CAPÍTULO 22

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   David
*
   Sentí que ya no podía, mis piernas no reaccionaron y caí. En mi cabeza pasó una veloz imagen de Paola, tirada, llena de sangre. Ya me había pasado esa imagen en los últimos días. Me dieron ganas de llorar y quise retener el llanto pero no pude. Lágrimas saldada comenzaron a correr por mis mejillas.
   Sabía que a Paola le había pasado algo, pero también sabía que tenía que estar bien, si no, yo ya hubiera muerto.
   Me levanté, me seque las lágrimas y camine, con los ojos cerrados, sólo camine siguiendo mi corazón.

   Paola
*
   -Despierta- escuche la dulce voz de Azul.- Están hablando de ti.- diu voz se escuchaba muy lejana, como sí fuese un sueño.
   De algún modo abrí mis ojos, o eso creí, podía ver y escuchar lo que pasaba pero mis músculos no se movían.
-No ha despertado desde que llegó y no tenemos nada con que contactarnos con su familia.- el hombre que hablaba era alto, por su vestimenta sabía que era un doctor. Y su voz era tan grave que parecía de película.
-Pero debe haber algo- escuche a una voz no tan dulce como la de azul pero provenía de una mujer que se veía muy bella, sus cabellos castaños caían en cascada desde su coleta de caballo.
-No, su móvil de rompió por las llantas del auto y no es mayor de edad así que no tiene identificación. No sabemos cómo contactar a su familia.-dijo en médico.
-¿Ya trató de avisar a la radio?
-La verdad es que no... no creo que sea de Sevilla así que tal vez si mañana no llegan por ella tendremos que sacarla de aquí.
-Pero ¿eso no es inhumano?
-Si pero su no es de aquí probablemente no la encuentren y no habrá quien pague sus consultas.
-Sólo digo que...
-No, -la interrumpió el- no podemos acerlo.
   Después los dos salieron.

   David.
*
-¿A donde crees que vas?- escuche la voz de Diego y abrí los ojos.- ¿Estas llovió a caso?
-Diego, ¿como es que...?
-Te seguí- me interrumpió. Tal parecía eso era una herencia.
-Dejadme seguir se lo que hago. - en mi tono había una pizca de súplica.
-No David, eres mi hermano- el se acercó.- no dejaré que hagas una locura por amor.
-Pero es que tu no entiendes...
-Claro que entiendo pero ¿sabes que hora es?
   En realidad no sabía, me imaginaba que eran las 2:00am o algo parecido. Desde hace 3 días anteriores que no encontramos a Paola, y yo perdí la noción del tiempo, todo parecía pasar muy lento. El mundo me odiaba en aquellos momentos.
-No lo sé, - conteste al fin.
-sin las 6:38am- dijo Diego en tono alterado. Debemos irnos.
   Se acercó a mi y me llevo arrastrando hasta las casa por la mano.
- Quiero que duermas, desde que Paola desapareció no has dormido. David... -suspiro- me preocupas... te aseguro que la vamos a encontrar pero, duerme.
   Yo sentí, aunque no sabía realmente como lo haría.
   Me reviste en mi cama y cerré los ojos.
   Paola tenía un vestido blanco con estampado de flores, se acercaba a mi. Estábamos en un lugar hermoso. Yo corría hacia ella para abrazarla pero al verme puso una cara de horror y sus manos al frente de su cara. Hacia ruidos, parecía que lloraba.
   Yo me detuve.
-Paola, ¿Que pasa?-pregunte alterado.
-Tu- gritó ella- tu me hiciste esto.
-¿De que hablas?
   Me acerqué a ella y me di cuenta de que lo que había creído que era un estampado de flores eran manchas, manchas de sangre. Retrocedi asustado.
-Ti provocas esto- gritó.
-Yo no...
-Y por eso- me interrumpió. - TE ODIO DAVID, TE ODIO.
   Me despierte gritando como loco.
   Era la pesadilla que no me dejaba dormir, todas las noches la soñaba, y lo único que hacía era recordarme que lo que sea que le estuviera pasando a Paola en aquellos momentos era mi culpa. Que probablemente ella no me querría vivir a ver jamás, sabía que ella me odiaba. Y yo me odiaba también a mi mismo por ello.

Mi sueño se cumple. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora