Haría lo que fuera por tí, Wendy
Ella acariciaba la cabeza del pelirrojo, esperando a que despertara. Hace rato se le había pasado la comisión que verlo ahí y ahora se encontraba más tranquila.
El cabello que siempre llevaba atado y bien peinado se encontraba suelto, y le llegaba a mitad de la espalda, contrario a su prima, que no le rebasaba del pecho. Su bata de encontraba algo sucia y suponía que su rostro igual.
Cuando Peter emitió un quejido de dolor no pudo evitar soltar un suspiro de alivio. Lo ayudó a sentarse y le dió tiempo para que se estabilizara.
---¿Wendy, te encuentras bien?--- fue lo primero que preguntó el chico, escaneando a la pelirroja de arriba para abajo, buscando algún golpe, alguna cortada o cicatriz.
Nada, en ella no había nada. Estaba tan inmaculada como se puede estar en una prisión pirata.
---Deberías preocuparte por tí primero, Peter--- observó ella, sin contestar a la pregunta anterior del muchacho.
---Me importa tú.
---Y a mí tú--- respondió ella, casi de inmediato, sin pensar en sus palabras.
Al darse cuenta de lo que dijo, ella se sonrojó levemente y apartó la mirada. Ahora sentía vergüenza, ¿por qué lo dijo tan rápido? Al menos hubiera esperado unos segundos, incluso casi le corta la oración.
Peter, por otro lado, la miraba con una sonrisa traviesa, con esa corta frase se le había subido un poco el ego, y le hizo pensar que morir no sería tan malo si pasaría sus últimas horas junto con Wendy, aquella chica que lo hacía cometer aún más locuras.
---Hey, no te averguenzes, a mí me gustó--- comentó Peter, jugueteando un poco con la paciencia de la pelirroja.
---Callate, inmaduro--- replicó ella, entre un tono serío y de broma.
---Golpe bajo, querida Wendy.
Ambos rieron levemente, pero la sonrisa de Wendy fue desapareciendo poco a poco, hasta convertirse en una pequeña mueca que no pasó desapercibida para el chico volador.
---¿Qué tienes?
---Han pasado ya tres días desde que estoy encerrada, cuatro desde que llegué aquí. Estoy preocupada por Alicia y mi familia--- confesó, abrazando sus piernas y undiendo su cara entre sus rodillas.
Peter la abrazó por los hombros, tratando de darle apoyo. Wendy era una chica fuerte, con gran determinación, casi nunca se daba por vencido, pero se le era muy fácil derrumbarse al pensar que no es suficiente, que no sirve. No fue suficiente para sacarlas de ahí, menos ahora que se encontraba débil.
---Wendy, saldrás de aquí, te lo prometo--- juró el pelirrojo, muy seguro de sí mismo ---. Volverás a ver a tu familia y estarás en Londres sana y salva, junto a tu prima.
Wendy lo miró unos segundos, esa pequeña sonrisa segura le subió un poco los ánimos. Tal vez sí había escapatoria, tal vez sí volvería a ver a su familia.
---¿Y tú Peter?--- preguntó ella, mientras le devolvía el cálido abrazo al chico.
Él sonrió triste, ya sabiendo que la pelirroja no vería su cara. Él no tenía escapatoria, para cumplir su promesa debía cumplir su condena. Lo veía como un pequeño karma que estaba dispuesto a pagar, después de todo, había traicionado a un amigo hace muchos años, de la peor manera posible.
---Haría lo que fuera por tí, Wendy--- aseguró el pelirrojo.
No más traiciones, no más huidas. Era momento de madurar, afrontar las cosas y plantarle cara a sus problemas.
Como dicen: cada acción viene con su consecuencia, ya sea positiva o negativa. Él hizo algo malo, y era momento de pagarlo.
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𝐸𝑛 𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎𝑠
Fanfiction---Segunda estrella a la derecha, todo recto hacía el amanecer--- Palabras que Wendy Darling nunca olvidaría, palabras que siempre estarían en su memoria.