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Un mismo deseo










Habían pasado poco más de una hora navegando a tierra firme, unas dos horas caminando por la isla en busca de ayuda. En total, llevaban tres o cuatro horas desde que escaparon del barco.

Alicia se encontraba alerta, nunca descartó la idea de que todo fuera un plan para matarla o algo ahí. Por esa razón, era ella quién llevaba la única arma que llevaban (una pequeña daga de plata), el joven no habría puesto resistencia, él entendía las razones de la catira, y no iba a replicar.

Ambos estaban cansados, tenían hambre y sueño, simplemente no podían más con su alma. A pesar de todo, siguieron con su camino, no se iban a rendir fácilmente, probablemente Garfio quería cortarles la cabeza y dársela al cocodrilo, pero ellos no se iban a dejar.

El motivo por el cual Harry había traicionado a su padre seguía siendo un misterio para la rubia, y tenía muchas ganas de saber por qué él había echo eso. La primera impresión que ella se llevó del muchacho fue que era un rufián lamembotas, pero no parecía ser así, esas últimas cuatro horas había demostrado que al menos había algo en él que valía la pena.

Su determinación no acababa, pero su cuerpo ya gritaba que parase, ya había tenido suficiente. El agotamiento físico y emocional la estaban matando, había vivido demasiado en muy poco tiempo, y necesitaba, al menos, un momento para descansar y procesar lo que pasaba, después de todo, justo cuando pensaba haber superado una cosa, llegaba otra a sorprenderla, no la dejaban descansar.

Se sentó en el suelo, recostada de un gran y grueso árbol. Jadeante, le pidió al pirata descansar, quién se lo pensó un momento antes de aceptar. Había un silencio algo incómodo, aunque si se rompía podía tornarse todo más incómodo, ninguno de los dos eran amigos, no se conocían de toda la vida, ¿cómo podrían hablar? Aún más, teniendo en cuenta la enemistad entre sus familiares, simplemente, era un momento muy incómodo.

---Entonces... Alicia ¿No?--- el azabache buscó un tema de conversación, si bien sabía que todo sería peor, era mejor que estar mirando la nada, escuchando solo jadeos y respiraciones pesadas.

Ella lo miró, analizante, por unos instantes antes de contestar. Parecía estar buscando alguna trampa en todo, algún engaño, algo que la hiciera desconfiada, pero la expresión del pirata era igual que la de ella: cansina.

---Sí--- asintió como pudo, no estaba acostumbrada a todo lo que pasaba.

Y volvió ese silencio que tanto molestaba, solo roto por algún que otro sonido de animal.

Fue ahí cuando Alicia se atrevió a preguntar:

---¿Por qué haces esto?

El azabache la miró con profundidad, con una expresión indescifrable. Ella se sintió nerviosa e intimidada, mas trató de no mostrarlo, porque, si bien su reacción era natural (el tipo era como cuatro años mayor que ella, era más alto y más fuerte. Además, está sola, fácilmente puede hacerle algo), no quería demostrar debilidad ante alguien que sigue considerando enemigo.

---Solo... Digamos que tengo mis razones--- contestó luego de un momento.

Se levantó y comenzó a caminar hacía al frente, esperando a que la rubia lo siguiera.

---¿Al menos puedo confiar en tí?--- preguntó ella, con un tono desafiante, luego de haberse levantado del suelo.

---Creeme, cariño, que no descansaré hasta ver a James Garfio muerto--- expresó con frialdad, volviéndose hacia ella.

Alicia tragó saliva, ¿qué pasaba por la cabeza de ese chico?

𝐸𝑛 𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora