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La supuesta despedida






Wendy despertó, aún sin abrir sus ojos. Su mente pensaba que todo había sido un sueño muy raro, puesto que sus sueños frecuentaban a ser de ella volviendo a Nunca Jamás. Mas, al abrir los ojos, se encontró con la guarida de Peter.

No sabía si sentirse contenta o decepcionada.

Analizó la habitación, dándose cuenta de que faltaban los niños perdidos, las hamacas rodeando toda la habitación, con unas cuantas camas normales. Ella se había dormido en una hamaca, para luego darse cuenta de que se encontraba en una cama.

Observó mejor el espacio, percatandose de que estaba en la habitación de Peter. Se abofeteó mentalmente por no darse cuenta antes, el trono tapizado con piel de alce era muy obvio, incluso más por los cuernos.

Ahora, la pregunta era: ¿cómo había llegado ahí?

La opción que ella veía más probable era que el mismo Peter la hubiera llevado para su cama, pero no habían razones, y no había probabilidades de que el caprichoso Peter Pan le cediera su cama a alguien más. Ahora, tampoco sería para dormir en la misma cama, Wendy sabía que el jóven era demasiado inocente para saber de aquello a lo que los jóvenes de su edad comienzan a interesarse, todos ahí lo eran.

Salió de la habitación, si tenía suerte, apenas y abría pasado una hora en el mundo real. Si algo era seguro, es que el tiempo no es el mismo, un día en Nunca Jamás puede equivaler una hora en el mundo real, aunque no es preciso.

Saludó cordialmente a los niños perdidos, quienes la miraron con algo de asombro, mientras que Alicia le devolvía el saludo.

Los niños sabían que era raro ver a Wendy salir de la habitación de Peter, luego de dejarla durmiendo en la de ellos, en una de las numerosas hamacas.

Ella fue directo a la habitación de los niños perdidos, buscando al pelirrojo que le había cambiado de lugar. Mas no lo encontró, desconcertada, ella salió y fue a donde Campanita.

---Oye, ¿nos podrías ayudar a Alicia y a mí a volver? Peter no está--- pidió la pelirroja, con toda la cordialidad que se le fue posible.

El hada asintió energéticamente, saliendo de su pequeña cueva.

Aún estaba oscuro, era muy temprano.

Wendy se despidió de los niños, mientras Alicia salía del lugar con ayuda de la pequeña hada.

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En la orilla de la isla, el hada las rocio con polvo de hadas, para luego irse. Wendy le dió indicaciones a su prima, de como volar y todo eso, también lo que no debía de hacer, como mojarse, ya que el polvo se iría.

---¿Podemos quedarnos en lo que amanece?--- preguntó Alicia ---, con tantas indicaciones, me da miedo volar tan oscuro.

La pelirroja suspiró ---Bien, esperaremos un rato. Voy a recorrer los alrededores, quédate aquí.

Wendy comenzó a caminar en la orilla de la playa, no habían olas en las cristalinas aguas, estaba pacífico y hermoso.

Suspiró pesadamente, sabiendo que en unos minutos dejaría ese hermoso lugar. Ese lugar que había anelado conocer durante muchos años, ese lugar que había anelado volver durante dos años. Ahora se iba, y no había tenido oportunidad de ver más allá. La primera vez solo conoció a las sirenas y un poquito más, pero no todo completo.

Le abría gustado pasar más tiempo con los niños perdidos, o con Campanilla, para así llevarse mejor. Pero, sobre todo, con Peter.

Ese chico volador que había invadido sus pensamientos y había robado sus suspiros, ese chico que había añorado tanto durante dos largos años. Antes de conocerlo, pensaba que solo sería algo como un amorío de niños, que pasaría con el tiempo, pero luego de conocerlo, supo que jamás lo olvidaría. Su personalidad llena de valentía y determinación, astucia y diversión, eso hizo que el corazón de Wendy lata de más cada vez que ella esté en sus brazos.

Y como si el universo hubiera estado escuchando sus pensamientos, una voz tan conocida para ella hizo que su respiración se detuviera durante un segundo.

---Es lindo, ¿no?

Ella volteó hacia arriba, encontrándose al chico de sus pensamientos, sentado en el aire, mirando el amanecer con ojos nostálgicos, llenos de anelo.

Sabía que se refería al fenómeno natural que ocurría frente a sus ojos. Así que asintió, sí era hermoso, en especial con los arcoiris que el lugar siempre tenía, la vista era hermosa, sin dudas.

---Un nuevo día inicia, junto con un nuevo comienzo--- Peter bajó de los cielos, parándose a un lado de ella, mirándola con una expresión que Wendy no pudo descifrar.

Y ahí estaba lo que significaba el amanecer para Peter: el inicio de una nueva etapa, una nueva oportunidad de ser mejor, de cambiar.

---No sabía que significaba eso para ti, Peter--- confesó la pelirroja, apartando la mirada del chico.

El pelirrojo la miró con lastima unos segundos antes de apartar la mirada, de vuelta al atardecer.

---Supongo que dentro de poco te vas.

---Sí, como querías.

---Yo-

Él volvió a mirarla, abrió y cerró la boca infinitas veces, buscando las palabras para expresarse. Sin embargo, al final no pudo, se despidió de Wendy y se fue de ahí volando.

La chica regresó sobre sus pasos, volviendo a dónde estaba su prima, encontrándose con la nada agradable sorpresa de que ella no estaba. Rodó los ojos, y estaba a punto de gritar el nombre de su prima, cuando sintió una enorme mano con un trapo en su boca y nariz, percibió un olor raro, y cayó dormida.

𝐸𝑛 𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora