola mi cabeza dabas vuelta. Y divida sacarlo todo.
En esta casa sólo tenía un confidente que me había sido fuel en todo momento. Diego. Así que fui a su habitación.
La puerta estaba cerrada, yo la abrí y si, allí estaba el, sentado en su cama con la boca abierta. Yo entre a la recámara pero el seguida mirando al vacío.
- Bien, ya se que soy realmente atractivo pero cierra la boca.- Dije pero el seguía sin reaccionar.
- Hey. - hice un chasquido con mis dedos. - Diego.
Un silencio total.
- Diego. - volví a decir pero esta vez le dio una cachetada que resultó ser más fuerte de lo que esperaba.
- Auch. - Se quejó.
- ¿Estas bien hermano?- pregunte.
- Lo estaba hasta que tu me golpeaste- dijo sobandose la mejilla.
- Lo lamento, debía hacerlo- deje disimulando una sonrisa.- pero, voy a pedirte un concejo.
Le cuento todo y cuando terminó le preguntó:
- ¿Que debo hacer?- pregunte, aunque en realidad no sabía si responderia, por qué mientras le contaba todo parecía no poner atención.
- No lo sé hermano, sólo digo que deberían pensar en Michelle.- para mío sorpresa, si respondió.
- Pero todo... siempre pensamos en ella...
- Me refiero. - me interrumpió. - a que siente en estos momentos.
Eso me hizo pensar...
- Ahora, debo hacer algo.- dijo y cuando yo me di cuenta, el Tea había salido de la habitación.
¿El tendría razón? Debería ponerme en los zapatos de Michelle.
Eso haré.
Pensé en cómo se sentiría ella, destrozada por lo que había pasado, pero no lograba comprender que parte de lo que dijimos no entendió. Aún así, seguí pensado: ¿Que sentiría Michelle?

Mi sueño se cumple. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora