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El hijo de James Garfio






Despertó aturdida, sintiendo unas terribles náuseas. Aún así, su cabeza estaba apoyada en algo mayormente suave, mientras su cabeza era acariciada por las manos de su prima.

Wendy se levantó poco a poco, mientras Alicia le miraba con preocupación y la abrazaba por los hombros. La pelirroja observó a su alrededor, todo era madera, todo estaba oscuro, a excepción de los barrotes de metal que formaban una celda.

---Nos encerraron, Wendy. Traté de resistirme, pero...--- explicó la rubia, sabiendo que había sido tonto de su parte tratar de resistirse.

Y era obvio, la superaban en número y fuerza, solo hacía falta el más débil de ellos para derrotarla de inmediato. Una cosa es enfrentarse a barajas, otra muy diferente es enfrentarse a piratas.

---Tranquila, Alicia, está bien. Gracias--- le tranquilizó Wendy, mirándola comprensivamente.

Pasos resonaron por la estancia, podían calcular que un mínimo de dos personas estaban bajando las escaleras para llegar a ellas. Y fue ahí cuando apareció el temible Garfio, acompañado de un muchacho que no pasaba de dieciocho.

Era alto, con el cabello corto, negro y desordenado. Sus ojos eran negros (marrón MUY oscuro) y profundos, con un aire misterioso. Así como también era musculoso. Llevaba puesto solo una camisa blanca de mangas largas y un pantalón negro, con una gruesa cinta color rojo.

Fácilmente podría destacar en la multitud de piratas, pero no tanto como el despampanante James Garfio.

---¿Señoritas, planeaban irse tan pronto?--- una sonrisa torcida apareció en sus labios, mientras usaba un tono despreciable.

Entrelazó su garfio con uno de los barrotes de la celda, mirandolas con malicia.

---Esos no son modales--- río irónicamente. Sí, es irónico hablar de modales luego de secuestrar a dos personas ---. Déjenme presentarles a mi hijo, la última vez no tuve esa dicha, Wendy--- con su mano libre, señaló al muchacho que yacía a su lado ---. Harry Garfio.

El hombre sonrió orgulloso al mencionarlo, como si el chico hubiera echo las cosas más impresionantes del mundo. Pero Peter jamás le había mencionado ese chico a Wendy, lo cual la desconcertaba, él siempre le dijo todo, ¿no?

Lo miraron con desprecio, esperando su siguiente movimiento, con mucha cautela. Mas no hizo nada más que darse la vuelta para poder irse, pero-

Garfio se volvió hacía Wendy, tomándola de su bata azul para dormir, pegandola a los barrotes de la celda.

---Trata de hacer algo estúpido como la otra vez, o llamar a tu novio volador. Pero si lo haces, no te agradarán las consecuencias--- amenazó, escupiendo con desprecio cada maldita palabra.

Soltó a Wendy, tirandola al suelo, dándose la vuelta para, ahora sí, irse.

La chica ahogó un sollozo, no sabía qué hacer en una situación así, verdaderamente: nadie sabría. Pero ella era Wendy, una de las primeras personas en volar, una de las pocas que sigue creyendo. Ella era Wendy Darling, una chica de carácter fuerte, que no se iba a dejar pisotear.

Se levantó, y observó el lugar detenidamente, buscando algo que las pudiera ayudar a escapar. Habían sacos, palas, lámparas de aceite, botellas y palos, observó la entrada al lugar; había un gancho, donde guindaba un juego de llaves. Wendy sonrió, podía idear un plan para alcanzar el juego de llaves, aunque esté muy lejos.

---Ay, Dios, ¿ahora qué harás?--- preguntó su prima, negando con la cabeza.

---Hay que alcanzar ese juego de llaves--- la pelirroja lo señaló ---, así podremos escapar.

---Ninguna de las dos es la chica elástica, Wendy--- observó la rubia, cruzándose de brazos.

---Lo sé, pero la tripulación de Garfio fue tan descuidada como para dejar palos, palas y escobas aquí--- la pelirroja ahora señaló al fondo de la estancia, donde se encontraban esos objetos apilados en la pared, justo al lado de su celda.

Alicia, sonrió, sabiendo lo que venía.

Si bien eran solo un par de niñas contra toda una tripulación de piratas, eran muy talentosas. Alicia había sabido engañar a la Reina de Corazones, y con el tiempo se había vuelto astuta, y ni hablar de todos los desastres en los que tuvo que sobrevivir en su estadía en el País de las Maravillas. Por otro lado, Wendy había sobrevivido a esos piratas en otra ocasión, se les había enfrentado con coraje y valentía, ella tampoco era de desviarse de sus planes, y cuando lo hacía, se adaptaba fácilmente al entorno. Si querían salir con vida, solo tendrían que usar el momento a su favor.

𝐸𝑛 𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora