Final.

23.5K 1.7K 842
                                    

Meses después.

—¡Tom, para! —Ivan y yo salimos corriendo atrás del gato mojado.

—¡Ya sabemos que no te gusta, pero es por tu bien! —El más alto se acercó con cautela al gato enjabonado —. Quédate quietito. —Justo cuando lo estaba por agarrar se resbaló y terminó de culo en el piso.

—Que pelotudo. —Me reí —. Ah, cierto —volví mi atención a mi hijo.

Hice ruiditos con la boca llamándolo mientras me acercaba despacio.

Finalmente lo pude agarrar.

—Ayúdame que me caigo —le dije a Ivan cuando me resbale.

—Todo sucio me dejó el forro —se quejó.

Pusó sus manos en mi cintura para darme equilibrio y fuimos hasta el baño.

—Ya esta, mi vida. —Lo volví a dejar en la bañera, pero por culpa de Ivan terminé yo también adentro —. Que hijo de puta que sos. —Lo miré enojada.

—Para quédate así. —Sacó su celular del bolsillo y me sacó una foto —. Mi amor, sos una ternura. —Sonrió embobado.

—Vos queres que te cague a palos ¿no? —Levanté una ceja.

—Obvio que si. —Sonrió pícaro.

Me reí.

—Aprovecho para enjuagarlo. —Abrí la ducha y saque todo rastro de jabón de Tom.

Cuando terminé lo estruje un poco y lo levanté con cuidado para que Ivan lo envuelva con una toalla.

—Nuestro hijo. —Lo amaco como un bebé y le dio un beso en la frente.

Yo suspiré y me levanté del agua para también meterme abajo de la lluvia artificial.

—Una bronca —dije mientras me sacaba la remera, que fue a parar en la cara de mi novio.

—Mala  —se quejó tirandola en el canasto de la ropa sucia.

—Secalo bien —ordené.

—¿Vos decis que con una secador de pelo se la banca? —me preguntó Ivan.

—No sé, proba si queres.

(...)

—¿Terminaste? —pregunté mientras me acercaba a él con precaución.

—Si, amor. —Giró su cabeza para mirarme y sonreírme.

—Que bonito que sos. —Le acaricié la mejilla.

—Mira, vení. —Apartó su silla para atrás dándome a entender que me siente en su pierna, así lo hice.

—¿Qué onda? —Miré Twitter con el ceño fruncido.

—Están sacando teorías de todas partes. —Se rió.

—Fua. —Hice un puchero —. No entiendo porque no pueden estar tranquilos, siempre quieren saber todo aunque vos no quieras. —Seguí leyendo las teorías de su posible pareja.

Ivan arrastró su mano hasta mi cintura y me dio leves palmaditas cariñosamente.

—Son algunos nomas, no son todos. —Dejó un beso en mi cabeza —. Igual si, son bastante molestos y lo que dicen te puede llegar a lastimar mucho.

—Pero somos felices juntos, nada de lo que nos digan nos va a lastimar. —Lo miré con ternura.

—Te amo. —Plantó un dulce beso en mis labios.

—Yo también te amo. —Acaricié su cara.

Una alerta hizo que saltemos de nuestro lugar.

—¿Qué? —Ivan entró a la otra pantalla y miró el obs —. No corte stream. —Con una mano se tapó la boca entre sorprendido, preocupado y arrepentido.

—Ya fue. —Me rasqué la nariz nerviosa —. Les ahorramos las teorías —dije divertida.

—La puta madre. —Suspiró —. Bueno wacho, esto somos y punto, no se habla más de tema, nos vemos. —Cortó stream lo más rápido que pudo.

Nos miramos unos segundos y nos reímos descargando la tensión que sentimos segundos atrás.

—Amigo, una bien no podes hacer —lo reté.

—Te juro que no sé que paso.

—Bueno, ya fue, ahora somos libres. —Agarré sus cachetes con una mano y lo acerqué para darle un beso.

Ivan acercó su mano a mi cintura y la rozó con cuidado.

—Creo que es al revés, pero yo te voy a cuidar. —Arrastró su nariz por mi cuello dándome escalofríos —. Vamos de viaje —volvió a pedir.

Me lo viene diciendo hace una semana, pero me niego por el poco tiempo que tengo.

—¿Y Tom? —susurré como excusa.

—Rodri ya dijo que él lo cuida. —Acarició mis manos.

Nunca me tomé un descanso... esta podría ser una buena oportunidad.

Suspiré.

—Bueno —acepté en voz baja.

—¿Posta? —me miró ilusionado.

—Si. —Asentí.

Ivan sonrió alegre.

—La vamos a pasar re piola.

Toda la noche estuvimos averiguando cosas con respecto a esto.

Decidimos ir a París, no hay mejor cosa que celebrar nuestro amor en esa ciudad.

(...)

Apenas llegamos a París lo primero que hicimos fue acostarnos y dormir.

Al día siguiente nos levantamos listos para la aventura.

Por algún motivo nos sentíamos más libres. Muy poca gente conoce a Spreen en este país.

Al final del día Ivan dijo que íbamos a cenar en un lugar especial. Obviamente estando en París ese lugar especial iba a ser cerca de la Torre Eiffel.

—Que hermoso —susurré anonadada al ver la imagen de película que tenía en frente de mí.

—¿Más que yo? —preguntó Ivan.

—Na, quédate tranqui. —Lo miré con una sonrisa.

—Te ayudo. —Se adelantó para mover la silla hacia atrás y que me siente.

Fruncí el ceño extrañada por su caballerosidad.

—Gracias —agradecí intentando ocultar mi confusión.

Él se sentó en frente mío.

Nos trajeron unas copas de vino y nos dejaron el menú, del cual no entiendo nada.

Ivan tomó un trago de vino y se acomodó el pelo nervioso.

—¿Te pasa algo, amor? —Deslicé mi mano sobre la mesa para agarrar la suya.

—Te quiero pedir algo. —Miró mis ojos atento a cualquier emoción.

—Me podes pedir lo que quieras —admiti.

El sonrió levemente.

—No te asustes —susurró buscando algo en su bolsillo —. Sofi —Se aclaró la garganta inseguro —, quiero pasar el resto de mis días con vos, sos la mujer de mi vida. —Una cajita de terciopelo bordo se hizo visible en sus manos —. ¿Vos también querés? —Abrió la cajita dejando ver el anillo más hermoso y simple que vi en mi vida —. No te estoy pidiendo que nos casemos mañana, es solamente una promesa —aclaró.

Puedo sentir como las lágrimas se deslizan por mi cara.

Asentí.

—También quiero estar toda mi vida con vos, Ivan —acepté segura.

Él suspiró y deslizó el anillo por mi dedo anular más tranquilo.

—Te amo demasiado —dije mientras me sacaba algunas lágrimas.

—Y yo a vos, Sofi.

Vecinos; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora