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De vuelta en Nunca Jamás


Un fuerte sonido la despertó de golpe, no tardó mucho en descifrar qué había ocasionado tal estruendo. Muchos hombres anchos y musculosos rodeaban su cama, y tenían a su prima, que forcejeaba para ser liberada, entre sus manos. Wendy se asustó, iba a gritar, pero le taparon la boca y la agarraron también.

Salieron por la ventana, llevándose a ambas niñas. Afuera había un enorme barco volador, lleno de más paritas. A cada una la metieron en un saco y no vio nada más, solo sintió que la transladaban a un lugar y luego la tiraban.

---¡Au!--- se quejó Alicia.

Wendy solo tuvo un pensamiento, había reconocido el barco de inmediato, lo dibujaba todas las noches, igual pasaba con lo demás que había conocido en nunca jamás. "Estamos en el barco de Garfio. Pero... ¿cómo me encontró? ¿cómo salió de Nunca Jamás? ¿y cómo escapó del cocodrilo? debería estar muerto" fue lo que pensó Wendy, con un millón de dudas en la cabeza.

Ella simplemente se quedó cayada mientras su prima exigía que la liberasen e intentaba escapar. La pelirroja solo soltó algunos quejidos de dolor por la turbulencia del viaje. Hasta que llegó un pirata y las sacó a ambas de las bolsas. Las obligaron a caminar a un lugar del barco, y al frente de ellas estaba nada más y nada menos que James Garfio, más conocido como El Capitán Garfio.

---Vaya, vaya, vaya. Nos volvemos a ver, Wendy--- acarició la barbilla de la niña con el frío metal de su garfio, causándole un escalofrío a ella, pero aún se mantenía con una mirada desafiante y firme.

---¿Qué es lo que quieres?--- preguntó desafiante. Si él la había secuestrado, después de años, es porque sabía algo, y ese algo no era nada bueno.

Él simplemente río y pidió que las ataran. Rápidamente hicieron eso, Garfio las hizo arrodillarse y obligar lo que estaba pasando, estaban a punto de entrara a la segunda estrella. Alicia cerró los ojos con fuerza, tuvieron que taparle la boca para que no gritara. Wendy no tenía ninguna expresión en su cara, a pesar de que por dentro explotaba de felicidad al comprobar que nada era un sueño.

Cerró levemente los ojos cuando cruzaron la estrella, y para cuando los abrió se encontró con la maravilla que era El País de Nunca Jamás. El mar estaba igual de brillante, las montañas igual de verdes, los arcoiris aún seguían ahí, nada había cambiado luego de mucho tiempo.

Estaba conmocionada. Estaba en Nunca Jamás, volvía a Nunca Jamás... Pero no en la forma que esperaba, esto no era lo que quería e iba por mal camino si no lograba escapar de ahí con su prima, localizar el árbol tuerto y pedirle ayuda a Los Niños Perdidos.

El barco comenzó a bajar en picada, ocasionando gritos agudos de parte de las dos niñas. Hasta que sintieron un pañuelo cubrirles la boca, mientras les obligaban a morderlo.

---Atenlas--- ordenó Garfio cuando llegaron al mar ---, luego obliguenlas a caminar por la plancha. Y tapenles la cabeza--- concluyó con una sonrisa malévola.

Ambas tenían una mirada de desesperación. Wendy miraba a todos lados buscando algo que las ayudase a escapar mientras las ataban espalda con espalda, hasta que le colocaron un saco, ajustado por el cuello, en la cabeza. El terror inundó su cuerpo cuando obligaron a caminar por la larga tabla de madera, hasta llegar a la orilla de ésta.

"Por favor, que alguien aparezca y nos salve. Peter, Campanilla, los niños, alguien", pensó Wendy aterrorizada.

En un dos por tres El Cocodrilo Tick Tack ya había llegado, y nadaba al rededor de ellas, dando algunos saltos cuando estaba frente a ambas chicas para alcanzarlas. Fue en ese momento que Garfio disparó para el cielo, esperando llamar la atención de cierto adolescente que causaba demasiados problemas.

Las obligaron a dar un paso más, y otro, y otro. Hasta que apenas y podían mantener el equilibrio en la plancha, para luego empujarlas al mar, para que el cocodrilo se las comiera. Ambas hubieran gritado fuertemente de no ser por el pañuelo que les impedía hablar. Y, en tan solo dos segundos, se elevaron por los aires, sin ninguna explicación lógica. Ambas estaban confundidas, cómo las habían encontrado tan rápido. Tal vez no importaba en ese momento, puesto que los sonidos ensordecedores de los cañones no tardaron en llegar.

Pum, pum, pum, ¡PUM!

Hasta que sintieron sus pies tocar la tierra, los sonidos ya no se escuchaban, solo unas fuertes exclamaciones leganas, algo como: "¡será la próxima vez, Peter Pan!".

Sintieron un metal frío rosar sus muñecas, asustandolas un poco. Luego de unos segundos ellas y sus manos estaban liberadas. Alicia fue la primera en quitarse el saco de la cabeza, algo asustada e indignada, al mismo tiempo que sorprendida por todo lo que acaba de pasar. La rubia sacudió su bata rosada de pijama, mientras se arreglaba su clásico cintillo color negro.

Wendy también se quitó el saco de la cabeza, mientras le daba las gracias a quién sea que las haya rescatado, para luego escuchar a ese alguien exclamar su nombre con sorpresa y confusión.

---¡¿Wendy?!--- la mencionada giró bruscamente para ver quién la llamaba, para quedar atónita al ver a la persona que más había ansiando ver en los últimos dos años.

---Peter--- saludó con una sonrisa.

El mencionado le devolvió la sonrisa, un tanto confundido por lo que estaba pasando.

---Alicia--- trató de hacerse presente la rubia, ante la situación incómoda que se le estaba formando.

El chico volador la miró de arriba a abajo, para luego devolverle el saludo, con una exageradisima reverencia y un beso en la mano.

---¿Qué haces aquí?--- preguntó el chico, una vez hubiera terminado con la rubia.

---Garfio nos trajo. Estabamos tranquilas durmiendo, cuando los tripulantes de Garfio entran a mi cuarto y nos secuestran. Peter, de verdad no creo que debiste ir a nuestro rescate--- explicó Wendy pensativa, se le hacía raro que después de tanto tiempo, Garfio haya decidido secuestrarla.

Lo único que quería el jefe pirata era solo una cosa: vengarse de Peter Pan. Y Wendy sabía de ante mano que lo había intentado hacerlo debilitandolo con lo que más quería y, como fue esa táctica la que casi funciona, no era sorpresa que, una vez se le hayan acabado los planes, volviera a intentar ese, pero más arriesgado.

𝐸𝑛 𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora