—A ver las patas. —Ivan me sacó las zapatillas mientras yo conectaba mi celular con la tele para poner dragón ball.
—Se pudo. —Suspiré mirando mi anime de la infancia.
—Voy al baño —avisó Ivan.
—Para —dije cuando estaba por bajar —. Anda al de acá, esta más cerca.
—Bueno. —Asintió y fue.
Mientras, me saqué el buzo y me metí entre las frazadas para estar más cómoda. Tom no tardó en acostarse arriba mío.
—Rápido, apaga la luz —lo apuré cuando apareció en mi campo de visión.
—Voy, voy —se apuró.
Finalmente se acostó al lado mío, invadiendo mi cama con su calor corporal.
Una risa se escapó de mis labios.
Nunca me hubiera imaginado sentirme tan cómoda con alguien. Él es el único amigo que tuve en mi vida.
Un puchero reemplazo mi sonrisa.
Cierto que él dijo que no quiere ser mi amigo.
—Seamos amigos —pedí mirándolo —. Serias mi primer amigo de toda la vida. —Sonreí.
—¿Querés ser mi amiga? —preguntó y asentí —. Entonces seamos amigos. —Extendió su mano para firmar el pacto.
—Seamos amigos. —La acepté.
No dure mucho más tiempo despierta.
(...)
Los maullidos de Tom me despertaron.
—Shh, cállate —susurré.
Volvió a maullar y solté un gemido cansada.
Abrí los ojos de a poco para verlo.
Me sorprendi cuando la cara angelical de un Ivan dormido invadió mi campo de visión. Un lado de su cara estaba aplastado por la almohada, tiene la boca entreabierta y su respiración es tranquila.
Tom saltó arriba de él y se sentó en su cara.
—Shh, no, Tom. —Intenté agarrarlo. Él me pegó con la pata —. Basta, yo soy tu mamá, me tenes que respetar. —También empecé a pagarle.
Un quejido brotó de los labios de Ivan haciendo que yo salté para atrás al igual que mi gato.
Me mordí el labio sin moverme un milímetro mientras él se despertaba. Pestañeo varias veces y finalmente sus ojos encontraron los míos.
—Hola —saludó con voz ronca.
Llevé una de mis manos hasta mi ojo para refregarlo, intentando esconder lo que su voz me causó.
Me aclaré la voz.
—Hola —respondí.
—¿Cómo te sentis? —Se sentó y levantó sus brazos para estirarse.
Mis ojos bajaron un segundo a observar la piel que quedo expuesta cuando su buzo se levantó. Casi al instante la desvíe y volví a mirarlo a la cara.
—Bien, ¿te jodi mucho? —pregunté arrepentida.
—Na, tranqui —dijo despreocupado —. Rodri y Tomi te quieren volver a ver —informó.
—Yo también, me cayeron re piola. —Asentí.
—Si, se nota. —Levantó sus cejas molesto.
—Rodri es un cago de risa —seguí.
—Mira vos. —Asintió con una mueca desaprobatoria.
—Pero vos me caes mejor —aseguré.
—¿Si? —Intentó ocultar una sonrisita.
—Por ahora si. —Asentí.
—Bue. —Bufó.
—¿Querés desayunar? —Me estiré y solté un quejido.
—Como vos quieras.
—Entonces si. —Me levanté.
Fui al baño de abajo mientras Ivan entraba al de arriba.
Después calenté la pava y leche e hice tostadas, también tenía un bizcochuelo que había hecho la otra vuelta.
—¿Qué tomas? —le pregunté cuando bajo las escaleras y se acercó a la cocina.
—Hace una banda no desayuno. —Dio unos pasos hasta estar cerca mío —. ¿Vos qué tomas? —Se inclinó y miró el interior de la taza.
—Café —respondí en voz baja por la nervios.
—Entonces yo también. —Agarró la taza que deje para él.
Después nos acomodamos en la isla de la cocina, casi nunca uso la mesa del comedor.
—¿Te compraste la heladera? —pregunté.
—Te hice caso. —Me apuntó con la cucharita —. Mañana llega.
—Entonces mañana vamos al super. —Sonreí.
Él se quedó observando mi cara y mis labios. Unos segundos después soltó un suspiro y desvío la mirada.
—¿Siempre te levantas así de...? —su voz se fue apagando a medida que la oración avanzaba.
—¿Así de...? —Levanté las cejas expectante.
Sus cachetes se pusieron colorados.
—No, nada. —Negó con la cabeza.
—No, da', ahora me decis. —Apoyé mis antebrazos en la barra y me acerqué a él.
Vi como sus cachetes se sonrojaron más y sonreí inevitablemente.
—Basta. —Extendió su mano y me alejó.
—Fua. —Formé un puchero con mis labios y escondí mi cara en mis brazos cruzados apoyados sobre la barra.
—Eu. —Ivan me tocó con su dedo índice después de unos segundos —. Eu, Sofi —insistió cuando no le di bola —. Te iba a preguntar si siempre te levantas así de estúpida —dijo con malicia.
Saqué mi mano para mostrarle el dedo de en medio.
—Estúpida tu vieja que no te aborto —dije entre dientes.
—Fua —se quejó. Lo siguiente que sentí fue su mano agarrando la mía —. A mi no me hablas así, eh. —Estiró mi brazo.
Mi cuerpo se fue para adelante y me terminé cayendo de la banqueta.
—¡Ay! —Me quejé tocándome la frente.
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Vecinos; Spreen
FanfictionIvan toca la puerta presentándose como el nuevo vecino en el momento más indicado. Sofia queda deslumbrada con su estilo y belleza, tanto que no deja de pensar en él. "Su divina inspiración". ▪︎Todos los derechos reservados. NO SE PERMITEN COPIAS NI...