Capítulo 14.

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—No sé, me tratas mal. —Hizo un puchero.

—Mentira —dije ofendida —. Hasta te cocino.

—Y bueno. —Se encogió de hombros —. Algo tenes que hacer.

—Fua wacho, cerra el orto. —Le pegué en la nuca.

—Ves que me tratas bien para el ojete —se quejó.

—Vos te lo buscas —me defendí.

—Encima que soy tu modelo estrella y ni me pagas —habló ofendido.

—Vos me tendrías que pagar a mí.

Ivan abrió la boca para responderme, pero Tom saltandole encima lo detuvo.

—Pensé que eramos bros. —Lo levantó hasta la altura de su cara para mirarlo fijamente —. Son todos iguales, loco.

Tom le respondió maullando.

—Lo estas poniendo nervioso. —Se lo saqué de las manos.

—Estábamos conversando, ves que no me dejas hacer nada. —Fue a sentarse ofendido.

—Deja de joder que tengo hambre. —Me senté al lado de él con Tom en brazos.

(...)

—Calentame los pies que tengo frío —pidió Ivan acurrucado en mi cama.

Después de comer como todo viejo tuvo que venir a acostarse.

—Voy. —Me levanté el pelo y fui a la cama.

Ivan levantó las frazadas y cuando me metí abajo se acercó los más posible y nos tapó. Tom se acurrucó en el pie de la cama.

—Rodri esta en stream. —Entré a su directo.

Escuché que Ivan se quejó por lo bajo.

—Tenes una banda de puntos —me acusó señalando la pantalla.

—Y si, es un cago de risa —dije obvia.

—¿En mi canal tenes más? —preguntó mirandome con los ojos entrecerrados.

—Capaz —me hice la interesante para hacerlo sufrir.

—Busca mi canal —ordenó.

—No —me negué.

—Daale. —Pataleo como un nene.

Agarré mi celular y le mande un video a Rodri del berrinche de Ivan, diciéndole que se estaba portando mal.

Segundos después Rodrigo agarró su celular y se empezó a cagar de risa.

—Ay, es un estúpido. —Se secó una lágrima —. Así como lo ven a Spreen todo malote y grandote es re caprichoso.

—¿Qué? —Ivan dejó de quejarse y se concentró en el stream —. ¿Qué hiciste? —Me empujó despacio.

—No voy a mostrar el video chat —dijo Rodri.

Me reí.

—No hice nada que vos no hayas hecho —le resté importancia.

—Así quedamo'. —Asintió ofendido.

—Amor, ¿por qué sos tan caprichoso? —Sacudí sus hombros.

Ivan levantó las cejas.

—¿Cómo me dijiste? —inquirió.

—¿Qué? —Fruncí el ceño —. Es culpa de Rodrigo —me excuse cuando caí.

—Ah que, ¿él te dice mucho mi amor? —volvió a ofenderse.

—A vos también te lo dice pedazo de puto, que te haces. —Hice montoncito con la mano.

—Pensé que era especial para él. —Se secó una lágrima imaginaria.

—Flashaste. —Me reí.

Bufó y me abrazó.

—¿Y para vos soy especial? —casi susurró.

Fruncí el ceño y lo miré.

¿Especial?

Es la persona más importante de mi vida.

—Vos sabes que sos especial. —Dudosa llevé mi mano hasta su pelo, metí mis dedos entre las hebras de estos y lo acaricié con cuidado.

Pude ver como sus ojos se cerraron complacido y dejó caer su cabeza sobre mi pecho.

—Vos también sos especial para mi. —Suspiró —. Pero capaz estamos hablando de cosas diferentes.

—¿Por qué? —susurré.

—La otra vuelta te dije porque —habló despacio haciendo su voz más ronca.

¿Qué me dijo?

¿Fue cuando hablamos de cómo saber si alguien te gusta?

Él no respondió mi pregunta. Pero al final dijo que si...

—¿Me dijiste cómo te sentías? —quise asegurar mis pensamientos.

—Si. —Giró la cabeza para mirarme —. Te di la misma respuesta. —Observó mis ojos con miedo a mi reacción.

Inspiré aire y mordí mi labio inferior nerviosa.

Si me equivoco voy a arruinar la primera amistad que tengo.

¿Prefiero arriesgarme o seguir así?

Simplemente quiero que siga a mi lado, como siempre.

El sonido de un celular nos interrumpió.

Ivan lo buscó y contestó.

Pude volver a respirar con normalidad.

—¿Hola? —su tono de voz es cortante y seco —. ¿Ya terminaste stream? —Miró la pantalla y yo lo imite sorprendida, ¿en qué momento pasó tan rápido el tiempo? —. Bueno dale, nos vemos. —Cortó.

—¿Qué te dijo? —pregunté intentando esquivar lo que pasó antes.

—Quiere que vayamos al cine, ¿querés ir? —No quitó la vista de su celular en ningún momento.

—Si, obvio. —Asentí —. ¿Lo pasamos a buscar? —Incliné mi cabeza levemente.

Levantó sus ojos unos segundos del celular y cuando se encontró con los míos los desvío al instante.

—Si. —Se levantó de la cama y se puso las zapatillas.

—Bueno. —Imité su acción confundida.

Caminé atrás de él hasta llegar al estacionamiento.

No me habló en todo el viaje. Solamente miraba la ventana concentrado en sus pensamientos.

Cuando Rodri se subió todo se volvió más cómodo por las pelotudeces que dice.

—Unas re ganas de comer pochoclos tengo. —Me toqué la panza.

—No viniste por mi, viniste por los pochoclos, mala. —El enano se cruzó de brazos.

—Vine por los dos. —Me acerqué a él y lo abracé.

Miró en frente y se cagó de risa.

—Sos una enana de mierda. —Señaló el reflejo.

Fruncí el ceño mirándonos.

¿Es normal que no le llegue ni al hombro?

—Seguis siendo enano. —Lo empujé enojada.

—A ver, para. —Bajó la visera de mi gorra tapandome casi toda la cara y sacó una foto —. ¿No te molesta que la suba? —Me la mostró feliz.

—No, amigo. —Sonreí.

Un carraspeo en nuestras espaldas hizo que nos demos vuelta.

—¿Ya están? —preguntó Ivan con una ceja levantada.

—Si, amor —contestó Rodri.

Vecinos; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora